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sábado, diciembre 14, 2024
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Caso Espíndola: una historia de terror que busca un final reparador

Cintia Espíndola emprendió en 2019 un sinuoso camino. Denunció a su tío, el sindicalista camionero y ex concejal Fernando Espíndola, por abuso sexual reiterado. Los aberrantes hechos habrían ocurrido cuando la víctima tenía entre 7 y 13 años. Ahora, en un juicio por la verdad espera encontrar justicia

De la redacción de EL NORTE
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Cintia Espíndola decidió recorrer un largo y dificultoso camino para lograr justicia. En 2019, ya adulta, tomó la determinación de denunciar y hacer público el tormento vivido en su infancia. La vergüenza, el miedo y una cadena de silencios cómplices parecían haberla condenado a callar el horror vivido durante su niñez. Conforme a lo que ella misma relata, un día ese silencio se quebró y pudo hablar, pudo gritar y denunciar. “Me fui muchos años de San Pedro, donde pasé mi infancia, después volví y un día lo vi parado con la camioneta frente a mi casa, lo vi reírse, fue un cimbronazo. Yo había bloqueado todo y de pronto los recuerdos me cayeron como un rayo. Sentí que estaba frente al mismo diablo. Pero esta vez no sentí miedo, sentí un odio profundo” Relató Cintia. “Pero recién me animé a denunciar cuando supe que iba a asumir como concejal, no podía creer que un hombre como él pudiera representar al pueblo, tenían que saber que siempre abusó de su poder y que no tenía moral. Se aprovechó de nosotros, de mí y de mis hermanos porque estábamos solos, desamparados. En ese momento hablé con ellos y juntos decidimos denunciar. Nuestra madre nos había abandonado. Cuando yo tenía 3 años quedamos a cargo de mi abuela, su mamá, fuimos a vivir a su casa. Ella también era violenta, creo que sabía lo que pasaba, me maltrataba mucho, recuerdo que me hacía poner de rodillas mirando la pared, tenía que pedir perdón, me arrancaba el pelo. Creo que odiaba a mi madre y se descargaba conmigo. El único que me demostró amor fue mi abuelo él le pedía que no me pegara más le decía que me iba a matar” Recuerda Cintia. “Pero lo peor vino después, empezaron los abusos. A partir de los 7 años este hombre, Fernando Espíndola, me quebró por completo la infancia, me agredía sexualmente y después ponía monedas debajo de mi almohada. De grande me di cuenta de que era como un doble ultraje. Le tenía terror. Primero empezó con caricias que en mi inocencia confundí con muestras de afecto, después vinieron las pesadillas. Criaba arañas debajo de la tierra, de las grandes y me asustaba con eso”. Explicó la mujer. “Mis hermanos también fueron violentados, maltratados y abusados. Uno de ellos, no pudo sobreponerse y hace ya 16 años se quitó la vida” Recordó Cintia.

“El dolor no termina”

El proceso de construcción de la autoestima no es fácil de empezar a transitar. “No sé de dónde saco la fuerza, creo que mi hermano fallecido me ayuda a poner en palabras esta monstruosidad. Yo no puedo mirarme al espejo, me veo y siento vergüenza, aunque quien debería sentirla es él. A veces parece que mi cabeza no resiste más, los recuerdos me torturan al acostarme, al levantarme, quiero paz, necesito justicia. En mi infancia no hubo juegos, no hubo amor adolescente, me privaron de un crecimiento normal. Y el dolor no se termina”.

Cintia Espíndola logró presentar la denuncia contra su tío el sindicalista camionero y ex concejal Fernando Espíndola en 2019. La causa por abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal reiterado y agravado por el vínculo fue elevada a juicio y apelada por la defensa con el argumento de la prescripción por el paso del tiempo. La Cámara hizo lugar porque entendió que así lo establece la ley, pero recomendó la realización de un juicio por la verdad. La víctima se constituyó en particular damnificado y a través de su representante legal junto al fiscal impulsaron el novedoso debate. La jueza de garantías María Eugenia Maiztegui admitió el pedido y ahora solo resta fijar la fecha para el enjuiciamiento.

“Estoy muy agradecida al abogado Agustín Tanús por acompañarme en estos momentos tan duros y a la justicia nicoleña por permitirnos hablar, que todos sepan lo que este hombre nos hizo, que robó mi infancia, mi adolescencia, condicionó el desarrollo de mi vida. Creo que esto va a traer un poco de paz para mí, para mis hermanos y para todas las víctimas de abuso. A las que les pido que luchemos para que nos escuchen. Hay que gritar, antes no pudimos hablar pero ahora podemos gritar, todo tiene que salir, estas aberraciones tienen que salir a la luz porque estas cosas no pueden seguir pasando. Cuando hay abuso no hay mente sana. Tenemos que gritar. A los chicos no se los toca. Pido justicia y paz para todas las víctimas de abuso”. Concluyó Cintia Espíndola.

Este juicio será innovador para el Departamento Judicial de San Nicolas y uno de los primeros en el país. A comienzos de marzo de este año, el Juzgado de Garantías N° 8 de Lomas de Zamora, responsabilizó a un hombre por los abusos sexuales gravemente ultrajantes cometidos hace más de 20 años contra su nieta, durante un juicio por la verdad. Esta decisión se convirtió en la primera resolución firme en el país para una causa prescripta de este tipo de delito. En su resolución, además, el juez responsabilizó al Estado nacional por “la omisión del cumplimiento de las obligaciones asumidas respecto de la prevención, investigación y sanción de delitos sexuales contra niñas, niños y adolescentes”. En caso de que los imputados sean encontrados culpables no se les podrá imponer pena, pero el desarrollo del juicio otorga el derecho a las víctimas para que se conozcan los hechos, y a ser resarcidos pública y moralmente.

Fernando Espíndola cumple arresto domiciliario acusado junto a Maximiliano Cabaleyro, también dirigente del sindicato de camioneros, por Extorsión y Turbación de la posesión durante el bloqueo a la planta de Rey Distribución en la que también se investigó el pago de coimas.

Cintia tiene algo más de 40 años, pero en sus ojos se refleja el dolor viejo de las personas que parecen haber vuelto del infierno. Es una mujer rota que busca encontrar y recomponer sus pedazos para -como ella dice- “Empezar a vivir”.