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San Nicolás de los Arroyos
jueves, octubre 31, 2024
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Edición N°

UN INTERCAMBIO SOLIDARIO GENERADO A FUERZA DE ILUSIÓN Y VALOR SOCIAL

CLUB DEL TRUEQUE

“Fue un buen intento, más allá de los resultados, pensamos que fue una alterativa a quedarse sentado viendo por televisión como se derrumbaba el país”, evaluaron Alma y Ariel, dos de los cientos de nicoleños que allá por los años 2000 se sumaron a participar del Club del Trueque, como una de las pocas alternativas posibles en ese momento para salir a flote, mientras el panorama nacional no ofrecía un horizonte claro.

“A través de fomentar comportamientos cooperativos y solidarios, y reforzar el vínculo social se tenía la esperanza de encontrar una forma de paliar las grandes necesidades que enfrentaba la gente, que ni el mercado ni el Estado podían resolver”. WEB

Ma. Laura González Olalde
[email protected]

En tiempos difíciles, como los que atravesó nuestro país con la crisis de 2001, es cuando más se suelen observar a la distancia las fortalezas de una sociedad y la solidaridad entre ciudadanos de a pie que, sin contar con un rumbo político/económico/social alentador, eligieron hacer en lugar de ceder.

Un ejemplo de ello fue el Club del Trueque, esa figura que resonó fuerte durante aquellos años y de la que muchas familias nicoleñas agradecemos haber sido parte. Además del intercambio incalculable de bienes y servicios, permitió un ida y vuelta de esperanza, generosidad y coraje que en esos tiempos valieron más que lo netamente económico, para un pueblo que debía salir adelante como fuere.

Alma y Ariel, son dos de los cientos de nicoleños que participaron del Club del Trueque, que generosamente recordaron su aparición en nuestra ciudad y lo compartieron con este medio.



“Todo comenzó a fines del 2000 cuando un grupo reducido de personas empezó a buscar información sobre lo que estaba ocurriendo en Buenos Aires con los Clubes de Trueque. En reuniones informales en casa de algunos de estos integrantes se decidió comenzar un Club del Trueque en San Nicolás. A través de mails nos comunicamos con algunos de los organizadores del Club en Buenos Aires. En particular entablamos comunicación con Heloisa Primavera -reconocida Socióloga, creadora del Grupo de Trabajo Sobre Monedas Sociales, que trabajó con Paulo Freyre y con Alberto Maturana-. Ella nos facilitó material teórico y  consejos prácticos para que se pueda iniciar un club local adherido al Club de Trueque de Buenos Aires conocido como el Arbolito”, relataron.

Barrio Güemes: primer nodo

Los entrevistados señalaron que el primer nodo comenzó a funcionar en el Salón Comunitario de Barrio Güemes. “Las reuniones tenían una dinámica que se respetaba en cada encuentro. Los primeros 20 minutos, sentados en ronda se leía un texto relativo a la cultura solidaria, luego se debatía en asamblea los pasos a seguir en la construcción del club. Posteriormente, cada integrante armaba su puesto y comenzaba la feria, donde cada participante trocaba según sus necesidades y lo que tenía para ofrecer”, detallaron. 



La situación social que atravesaba nuestra ciudad era más que compleja. “La idea subyacente era poder crear una forma de economía alternativa complementaria de la economía formal, que por esa época atravesaba por una profunda crisis. Se acercaba el fin de la convertibilidad que culminaría con el estallido social de diciembre de 2001. La situación económica era crítica en amplios sectores de la ciudad, la desocupación y la precarización laboral afectaba a mucha gente. Esta fue una de las causas que impulsó al primer grupo a comenzar con el club”, comentaron.

Atentos a la heterogeneidad de las realidades que atravesaba cada familia, se buscaba juntar a la gente para que pudiera encontrar una manera de resolver sus problemas por sí mismos: “A través de fomentar comportamientos cooperativos y solidarios, y reforzar el vínculo social se tenía la esperanza de encontrar una forma de paliar las grandes necesidades que enfrentaba la gente, que ni el mercado ni el Estado podían resolver”.



Moneda propia: el Arbolito

Con el correr del tiempo más gente comenzó a asistir al Club del Trueque, impulsada por el agravamiento de la situación económica imperante. Para facilitar los intercambios se creó una “moneda” denominada “El Arbolito”. “Esta moneda era la única que se debía usar para los intercambios, y para el intercambio de servicios se permitía pagar con un pequeño porcentaje de pesos, pero la mayor parte debía ser con bonos de trueque. Aunque, a la larga, este sistema de bonos de trueque sería lo que llevara al fracaso de los clubes de trueque”, analizaron.

Para facilitar los intercambios se creó una “moneda” denominada “El Arbolito”. EL NORTE

En las ferias se ofrecía lo que cada integrante podía producir, no se permitía ofrecer cosas elaboradas por otros o industriales. Al principio se trataba de comidas o materias primas  (verduras, frutas, plantas), luego empezaron a ofrecerse servicios.



Pasado el tiempo y transitado el camino, Alma y Ariel coincidieron: “A medida que los clubes fueron haciéndose masivos, estas pautas fueron difíciles de controlar y el sistema empezó a desbarrancarse. En un principio el Club sirvió no sólo como solución material de los problemas si no también como un ámbito de contención y de vínculo. Luego con la afluencia masiva de gente eso se fue perdiendo. A veinte años de esa experiencia creemos que fue un buen intento, mas allá de los resultados, pensamos que fue una alterativa a quedarse sentado viendo por televisión como se derrumbaba el país”.

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