El subcomisario Manuel Alberto Pistán perdió la vida ayer tras ser agredido por la espalda. En la casa de los detenidos se realizaba una fiesta clandestina y se produjo una pelea.
Al subcomisario Manuel Alberto Pistán, de 43 años y padre de cinco hijos, le arrebataron la vida en pleno ejercicio de sus funciones en la localidad de El Galpón. Junto al subayudante César Rodríguez fueron a dispersar una pelea entre grupos disidentes, dos sujetos embravecidos de ira sorprendieron a los uniformados y asesinaron al jefe de la subcomisaría de El Galpón asestándole un violento golpe en la cabeza con un palo. Durante la jornada de ayer una enorme tristeza se apoderó de la familia, allegados y de la institución policial al confirmarse su deceso.
El violento episodio se desató en el marco de una de las tantas fiestas clandestinas que se llevan a cabo en la provincia desde comienzos del año pasado, cuando se establecieron restricciones por la pandemia de coronavirus que puso en alerta al mundo entero.
La fiesta ilegal se desarrollaba en la casa de los hermanos detenidos, identificados por las fuentes consultadas por El Tribuno como Nahir y Cristian Puntano, de 21 y 25 años respectivamente. Antes de las dos de la mañana, y por motivos que tratan de establecer, se produjo un enfrentamiento entre personas que estaban en la fiesta y la gresca siguió en la vía pública. Vecinos del pasaje Figueroa y calle 25 de Mayo de esa localidad alertaron a la policía sobre el suceso.
Por algún motivo, quizás falta de personal en la subcomisaría de El Galpón, el subcomisario Pistán se dirigió al lugar del hecho solo con uno de sus subalternos, descendieron del móvil policial y se acercaron a pie, circunstancia en la que fueronsorprendidos salvajemente. Rodríguez trató de proteger a Pistán luego de que este recibiera un brutal impacto, pero también fue blanco de los palazos de los agresores, sin embargo el daño fue menor gracias al uso del casco.
El subcomisario fue trasladado primero al hospital local, donde ingresó con traumatismo encéfalo craneano grave (TEC grave) desde ahí lo derivaron en código rojo al hospital San Bernardo de Salta capital. En el trayecto la ambulancia de alta complejidad tuvo que desviarse y parar en el instituto médico de General Güemes a raíz de una descompesación que sufrió Pistan. Cerca del mediodía de ayer las primeras previsiones médicas señalaban “muerte cerebral”, y cerca de las 16 el doctor Facundo Humacata confirmó el deceso del jefe policial.
El ataque
Fuentes cercanas a la investigación del hecho, consultadas por El Tribuno, señalaron que cerca de las dos menos diez de la madrugada de ayer un llamado anónimo alertó sobre los incidentes ocurridos fuera de la casa de los hermanos Puntano, sindicados como los autores del crimen de Pistán. El jefe de la subcomisaria junto a su subalterno Rodríguez se trasladaron hasta el lugar.
En medio del tumulto de gente Pistán recibió un fuerte golpe con un palo, mientras el subayudante trató de defenderlo pero también fue atacado. Con la llegade de refuerzos el número de agresores se incrementó, “salían con palos y algunos con machetes”, señalaron fuentes oficiales. Los policías sacaron al subcomisario y a Rodríguez del lugar y los trasladaron al hospital.
Las detenciones
Luego del violento ataque que terminó con la vida del subcomisario de 43 años los efectivos consultaron los pasos a seguir a la Fiscalía Penal 1 de Metán, recibidos por el auxiliar fiscal Brandán, desde donde ordenaron una serie de diligencias, entre ellas la detención de los sospechosos y que personal de Criminalística se haga presente en el lugar del hecho. Cerca de las 3 el juez de Garantías 2, doctor Dilascio, no autorizó el allanamiento a la casa de los por entonces presuntos autores del crimen, pero sí la detención en caso de ser atrapados en la vía pública.
Los hermanos Puntano, Nahir y Cristian, “fueron detenidos a unos 7 kilómetros, en finca Misión, estaban mojados porque al parecer cruzaron un río para seguir con su fuga”, le dijo a El Tribuno la comisario general Adriana Herrera, subjefa de la Policía de Salta, quien ayer estuvo presente en el lugar del ataque. “Hablamos con la madre de los hermanos y nos dijo que ellos sabían que se habían mandado una macana grande, que tenían miedo de lo que habían hecho y se querían quitar la vida. La madre tenía miedo de que el personal policial golpeara a sus hijos, porque entendía que estaban molestos, pero se actuó profesionalmente, más allá del dolor que se pudiera tener”, agregó la subjefa mientras regresaba de El Galpón con enorme pesar por la pérdida de un compañero. El tribuno