A través de los canales oficiales, el Gobierno difundió una pieza documental que cuestiona la cifra de 30 mil desaparecidos. También cuenta con el testimonio de una víctima de organizaciones guerrilleras.
En el marco del Día de la Memoria, el Gobierno publicó un video con tres testimonios que hacen alusión a la última dictadura cívico-militar y a los años previos. Dentro del material difundido, el oficialismo cuestionó la cifra de 30.000 desaparecidos y cruzó al kirchnerismo.
Los protagonistas elegidos para la pieza documental son periodista Juan Bautista “Tata” Yofre, el ex militante de Montoneros Luis Labraña y María Fernanda Viola, hija del capitán Humberto Viola, asesinado emboscada del ERP en 1974.
En la pieza audiovisual que dura más de 12 minutos, se cuestiona la cifra de 30.000 detenidos desaparecidos, se habla de “guerra” respecto a lo sucedido entre 1976 y 1983, reclaman indemnizaciones para las víctimas de terrorismo y critican con dureza al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner.
El video inicia con una cita del escritor Milán Kundera, de su obra El libro de la risa y el olvido, en la que sostiene que “para liquidar a las naciones lo primero que se hace es quitarles la memoria”. La voz en off que lee el textual es la del “Tata” Yofre, quien amplía: “Se destruyen sus libros, su cultura, su historia y luego viene alguien y les escribe otros libros, les da otra cultura y les inventa otra historia. Entonces la nación comienza lentamente a olvidar lo que es y lo que ha sido. Y el mundo circundante lo olvida aún mucho antes”.
En otro pasaje de su participación, Yofre denuncia que los sucesos se contaron de manera incompleta por razones monetarias, y rememora: “El secretario de Derechos Humanos era Eduardo Luis Duhalde, junto con su socio en el estudio Rodolfo Ortega Peña, eran los abogados del ERP. Se hizo por plata, porque hubo un reconocimiento a quienes habían destrozado la Argentina, o iban a destrozar la Argentina, y se quedaron con mucho dinero. Cifras enormes, de aquel entonces y de hoy, 200 mil dólares para cada uno”.
“La otra razón es que, ¿cómo van a condenar con el terrorismo si el terrorismo estaba en el gobierno de (Néstor) Kirchner; hay que acordarse que fue el presidente que terminó con todo, con el indulto del presidente (Carlos) Menem, con el Punto Final y la Obediencia Debida, que había aceptado Raúl Alfonsín años antes. Estaban en el poder. No solamente sus guerrilleros, los terroristas que habían tomado las armas en aquel entonces, sino también sus ideólogos”, completa.
A su turno, María Fernanda Viola cuenta además detalles del asesinato de su padre en manos de un ataque del Ejercito Revolucionario del Pueblo el 1 de diciembre de 1974 en San Miguel de Tucumán y pide por un registro de víctimas de terrorismo.
También denuncia que si se cuentan los sucesos con “un ojo tapado” no es historia, y plantea que de sus perspectiva “ha sido una guerra donde ha caído gente inocente de ambos lados”.
“Mientras estaban los Kirchner se habían prohibido hasta los actos que se hacían en el cementerio en homenaje a mi papá. Tengo la esperanza de que se haga justicia, este año can a hacer 50 años desde que mataron a mi papá”, recuerda Viola.
Por su parte, el exguerrillero de Montoneros Luis Labraña cuestiona además los métodos de las organizaciones que combatían a la dictadura al plantear: “¿Qué hombre puede ser revolucionario o humano poniendo una bomba vietnamita en el centro de la ciudad?. ¿Qué es lo que sucedió? ¿Por qué nos construirnos en monstruos?”.
“Después aparecieron los militares, también se construyeron en monstruos, pero es que la guerra generaba monstruos. No es que los militares fueran malos o nosotros fuéramos malos, nos convertimos en monstruos. No fueron dos demonios, fueron dos ángeles caídos porque desde ambos lados peleamos por la libertad, por la patria”, añade reflotando así los conceptos de la conocida Teoría de los Dos Demonios.
Asimismo, subraya que los desaparecidos “fueron un gran negocio”, se adjudica haber “inventado” el número de 30.000 desaparecidos, y argumenta que los ataques de las agrupaciones armadas fueron influidos por los Unión Soviética y por el expresidente Juan Domingo Perón.
“Se determinó un número. Alguien dijo 30.000, pónganle 30.000. Fui yo, y ese número fortaleció el odio y aparte comenzó a oscurecer la verdadera historia. No señores, 30.000 fue falso, lo puse yo el número”, concluye.