Los padres de un adolescente de Michigan que disparó y mató a cuatro compañeros de clase fueron condenados este martes a penas de entre 10 y 15 años de prisión cada uno, después de que un jurado los declarara culpables de homicidio involuntario
Sentenciaron a Jennifer y James Crumbley, padres de Ethan Crumbley, después de que varios padres de las víctimas hicieran emotivas declaraciones en una sala del tribunal del condado de Oakland, en Pontiac, Michigan.
“No sólo su hijo mató a mi hija, sino que ustedes dos también lo hicieron”, dijo al tribunal Nicole Beausoleil, madre de Madisyn Baldwin, de 17 años, mientras lloraba. James Crumbley permanecía impasible mientras su esposa, Jennifer, agachaba la cabeza.
Su hijo tenía 15 años cuando se produjo el tiroteo en el instituto de Oxford en 2021, en el que murieron cuatro estudiantes y otros seis y un profesor resultaron heridos. Ethan se declaró culpable al año siguiente de cuatro cargos de asesinato en primer grado y otros cargos, y lo condenaron a cadena perpetua sin libertad condicional en diciembre.
En declaraciones ante el tribunal antes de la sentencia, Jennifer Crumbley, de 46 años, expresó su “más profundo dolor” y dijo que no sospechaba que su hijo fuera capaz de matar.
“Mi marido y yo solíamos decir que teníamos el hijo perfecto. Yo lo creía de verdad”, dijo. “No tenía ninguna razón para hacer algo diferente. Esto no es algo que previera”.
“Estaré en mi propia prisión interna el resto de mi vida”, dijo, nombrando varias veces a las víctimas de su hijo. “Si hay algo que el público en general puede sacar de esto, es que también te puede pasar a ti”.
Dirigiéndose al tribunal, su marido, de 47 años, dijo: “Lamento su pérdida como consecuencia de lo que hizo mi hijo. Mi corazón se vuelca con cada uno de ustedes”.
Al dictar las sentencias, la juez Cheryl Matthews dijo que las condenas no se debían a una mala crianza de los hijos. Aseguró que James Crumbley era responsable del “acceso sin restricciones” de su hijo al arma homicida y que Jennifer Crumbley glorificaba las armas.
Los fiscales en los juicios de ambos Crumbleys dijeron que los padres fueron penalmente negligentes por dar a su hijo una pistola semiautomática de 9 mm como regalo de Navidad y por ignorar los indicios de que su salud mental se había deteriorado y de que era potencialmente violento.