Son un total de 2.640 kilómetros los que separan la ciudad emiliana del mítico Maracaná, una distancia que quedó chica ante la ilusión de la peña “Roberto Mouzo”. Con un itinerario de casi dos días de viaje, la delegación partió este miércoles de San Nicolás y planea llegar a Río la mañana del próximo viernes. “La locura más grande de mi vida”, asevera Mathias, uno de los hinchas embarcados en este recorrido soñado.
De la redacción de EL NORTE
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Corría el año 2007, precisamente la noche del miércoles 20 de junio. En ese entonces las temperaturas frías de un típico invierno azotaban San Nicolás de los Arroyos y todo el país. Dentro de las casas ‘la mitad más uno’ del pueblo argentino prendía los televisores para alentar a once jugadores con shorts amarillos que ingresaban al Estadio Olímpico de Porto Alegre. Dos goles de Juan Román Riquelme, vuelta olímpica en tierras paulistas y un cántico de “dale campeón” atesorado por 16 años.
La ilusión por la tan ansiada séptima dice presente nuevamente en Boca Juniors y la peña “Roberto Mouzo” de La Emilia no puede ausentarse el próximo sábado 4 de noviembre en el Maracaná. “Es la locura más grande que voy a cumplir en mi vida, más viajando con amigos, joda y música, es único”, así lo detalla Mathias Catalin Malin en diálogo con EL NORTE. Este nicoleño tenía 15 años cuando festejó el sexto título continental del Xeneize. Hoy con 31, forma parte del grupo de fanáticos que partió este miércoles rumbo a Río de Janeiro.
Travesía nicoleña
Más de 2000 kilómetros, escala en Paso de los libres y Torres y casi dos días enteros de viaje, así es el plan de viaje que comenzó en suelo emiliano. “Tuvimos que hacer de todo, horas extras en nuestros trabajos, vender cosas. Fue un esfuerzo a pulmón y con plata de nuestros bolsillos”, cuenta Mathias sobre el empeño colectivo que representó esta odisea.
En concreto son 15 los seguidores fieles de Boca que ayer pasadas las dos de la tarde se subieron a una camioneta en la plaza central de La Emilia y comenzaron su peregrinación futbolera, la primera final que verán todos juntos.
“El viaje estaba planeado desde antes pero se cerró apenas pasamos a la final”, describe sobre esta decisión y agregó: “En ese momento empezamos a conseguir todo, la trafic y las entradas, que por suerte pudimos conseguir para todos”.
“Son un montón de emociones distintas que se van viviendo momento a momento en el transcurso de la semana y más ahora en viaje”, manifiesta el fanático. “Dolores de panza, ansiedad, después te tranquilizas un rato y seguís”, expresa con un entusiasmo que traspasa la pantalla de su celular.
Amuletos
En el mundo del deporte, las estrategias y las tácticas son un factor fundamental a la hora de preparar los juegos, más cuando tiene la trascendencia de una final. Sin embargo, para aquellos que disfrutan -o sufren- desde las tribunas existen todo tipo de rituales u objetos que en su imaginario tuercen la suerte a favor de su club. “Tenemos de todo. Cada uno vino con la vestimenta habitual que usa en los partidos, uno de los chicos trajo la remera de Boca pero con el nombre de su abuela, cadenitas, estampitas de la Virgen de San Nicolás e incluso uno tiene un peluche que le regalaron antes del viaje”, subraya Catalin Malin sobre las diferentes cábalas que persisten en el éxodo nicoleño.
“Esta es la coronación de seguir a Boca durante toda la copa, fuimos a todos los partidos de local. Incluso estuve en Uruguay contra Nacional”, cuenta Mathias sobre la motivación de esta aventura, y sentencia: “Vamos despacio, pero ya estamos rumbo a la gloria eterna”.