Juan Woldryk fue visto por última vez el 30 de marzo de 2022 en un campo de Bolívar donde trabajaba. Tres días después los investigadores allanaron un pabellón de la UP3 tras descubrir que el joven desaparecido estaba siendo extorsionado por internos del penal nicoleño. A dos años del hecho, el hombre continúa desaparecido.
De la redacción de EL NORTE
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Se cumplieron dos años desde que la Justicia ordenara requisar el pabellón 4 de la Unidad Penal Nº 3 en busca de indicios que permitieran desentrañar el misterio tras la desaparición de un peón rural ocurrida en la localidad de Bolívar. Juan Woldryk, de 30 años, oriundo de General Alvear, fue visto por última vez en su lugar de trabajo el 30 de marzo, poco antes de las 3 de la tarde, en el establecimiento “El Rincón”. La investigación, que se inició como una averiguación de paradero más, comenzó a develar una oscura trama de extorsión donde estaban involucradas al menos dos personas, entre ellas, un presidiario que purgaba una pesada condena en San Nicolás.
La UFI Nº 15 de Bolívar a cargo de la fiscal Julia María Sebastián descubrió las maniobras extorsivas a través de las pericias telefónicas que llevaron el 2 de abril de 2022 a realizar los allanamientos con los que comprobaron que Juan Woldryk desapareció tras ser víctima de coacciones virtuales, encuadradas bajo la figura de “sextorsión”. Luego de efectuar requisas en celdas de la cárcel y en domicilios de San Pedro y Gobernador Castro, la fiscalía puso bajo la lupa a dos hombres: un comisionista sampedrino y Luis Miguel “Tomi” Galeano, alojado en la UP3. Los investigadores comprobaron que Galeano se hizo pasar por un fiscal y que amenazó a Woldryk con que si no le pagaba cierta cantidad de dinero, lo iba a detener haciéndole creer que ciertas conversaciones íntimas de contenido sexual que la víctima habría mantenido con una desconocida habrían sido hechas en realidad con una persona menor de edad.
Los investigadores pudieron comprobar que Woldryk antes de desaparecer realizó dos pagos. Uno de ellos mediante una transferencia a una cuenta bancaria a través de un tercero y otro desde un local de Bolívar donde funciona un canal de cobranza extrabancario. Luego de lo cual Galeano siguió hostigándolo exigiendo dinero hasta su desaparición.
El acusado
Luis Miguel “Tomi” Galeano, en ese momento de 36 años, oriundo de San Pedro, cumplía una condena a 9 años de prisión acusado de balear a una mujer mayor durante un robo cometido en inmediaciones de la planta Arcor en San Pedro. Había sido capturado durante un operativo realizado en la localidad de Río Tala cuando se encontraba escondido en una precaria casilla ubicada en los terrenos del ferrocarril. Desde entonces Galeano estaba alojado en la UP3. Desde allí el sujeto se habría contactado con Juan Woldryk con identidad falsa y lo extorsionó manifestando ser un funcionario del Poder Judicial.
Las sospechas tomaron cuerpo luego de que la Justicia allanara una casa de San Pedro, otra de Gobernador Castro y la celda que ocupaba Galeano en la UP3, donde entre otras cosas, secuestraron chips de líneas telefónicas. Las pericias establecieron coincidencias con las comunicaciones que Woldryck había tenido desde su teléfono. Además, en la casa de Gobernador Castro, donde vive la familia del imputado, se encontraron comprobantes de transferencias bancarias efectuadas por la víctima. El ardid comenzó a descubrirse cuando, entre las pertenencias que dejó Woldryck en su casa de la zona rural de General Alvear, se halló anotado un número telefónico identificado como “fiscal” que en realidad correspondía al detenido Galeano. Reunidas las pruebas el Juzgado de Garantías, con asiento en el Departamento Judicial de Azul, decidió imputarlo en una causa por extorsión luego del hallazgo de pruebas contundentes en su contra.
La principal hipótesis es que Woldryk habría dejado el lugar agobiado por las extorsiones. En su perfil de Facebook, además de aparecer un mensaje amenazante, otro usuario había publicado una conversación íntima de él con una mujer, que según el engaño era menor de edad, con un mensaje contundente que le ordenaba comunicarse o su situación iba a ser cada vez peor. Conforme a lo trascendido, dos días antes de desaparecer habría vendido su auto y pedido dinero prestado para transferirlo a la cuenta de un comisionista sampedrino para que éste se lo entregara a Galeano.
Las estrategias de búsqueda de Juan Woldryk desde entonces se multiplicaron por tierra, aire y agua. Desde el Ministerio de Seguridad provincial ofrecieron una importante recompensa para encontrarlo, pero hasta el momento, pasados dos años, la suerte corrida por Juan Woldryk sigue siendo un misterio.