Valentina Marletta (24 años) es la primera ingeniera aeroespacial de Argentina. Oriunda de City Bell, provincia de Buenos Aires, a los 23 se recibió en la Universidad Nacional de la Plata en 2023 y le gustaría especializarse en aerodinámica. Su sueño es trabajar en la Fórmula 1, la principal categoría del automovilismo internacional. En una entrevista de ONU Mujeres habló sobre sus motivaciones a la hora de elegir esta carrera y cómo inspirar a más niñas y jóvenes para ser ingenieras.
¿Qué te motivó para estudiar ingeniería aeroespacial?
Los aviones. Desde chiquita pude subirme a un avión y fue una de las primeras veces que sentí curiosidad. Después, durante la carrera, me fui motivando más a medida que encontraba temas que me interesaban. En el tercer año fue cuando empecé a mirar Fórmula 1 y me di cuenta de que la ingeniería de autos se relacionaba con lo que estaba estudiando.
Mientras estudiabas, ¿enfrentaste algún tipo de discriminación por el hecho de ser mujer?
Por suerte nunca sufrí ningún tipo de discriminación directa, aunque sé que lamentablemente todavía es algo que sufren muchas mujeres, incluso en el ámbito laboral. Una siente incomodidad y algunas miradas raras por el hecho de ser pocas mujeres. Es un hecho que es más intimidante y los primeros años me costaba mucho participar en las clases o preguntar a los profesores porque tenía miedo de ‘decir algo mal o equivocarme’ y que me juzgaran por ser mujer.
¿Por qué todavía hay tan pocas niñas y jóvenes que estudien carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM)?
Son carreras en las que generalmente se ven muchos hombres estudiando e incluso ejerciendo. Esto nos desalienta un poco porque como mujer una tiende a buscar referentes mujeres. Todavía hay mucha comparación y prejuicio, y desde más chicas hay menos tendencia a estimularnos con juegos de ingenio, y eso te va encaminando de alguna forma. Recién ahora esto está empezando a cambiar, creo que si hay un poco de interés por las ciencias es importantísimo cultivarlo. A veces puede dar miedo adentrarse en las ciencias ‘duras’ sin tener ningún referente directo, pero créanme que se puede igual.
¿Qué iniciativas se podrían llevar a cabo para incentivar que más niñas y jóvenes puedan estudiar carreras como la tuya?
Algo que me incentivó mucho fue tener referencias de mujeres. Siempre que pude conocer a alguien que estuviera haciendo algo que me interesaba, intentaba comunicarme directamente. Si no era posible, buscaba conocer su historia. Escuché muchísimos podcasts, por ejemplo, de ingenieras que trabajan en la Fórmula 1, como Bernie Collins o Hannah Schmitz. La visibilidad es la clave.
¿Y desde el ámbito familiar y educativo?
Desde lo familiar, acercándonos a actividades que despierten esa curiosidad; desde lo educativo, dar la oportunidad de escuchar experiencias de profesionales que hablen desde la pasión. Hay millones de lugares donde encontrar inspiración, desde algo tan simple como una película o un libro. En mi primer año de facultad vi ‘Talentos ocultos’, sobre tres mujeres que trabajaron para la NASA, y en el último año leí ‘Cómo hacer un coche’ de Adrian Newey. Algo tan enorme como participar de algún proyecto de ciencia para el colegio, la facultad o un proyecto personal.
¿Cuáles son tus sueños a futuro?
Mi mayor sueño es llegar a ejercer de ingeniera para un equipo de Fórmula 1, específicamente en el diseño aerodinámico del auto. La idea es, en un futuro cercano, hacer un posgrado en el exterior que me especialice más en este campo y acercarme a ese mercado laboral.
¿Estás ejerciendo actualmente? ¿En qué te gustaría trabajar?
Estoy trabajando de ayudante de cátedra para la materia Mecánica de Fluidos y como becaria de investigación en el Grupo de Fluidodinámica Computacional en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP). Hace poco empecé como colaboradora en un equipo de Turismo Carretera, pudiendo participar en la ingeniería de las carreras y aprendiendo más del ámbito del automovilismo de competición.
