Nación y Mitre son los símbolos de la historia de San Nicolás, el centro vanguardista nicoleño, lugar de paso obligado de los ciudadanos, que hoy en día se reconstruye para escribir su propia historia, marcar nuevos rumbos y dejar otras huellas en la memoria colectiva.
De la redacción de El Norte
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Nación en 1972, era la modernidad de locales comerciales con carteles llamativos convocando al consumo, a lo nuevo, a la vanguardia. Era el paseo obligado de los domingos, la famosa vuelta del perro que no se pierde, las vidrieras nicoleñas que hoy en día siguen siendo importantes en el ADN de una ciudad que se reconstruye y crece pero que en el fondo mantiene costumbres únicas y a veces inentendibles para el de afuera. Casa Dover, Rimer, Casa Bambi y la heladería Italia, como símbolos de una era, de un viaje de un recuerdo que el tiempo confunde.
Mitre compitiendo con Nación, con tiendas y comercios que también simbolizaban otra forma de entender la vida, ajenos a los convulsionados setenta, viviendo la vida como cada generación solo podía entenderla, con la Tienda La Favorita, Bonafide, Etam y varias más. Hoy los murales gigantes se yerguen en la altura de los edificios y la ciudad camina al rio, lo recupera, lo abraza y como al hijo prodigo le da un lugar de privilegio como siempre debió haber sido. El San Nicolás de hoy se eleva con los edificios, crece y no parece tener límites.