La Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta una producción total de 23 millones de toneladas para la campaña 2023/2024, con impacto positivo en el comercio exterior.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires realizó la estimación para la campaña 2023/2024, con perspectivas alentadoras, luego de la sequía histórica que impactó fuertemente la producción agropecuaria.
Las proyecciones de trigo y cebada para lo que resta del año muestran un aumento del 42% de la producción y del 49% de las exportaciones.
Cecilia Conde, jefa de Estimaciones de la Bolsa de Cereales porteña, fue la encargada de dar a conocer los números esperados para el trigo en el marco del Seminario “Agrotendencias”, organizado por la Federación de Acopiadores de Granos.
En este contexto, informó que la superficie estimada es de 6,3 millones de hectáreas productivas, 3% más que el ciclo previo, y una cosecha de 18 millones de toneladas, 45% superior en relación a la escasa campaña anterior afectada por la sequía.
Sin embargo, advirtió que “aún hay incertidumbre que afecta la estimación de producción y siembra. La heterogeneidad de agua en el suelo, pronósticos de primavera, situación financiera y la buena relación insumo-producto”, son factores que pueden generar un impacto en estas proyecciones.
Los motivos de este auge en la siembra del cereal se dan principalmente porque los márgenes brutos son positivos. El precio del cereal se encuentra un 18% por encima del promedio de los últimos 5 años (pero un 19% menos que el año pasado que se disparó por el conflicto Rusia-Ucrania) y mejoró la relación insumo-producto por la baja de los valores de los fertilizantes nitrogenados y fosforados. “Los insumos bajaron más que el precio del trigo”, aseguró Conde.
En cuanto a la cebada, la especialista proyectó que se mantendrá la superficie en 1,3 millones de hectáreas y estimó que la producción aumentará un 32% (aproximadamente 5 millones de toneladas).
Así, la producción total de ambos cereales sería de 23 millones de toneladas.
Ramiro Costa, economista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, agregó que esta mayor producción de trigo y cebada tendrá un impacto positivo en el comercio exterior.
Se prevé que se exportará por US$ 4.500 millones, un 49% más que durante el ciclo 2022/23. Esto traerá aparejado el crecimiento de la recaudación fiscal del Estado: US$ 1.593 millones, un 27% más.
En paralelo, Costa visualizó un escenario a 10 años de lo que podría pasar con la producción de trigo. Con políticas restrictivas y retenciones altas, como sucedió en el año 2015, el escenario futuro sería de caída.
Pero, en otro escenario más positivo de políticas agropecuarias, sólo con una baja gradual de retenciones, la producción llegaría a 28 millones de toneladas. Y si a esto se le agregaran políticas de promoción de exportaciones, alcanzaría 35 millones de toneladas.
Con relación al clima y las perspectivas de precipitaciones para la nueva campaña, Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología, aseguró que el estado de “La Niña”, que se extendió durante la temporada 2022/2023 en gran parte del área agrícola nacional, evolucionará hacia un escenario de “El Niño”, según el consenso de gran parte de las instituciones que modelizan el clima a nivel mundial.
A su vez, destacó que las precipitaciones pronosticadas para el mes de junio, junto con las lluvias que se observarían en lo que resta de mayo, podrían mejorar las condiciones de humedad para la siembra de fina en el centro-este del área agrícola nacional.
Además, señaló que las heladas tardías podrían no extenderse más allá de mediados de agosto marcando un escenario más benigno en comparación al ciclo previo. Ya hacia la primavera, podrían acentuarse los efectos de “El Niño”, pero de manera heterogénea a lo largo del país.
Finalmente, los especialistas concluyeron que Argentina atraviesa una etapa de transición, ya que el inicio de la campaña está marcado por reservas hídricas ajustadas, pero se avizoran posibles mejoras durante la primavera que podrían apuntalar los cultivos de esta nueva campaña de fina 2023/2024.