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domingo, noviembre 24, 2024
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KAMO´OALEWA, EL HIJO DE LA LUNA

La historia de Kamo’oalewa (o 2016 HO3) es curiosa. Fue descubierto en 2016 por el PanSTARRS hawaiano. Un telescopio diseñado para cubrir grandes cantidades de cielo nocturno e identificar asteroides o cometas que puedan representar un peligro para el planeta.

El Kamo’oalewa no es nada de eso. Se trata más bien de un cuasi satélite con un brillo muy tenue y con una órbita tan excéntrica que solo se puede ver unas pocas semanas durante el mes de abril.

Durante estos años, un equipo de astrónomos de la Universidad de Arizona han estado analizando el pequeño asteroide de entre 40 y 60 metros de diámetro.

Lo que publican esta semana en “Nature Communications Earth and Environment” es que tiene muchas posibilidades de ser una luna en miniatura que nos acompaña a unos 14,5 millones de kilómetros.

Y cuando digo “luna en miniatura” lo digo literalmente. Por un lado, el asteroide “refleja la luz solar de una forma más típica de los minerales que se encuentran en la Luna (silicatos) que de los asteroides más comunes”, explica Benjamín Sharley a la agencia SINC.

Por el otro, su órbita es también mucho más parecida a la nuestra (o a la de la Luna) que a la de otros asteroides y cometas que nos rodean en el espacio.

Está claro que, como reconocen los investigadores, hasta que no tengamos más información (o seamos capaces de ir hasta él y hacer “un test de paternidad” geológico), bien puede ser que el Kamo’oalewa sencillamente sea un asteroide más que se enganchó a nosotros en algún momento de la historia. Sin embargo, sería una casualidad colosal por composición y por trayectoria.

A día de hoy, de hecho, como ya sabemos que la eyección de materiales lunares por el impacto de meteoritos es un fenómeno real, la idea de que se trata de una pequeña lunita encaja a la perfección.