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sábado, octubre 19, 2024
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Las mujeres están “cuatro veces más expuestas a sufrir discursos de odio”

CONGRESO SOBRE SALUD PÚBLICA

Los discursos de odio “exacerban la violencia sobre aquellos que suelen estar por cuestiones históricas, sociales, de clase, de raza, de género, más expuestos a la violencia, al pretender excluirlos de la conversación pública”, señalaron especialistas en el marco del I Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Salud Pública.

De la Redacción de EL NORTE
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Las mujeres están “cuatro veces más expuestas que los hombres a sufrir algún tipo de discurso de odio”, advirtieron el jueves pasado investigadoras que disertaron en el I Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Salud Pública (Aasap) en el panel “Avances de las nuevas derechas, discursos de odio y salud”. Remarcaron la importancia de “pensar la salud pública como algo que no es una cuestión individual”, sino un “campo de construcción de solidaridad”.

Con foco en el impacto de las nuevas derechas sobre el campo de la salud, los disertantes remarcaron las características “utilitaristas, tecnocráticas, economicistas y violentas”, que forman parte -en mayor o menor medida- de las sociedades actuales y que tienen como móvil también a los discursos de odio, erosionando los principios de solidaridad que promueve la salud pública.

“Ciertas discursividades puestas en circulación, de cierto modo, hieren. Y esas heridas no son fantasiosas ni superficiales, pueden calar muy profundo y efectivamente producir daño”, indicó a la agencia Télam Micaela Cuesta, coordinadora del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos en la Universidad Nacional de San Martín

HERIDAS QUE CALAN PROFUNDO

Alejandra Sánchez Cabezas, vicedirectora de la Aasap y disertante del panel, explicó que “el campo de la salud pública es un campo de construcción de solidaridad”, en el que la enfermedad “no es un ente autónomo, es fruto de las formas de vida y las maneras que nos relacionamos”.

“Hay estudios que demuestran perfectamente bien que las sociedades más integradas tienen más años de expectativa de vida. La falta de conflictividad social disminuye la mortalidad infantil”, ejemplificó. Sin embargo, los discursos de odio “rompen la legitimidad social y el vínculo de vivir en sociedad”, añadió la médica y doctora en Ciencia Política.

“Ciertas discursividades puestas en circulación, de cierto modo, hieren. Y esas heridas no son fantasiosas ni superficiales, pueden calar muy profundo y efectivamente producir daño”, sostuvo Micaela Cuesta, coordinadora del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).

De este modo, los discursos de odio pueden producir desde afecciones emocionales que van desde “angustia y ansiedad”, hasta prácticas de automutilación como el “cutting” (cortes en la piel), detalló Cuesta, quien participó del panel junto a Sánchez Cabezas y Juan Cannela, miembro de la Sociedad Argentina de Medicina Antropológica.

DEGRADACIÓN Y SUBORDINACIÓN

“Hay psicopatologías cuyas raíces profundas son sociales”, explicó la socióloga y doctora en Ciencias Sociales, ya que “cuando hay un colectivo denostado y subordinado, es un colectivo que pierde capacidades de autocuidado”.

Asimismo, señaló que los discursos de odio “exacerban la violencia sobre aquellos que suelen estar por cuestiones históricas, sociales, de clase, de raza, de género, más expuestos a la violencia, al pretender excluirlos de la conversación pública.

En este sentido, el segmento más vulnerable a este tipo de violencia son las mujeres, las que “están cuatro veces más expuestas a sufrir discursos de odio que los hombres, según el relevamiento que hicimos en el laboratorio”, precisó Cuesta. Y sumó: “También están muy expuestas a la degradación y la subvaloración que tiene como consecuencia el descuido de la salud, todas aquellas personas que tengan algún tipo de involucramiento político en sus comunidades”, como funcionarios políticos, sindicalistas o referentes gremiales.

EN BUENOS AIRES

En consonancia con lo expuesto en el Congreso sobre salud pública, Femeba realizó su cuarta encuesta consecutiva en el ámbito bonaerense con el objetivo de identificar la incidencia de la violencia laboral hacia los médicos de la provincia de Buenos Aires. Casi el 40% de los médicos encuestados refieren haber vivenciado al menos un episodio en el último año.

El informe sostiene que por cada episodio de violencia hacia el médico en el ámbito privado, hubo tres en el ámbito público. También, se visualiza una sostenida cuestión de género, donde  por cada médico varón que experimentó violencia de algún modo, hubo dos médicas mujeres en la misma situación.

La violencia verbal ocupa la modalidad preponderante y no hay que perder de vista que los médicos pueden sufrir más de una modalidad en un mismo acto médico. Prueba de ello es que el 68% fueron agredidos verbalmente por el paciente o familiares. En promedio, un 24% fue agredido a través de las redes sociales y un 5% por medio del uso de la fuerza. El 62% de los pacientes ya habían sido atendidos con anterioridad. Además, el 85% de los casos no se encuadran en urgentes necesidades de atención. Y sin embargo en el 80% de los casos se brindó asistencia médica.

La evidencia muestra que el 89% de los médicos asegura estar estresado y de ellos, el 32% lo percibe como una sensación permanente. Sumado a tal estado de cosas, el 66.6% dice que ha ido perdiendo el entusiasmo en la profesión y el 11% manifestó sentirse presionados por los pacientes en forma permanente.

“La situación laboral y emocional de los médicos guarda relación con las experiencias de violencia ejercidas contra él en el ejercicio de su profesión”, sostuvieron desde Femeba.

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