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jueves, octubre 10, 2024
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Eugenia Romero, la pintora que plasma en arte lugares y escenas cotidianas de San Nicolás

Es una ingeniera metalúrgica de 43 años que comenzó a dedicarse a la pintura en 2019. Aunque siempre amó el dibujo, su profesión ocupó gran parte de su vida hasta que decidió dedicarlo algo de su tiempo también a su pasión artística. Hoy, las acuarelas ganan protagonismo en su vida como pintora, y Eugenia Romero retrata lugares icónicos de su ciudad natal, inspirada por escenas cotidianas. Además, enseña acuarela en talleres locales y es miembro del grupo Rosario Sketchers, con quienes participa en muestras colectivas.

Noticia escrita por Valentín Cúneo
Eugenia Romero junto a sus dibujos en una exposición.

Valentín Cúneo
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Talentos de la ciudad que a veces pasan desapercibidos, frecuentemente son descubiertos de manera casual. Con dibujos que despertaron la creciente curiosidad del público, fue ganando relevancia en grupos de Facebook. Eugenia Beatriz Romero es ingeniera metalúrgica. Tiene 43 años y en 2019 decidió dar un giro inesperado a su vida profesional, cuando decidió convertirse en pintora con acuarelas.

Si bien su carrera en la ingeniería la llevó a estudiar física, química y matemáticas, su amor por el dibujo siempre estuvo presente desde la infancia, cuando intentaba imitar a su madre dibujando rostros y personajes. “Siempre me sentí atraída al dibujo, desde muy chiquita”, recuerda.

Romero empezó como autodidacta, experimentando con historietas y personajes de dibujos animados en su adolescencia. A lo largo de los años, fue perfeccionando su técnica, aunque nunca recibió formación formal en pintura, más allá de un taller de historietas y las clases de dibujo técnico en la Facultad. En los últimos años, su dedicación a la acuarela la llevó a obtener varios premios, que ella ve como una confirmación de estar en el camino correcto. “Significa que cada vez me voy superando”, comenta con orgullo.

Lo que comenzó como un hobbie se transformó en algo más serio. Romero tomó la decisión de reducir su tiempo en la ingeniería para dedicarse más a la pintura. “Decidí cambiar mi trabajo para tener más tiempo para pintar y poder hacerlo de una forma más profesional y seria”, confiesa. Hoy, aunque la pintura no ocupa el 100% de su tiempo laboral, es una parte fundamental de su vida.

Inspiración local

Su pasión por retratar su ciudad natal, San Nicolás de los Arroyos, también ha tomado protagonismo en su obra. Luego de una primera muestra individual con paisajes de distintas partes del país, decidió enfocarse en lugares icónicos de su ciudad. “Quise rescatar la belleza de algunos lugares de San Nicolás que estamos muy acostumbrados a ver en nuestro día a día”, explica. Lugares como el Teatro y tiendas de amplia trayectoria de la ciudad, son ejemplos de esos sitios que capturan su atención, ya sea por un vínculo emocional o por ser representativos de nuestro lugar común.

Romero encuentra inspiración en los momentos cotidianos. A veces, al caminar por la ciudad, una escena particular la impulsa a capturarla en una fotografía, que luego utiliza como referencia para sus acuarelas. “Busco representar la realidad del lugar y tratar de transmitir las sensaciones que tuve en el momento”, detalla sobre su proceso creativo.

A su vez, teniendo en cuenta que descubrió su talento en la adultez, deja un mensaje para aquellas personas que aún no lograron encontrar eso que los hace especiales, indiferentemente del ámbito en el que se desenvuelvan: “Nunca lo dejen de buscar, nunca es tarde para empezar. Aquello que de niños nos atraía y nos fascinaba a veces se adormece en la adultez, pero ese latido genuino tarde o temprano vuelve a emerger y es bueno hacer un silencio interior para lograr escucharlo”.

Su camino

El aprendizaje constante fue la clave en su evolución como artista. Influenciada por Goyo Barja, con quien comenzó a estudiar antes de la pandemia, Romero se sumergió en el mundo de las clases online. Durante el período entre 2020 y 2022, llegó a tomar hasta cuatro clases de acuarela por semana con distintos profesores, lo que le permitió avanzar rápidamente en su técnica.

El año pasado, Romero dio un nuevo paso en su carrera artística: se animó a enseñar. Comenzó a dictar talleres en la Biblioteca Aguiar, donde comparte sus conocimientos sobre acuarela los lunes de 17:00 a 19:00 y los martes de 9:30 a 11:30. “Enseñar lo que ya sé, también es una forma de aprender”, afirma. Para ella, enseñar es una oportunidad de entender el arte en su totalidad, ya que debe ser capaz de explicarlo y transmitirlo.

Grupos

Además de su labor como docente, Romero es miembro del grupo Rosario Sketchers, un colectivo de “croquiseros urbanos” que se reúne todos los sábados en Rosario para dibujar en distintos lugares. “Formar parte de ese grupo me enriquece mucho, como artista y como persona”, asegura. En mayo de este año, el grupo visitó San Nicolás, lo que permitió a Romero plasmar aún más rincones de su ciudad en sus obras. Gracias a esta experiencia, también participó por primera vez en una muestra colectiva, compartiendo sus dibujos junto a otros artistas del grupo.

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