La compañía le comunicó a la UOM villense que de acá a fin de año la fábrica permanecerá cerrada entre 120 y 135 días. Esto es consecuencia del desplome de la obra pública y la inversión privada. “Por cómo vienen las cosas, lamentablemente creo que tenemos que prepararnos para un conflicto como el de 1991″, sostuvo el dirigente metalúrgico Pablo González.
De la redacción de EL NORTE
[email protected]
Las operaciones están paralizadas en distintas áreas de la planta que la empresa Acindar tiene en Villa Constitución. El parate había sido anunciado, en principio, por tres semanas. E incluye suspensiones de personal.
Aunque lo peor no pasó. La compañía controlada por el Grupo ArcelorMittal le comunicó a la UOM villense que de acá a fin de año la fábrica permanecerá cerrada entre 120 y 135 días. Esto es, durante cuatro de los próximos seis meses que le quedan al 2024. En este contexto, hay miles de operarios suspendidos, retiros voluntarios abiertos y la amenaza latente sobre la continuidad laboral de un gran número de trabajadores.
“Nos plantearon un esquema de trabajo de dos meses para los próximos seis”, explica Pablo ‘Piparra’ González, secretario general de la UOM Villa Constitución. En junio y julio los trabajadores suspendidos recibirán el 83 por ciento del sueldo de bolsillo. En agosto será el 80 por ciento y desde septiembre hasta fin de año, el 75 por ciento, excepto en los períodos en que reabra la fábrica.
El escenario se explica a partir del desplome estrepitoso de la demanda producto de la suspensión de la obra pública y, en segundo orden, por el hundimiento de la inversión privada.
“Hace veinte años que trabajo en la fábrica y nunca hubo un nivel de producción tan bajo. Por cómo vienen las cosas, lamentablemente creo que tenemos que prepararnos para un conflicto como el de 1991”, sostuvo González. El conflicto de 1991 estuvo marcado por la intensidad de la confrontación con la empresa, a lo largo de tres meses.
“Creo que vamos en camino a repetir la historia. Acá hemos perdido la batalla cultural. Hay mucha gente que está más enojada con el sindicato porque no cedemos en la paritaria que con la empresa o con el Gobierno nacional. En Acindar y entre los contratistas la mayoría votó a Javier Milei y lo siguen bancando. Dicen que lo que nos pasa es por culpa de los desmanejos del gobierno anterior”, señaló González.
En Acindar hay operarios suspendidos, retiros voluntarios abiertos y la amenaza latente sobre la continuidad laboral de un gran número de trabajadores. En la vecina ciudad también hay conflicto con Tenaris Siat, del grupo Techint.
Imposible competir
La principal producción de Acindar es para abastecer al sector de la construcción. Otra rama importante es la producción de alambre para el campo y para el sector minero. La empresa aduce que además de la recesión en Argentina, el negocio se complica por la entrada cada vez más importante de productos desde China en países de la región, lo cual achica los volúmenes de exportación de la firma a Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Con relación a la competencia china, Abel Furlán, secretario general de la UOM a nivel nacional, advierte que las empresas que operan en Argentina hacen uso y abuso de su posición dominante, con precios de las materias primas (insumos difundidos como el acero o la chapa) muy superiores a los internacionales. “Si bien es cierto que en los últimos tiempos bajaron un poco los valores, hasta noviembre Techint cobraba 1,5 dólares el kilo de chapa, contra 1 dólar en Brasil, 90 centavos en Europa y 50 centavos en China”, apuntó.
También Tenaris Siat
En Villa constitución también hay conflicto con Tenaris Siat, la fábrica del grupo Techint que elabora tubos en frío para la minería y los hidrocarburos, la cual emplea a 150 trabajadores y frenó la producción hace dos semanas.
Tanto en Acindar como en la empresa de Techint hay retiros voluntarios abiertos, a los cuales ya adhirieron unos 40 trabajadores en el primer caso y 15 en el segundo. En ambas compañías advierten a los operarios que la sanción de la Ley Bases abaratará los costos de despido, para persuadirlos a sumarse a los planes de retiro que supuestamente serían más convenientes.
González afirma que las empresas no se quejan del abandono del Gobierno a la actividad productiva porque están esperando la aprobación de aquella ley, no solo para abaratar costos laborales, sino especialmente por los beneficios extraordinarios que les otorgará el nuevo régimen de promoción de inversiones (RIGI). “Son empresas muy grandes. Tienen espalda para aguantar, pero descargan la crisis sobre los trabajadores”, protestó.