La ciudad neuquina es un paraíso escondido en la montaña de singular belleza y que mezcla perfecta de naturaleza, deporte y turismo de aventura.
Neuquén es una de las provincias más destacadas de la Patagonia, ya sea por sus majestuosos paisajes, su ruta del vino o sus pintorescas villas, ideales para recorrer en familia, practicar deportes, pescar o tomar unas vacaciones en completo relax. Y en ese contexto mágico, Villa Traful es un buen ejemplo de la fuerte identidad cordillerana que se respira por estas latitudes.
Villa Traful, fundada en la década del 30, es una de esas localidades que supo mantenerse intacta, haciéndole frente al paso del tiempo con sus calles de tierra y exceso de tranquilidad. Ubicada en la costa sur del lago del mismo nombre, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi y con 740 habitantes, es un lugar que le otorga al turista todo lo que necesita, pero sin “demasiadas luces” que lo atosiguen.
Además del Bosque Sumergido, otro imán para el turismo es el producto de pesca “Salmón de Traful”, algo que distingue al pueblo de otros de las mismas características paisajísticas de la zona. También se pueden hacer reparadoras cabalgatas y avistajes de cauquenes, carpinteros gigantes y cóndores.
El Bosque Sumergido, es un atractivo natural producido por el desplazamiento de las placas tectónicas que provocaron el desmoronamiento de una parte de la ladera boscosa en el fondo del lago. Allí se encuentran sumergidos ejemplares de hasta 30 metros de altura de cipreses que permanecen de pie y no se descomponen debido al frío las aguas, como ocurre con la turba. El bosque se encuentra en la costa norte del Lago Traful y se lo puede observar tanto desde la superficie, en paseos embarcados, gracias a la transparencia del agua, como en excursiones de buceo con guías locales.
Si la idea es caminar y escalar, el Cerro Negro y Monje es la meta, con tres horas de caminata por bosques, ñires arrasados y desierto, hasta alcanzar los 2.000 metros sobre el nivel del mar. En Villa Traful también hay una importante concentración de pinturas rupestres, cercanas al arroyo Verde, y cascadas, como la Coa Co y la Co Lemu, de aguas tan frías como transparentes.