El doctor Fabio Monserrat es médico y Coronel del ejército. Creció en la ciudad de Ramallo y gran parte de sus afectos se encuentran en el pago chico. Cada palabra denota eso. En sus palabras se puede notar la muestra de esa humanidad y preocupación por el prójimo de este hombre que se casó muy joven, tiene cinco hijos y la tarea inmensa de estar al frente de un hospital de campaña.
En la semana se conoció que fue nombrado Director del Hospital Militar de Campo de Mayo. El jueves en la sesión del concejo deliberante fue aprobado por unanimidad nombrarlo ciudadano ilustre.
“Es un gran honor, fui nombrado como Director Médico del Hospital Militar, se produjo el nombramiento gracias al Ministerio de Defensa y la Dirección General de salud, a través del general Agustín Cejas que es el jefe del estado Mayor y del Ministro de Defensa Agustín Rossi” comenzó diciendo.
“Comencé a trabajar con el hospital reubicable de Campo de Mayo, es el hospital 101, dándole asistencia a las personas que no tienen COVID, la función es para personas que no tiene COVID y el hospital militar pasó a dar respuesta a las personas que tienen COVID. Nosotros le damos la posibilidad que la gente no ingrese al hospital y evite el contagio” explicó.
“Si yo hubiese pensando que iba pasar…nadie pensaba o imaginaba como iba a ser esto, hemos sufrido los embates y la Argentina es uno de los 10 países más afectados. Por eso estamos viviendo una segunda ola de manera muy diferente a lo que fue la primera vez. Yo hago terapia intensiva, no miro redes ni medios de comunicación” dijo dejando en claro que ve la realidad, ni más ni menos.
Fabio Monserrat ingresó al Ejército en 1990, y su currículum es vasto: es médico Emergentólogo, Docente en la Universidad de Buenos Aires y Director de la carrera de Medicina Crítica, además de cardiólogo. Casado y padre de cuatro hijos, es instructor de judo y nadador de aguas abiertas: “Suelo nadar 12 kilómetros”, cuenta al pasar.
Además en algún momento de su vida estuvo sirviendo a la patria en la base Marambio de la Antártida Argentina. “Pasaron tantos años fue en el 2002” recuerda.
“El año pasado era incierto si cada uno pensamos que vacunando podemos salvarnos y salvar a otros es necesario hacerlo. Lo que el mundo necesita es que la gente se vacune. Básicamente la gente piensa que no es así. La diferencia entre la vacuna es el nombre y el apellido pero todas tienen el mismo fin. La vacuna nos va a vacunar con mayor o menor eficacia pero nos va a ayudar” manifestó
“Se me han muerto un montón de personas, la última fue una nena de 22 años. Sin comoborbilidades, lo que gente tiene que entender que la única salida es vacunarse. No hay otra salida que la vacuna. Están llegando vacunas. Tendrían que haber llegado más vacunas, no llegaron como debían haber estado llegando. Convengamos que esto se ha politizado y partidizado y la gente pierde la credibilidad de la vacunación. Parece que somos un River y un Boca, que la gente se olvide de eso. La gente se debe vacunar” reiteró.
Su vida
“Mi vida fue un poco loco, cuando salimos de la secundaria yo no sabía bien que estudiar, no me gusta la matemática de Pastorino, la de Massot, no me gustaba la contabilidad, no era que no me gustaran los profesores, no me gustaban las materias, me gustaba la biología entonces encaré para el lado de la medicina. Muchos de mis compañeros se fueron para Rosario y yo me fui para Buenos Aires, cuando terminé ahí me volví para Ramallo porque a mi viejo lo habían operado y me puse con el reparto de fideos y me fui a repartir fideos a San Nicolás” recordó –en una entrevista brindada en el inicio de la pandemia– de aquellos años de escuela secundaria y el posterior paso por la universidad.
“Se abrió la residencia de terapia intensiva del hospital militar y fui a ahí como inicie mi carrera, primero al servicio de cirugía vascular y después a terapia intensiva, en realidad es medicina critica y actualmente estoy como director de la carrera especialista de medicina critica y terapia intensiva en la UBA (Universidad de Buenos Aires) y además soy cardiólogo, hay gente de Ramallo que hizo la residencia conmigo” contó.
La vida de Fabio Monserrat desde el ingreso al hospital militar continuó con el ejercicio de la medicina “dije bueno listo, me ofrecían un departamento, me daban un estacionamiento, los tenías a Juan y María. Me casé muy joven con una chica de Ramallo, Rosita, la familia Balcaza y nos casamos muy joven lo tuvo a Juan Manuel cuando ella tenía 16, cuando me recibí tenía 23 años. Ella me acompañó en todo hasta cuando nos fuimos a la Antártida y después me quedé en el ejército”.
“Seguí en el ejercito, me quede, me empezó a gustar toda la parte humanitaria, me gustó, yo hago terapia intensiva pero termine haciendo ayuda humanitaria, yo soy el jefe evacuación aérea del ejército argentino, voy a todos los lugares del país sacando y trayendo gente y depositándolo en un lugar adecuado… en esas cosas tengo el corazón de mi vieja y mi hermano, de tal palo tal astilla. Yo en el club náutico represento a la ONG UPVA (Unidos por la Vida y el Medio Ambiente). Yo no le doy importancia a la parte económica, si le doy importancia a los derechos de las personas. Me gusta lo que hace mi hermano con la naturaleza y como lo hizo mi mamá con los docentes” expresó este ramallense que hace historia y que su humanidad es un canto a la vida.