Juan Román Riquelme tuvo su gran despedida en Boca. En una Bombonera colmada por los hinchas, uno de los máximos ídolos de la historia xeneizebrindó su última función en la cancha acompañado de invitados de lujo como el mismísimo Lionel Messi, en un encuentro que enfrentó a los integrantes del Boca de Carlos Bianchi que se impusieron por 5-3 ante los de la Selección Argentina.
El arranque le costó al ídolo xeneize. Con la cinta de capitán y la 10 en la espalda, quiso meter un pase flotado para Gustavo Barros Schelotto que no llegó a buen puerto. Sin embargo, luego se acomodó en la cancha y comenzó a distribuir para sus compañeros desde su posición característica: la de enganche.
A los 17, probó al arco desde la izquierda con un remate abierto con la cara interna del pie derecho, pero el arquero de la Selección Argentina, Leonardo Franco, le cortó las ilusiones.
Unos minutos más tarde, el Torero volvió a insistir con un tiro foribundo desde la medialuna, pero nuevamente Franco la desvió hacia el córner. De todos modos, se ganó una merecida ovación de La Bombonera.
El primer gol de Juan Román Riquelme en su despedida en La Bombonera
En el amanecer del segundo tiempo, llegó el momento más esperado: el primer gol del Diez. Román avanzó con la pelota en dirección al arco que da espaldas al Riachuelo y sacó un tiro cruzado y certero que se metió contra la red. Por supuesto, la hinchada de Boca explotó en el cántico “Riquelme, Riquelme” y el ídolo agradeció con su brazo derecho levantado.
A los 23, el oriundo de Don Torcuato desplegó otra vez su repertorio de pases y la pinchó por arriba de la defensa argentina para Leandro Paredes, quien se dio el lujo de jugar un rato junto a su ídolo con la camiseta azul y oro. A pesar de que no pudo convertir, La Bombonera deliró con la conexión Riquelme-Paredes.
Como si le faltaran emociones a la noche, Román se dio el lujo de jugar con su hijo, Agustín, en el mismo equipo. Aunque al principio parecía que el Diez iba a salir para que entrara el joven, Carlos Bianchi resolvió que no saliera nadie y el equipo integrado por jugadores de Boca disputó los últimos minutos con un hombre más. De esta manera, Riquelme coronó una jornada ideal, en la que no faltaron goles, asistencias, lujos y ovaciones.