Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (Mc 5,21-43)
Por el Monseñor Norberto Hugo Santiago
Obispo de la diócesis de San Nicolás
“Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y Él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies rogándole con insistencia: ‘Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se sane y viva’. Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que los apretaba por todos lados. Llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: ‘Tu hija ya murió’; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro? Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: ‘No temas, basta que creas’ Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, fue a la casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: ‘¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme’. Y se burlaban de Él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con Él, entró donde ella estaba, la tomó de la mano y le dijo: ‘Talitá kum’, que significa ‘Niña, yo te lo ordeno, levántate!’ En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y Él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que dieran de comer a la niña”.
Palabra del Señor.
Estar muertos y resucitar
Si “morir”, simbólicamente hablando, es sucumbir a la enfermedad, a la crisis de vínculos, a la falta de educación y a la situación económica; “resucitar” es ser sanado, reconciliarnos, capacitarnos verdaderamente, generar trabajo y crear una sociedad más equitativa.
La dignidad humana de todos es el objetivo. Lo que impide una vida digna es estar alienados por defecto o por exceso. Estar “alienados” significa ser esclavos de una situación que nos impide alcanzar un objetivo. “Alienado por defecto”, es aquel que no tiene los medios para alcanzar el fin de una vida humanamente digna; por ejemplo, no tiene salud, no tiene educación, no posee los medios económicos necesarios ni puede proveérselos por sí mismo; tampoco tiene fe ni cree en Dios y por eso no tiene valores que le den un sentido trascendente a su vida y a su entrega a los demás. “Alienado por exceso”, en cambio, es la situación de aquellos que, teniendo salud, educación, y bienes económicos, han transformado a los medios en fines. Quedarse en los medios y disfrutar egoístamente de ellos les impide alcanzar el objetivo de la dignidad humana. Los medios les han quitado los valores, la grandeza de alma y la lucidez para descubrir que no son dueños de la capacitación, el dinero y las oportunidades que la vida y Dios les ha dado sino administradores para el bien común. Quedarse en los medios achica el horizonte de la dignidad humana, empequeñece a la persona y no la hace feliz.
Los que “resucitan” a los demás
Jesús es el Hijo de Dios y tiene el poder de resucitar a la hija de Jairo, que ha muerto, dando una inmensa alegría a su familia, pero no disfruta egoístamente de su poder ni desde su altura mira a los desposeídos con desdén o indiferencia, sino que usa sus facultades para sanar a los enfermos, educar en los valores del Reino de Dios, multiplicar los panes y saciar el hambre de la multitud, mostrando que el poder tiene que estar empapado del amor al prójimo y es una oportunidad de servicio, que las posibilidades y capacidades personales tienen como fin el bien común. Así Jesús no sólo tiene una vida digna, sino que ha entendido que sus capacidades son para dignificar a los demás.
Personas con este perfil; capaces, provistos y desinteresados, movidos por el amor social significan una riqueza para la sociedad y son los que hacen “resucitar” a los demás de la muerte de la marginación y de la falta de oportunidades. Algunos ejemplos: El empresario que con la creación de una fuente de trabajo ha dado valor social a su capital en vez de disfrutarlo egoístamente, resucita al alienado por defecto y por eso dignifica. El educador que, obviamente, se capacitó para ello, dignifica y muestra lo que es ser administrador y no dueño de lo que tiene. El religioso que, fundamentado en Jesús, el hombre perfecto, enseña sus valores de amor, entrega desinteresada, su visión trascendente de la vida, genera sentido y dignifica. El médico que pone en primer lugar la pasión de curar, dignifica. El obrero que recoge la basura para que la ciudad esté limpia y no se contamine, dignifica. El político, que apasionado por el bien común ejerce su función sin segundas intenciones, dignifica. Esto necesita nuestro país para para ponerse de pie.
Porque hay gente así, nuestra sociedad que está muriendo en la crisis de salud, de vínculos, de posibilidades económicas y de educación, puede resucitar; sólo hay que preguntarle a Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre perfecto, por qué es feliz haciendo felices a los demás y con la respuesta en el alma, imitarlo. Buen almuerzo y buen domingo.