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sábado, octubre 19, 2024
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Asocian países con desigualdad de género a diferencias en cerebros de varones y mujeres

Debate por estudio de la Universidad Católica de Chile

Los cerebros de varones y mujeres muestran diferencias en el grosor de su corteza en aquellos países donde hay mayores índice de desigualdad de género, según un estudio que publicó la revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

ILUSTRACIÓN WEB.

De la Redacción de EL NORTE
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La desigualdad de género se asocia con una peor salud mental y un peor rendimiento académico en las mujeres, sostienen los investigadores, que examinaron la relación entre la desigualdad de género y la estructura cerebral a partir de 7.876 resonancias magnéticas de varones y mujeres sanos de 29 países.

El análisis reveló que en los países con índices relativamente altos de desigualdad de género, el grosor cortical del hemisferio derecho del cerebro era más fino en las mujeres que en los hombres. Ese diverso grosor cortical se localizaba especialmente en regiones límbicas como el cíngulo anterior caudal derecho y el orbitofrontal medial derecho, así como el occipital lateral izquierdo, indica el estudio. Sin embargo, no había diferencias significativas en el grosor cortical entre mujeres y hombres en los países con mayor igualdad de género, señala la investigación, coordinada por Nicolas Crossley de la Pontificia Universidad Católica de Chile y publicada en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), que es la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

CONTEXTO, AMBIENTE Y MÉTRICA

Los resultados dan indicios de “una posible relación entre la desigualdad de género y un mayor riesgo de problemas de salud mental y menor rendimiento académico”, según los autores.

Estos resultados “sugieren un posible mecanismo neural subyacente en los peores resultados de las mujeres en contextos de desigualdad de género, así como destaca el papel del ambiente en las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres”, agrega el estudio. Además, apunta “al efecto potencialmente peligroso de la desigualdad de género en el cerebro de las mujeres y aportan pruebas iniciales de políticas de igualdad de género basadas en la neurociencia”.

Para su estudio, el equipo usó una métrica de desigualdad de género en la que combinó las dos más usadas: el Índice de Brecha de Género y el Índice de Desigualdad de Género.

ENTORNO PERJUDICIAL Y ROLES

“Sabemos que el cerebro está formado por experiencias socioambientales adversas y de crianza. Por lo tanto, la exposición desigual a condiciones más duras para las mujeres en comparación con los hombres en países con desigualdad de género podría reflejarse en diferencias en su estructura cerebral, y este podría ser el mecanismo neuronal que explica en parte los peores resultados de las mujeres en países con desigualdad de género”, postularon los investigadores. Y sumaron: “La desigualdad de género afecta profundamente a la sociedad al crear un entorno que perjudica significativamente a las mujeres, que sufren discriminación en muchos ámbitos, incluso en la educación, el lugar de trabajo y los cargos públicos, y se ven afectadas de manera desproporcionada por el trabajo de cuidados no remunerado. (…) Las mujeres que viven en países con altos niveles de desigualdad de género experimentan muchos de estos mismos factores que están vinculados en investigaciones anteriores a la estructura del cerebro”.

CASI 8000 RESONANCIAS MAGNÉTICAS

Para llegar a estos resultados, los expertos analizaron 7.876 resonancias magnéticas de adultos sin problemas de salud (4078 mujeres y 3798 hombres) que viven en 29 países; entre ellos, Australia, China, Estados Unidos, Sudáfrica, Argentina, Brasil y Chile.

La hipótesis de partida de los investigadores fue que se observarían pocas diferencias estructurales en los cerebros de hombres y mujeres en los países con igualdad de género, y que las diferencias aparecerían con niveles más altos de desigualdad de género, como así se reveló.

SUBORDINANCIÓN Y VIOLENCIA FÍSICA

Nicolás Crossley, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile y coautor del estudio, explica que este tipo de trabajos apuntan a un efecto observable de la desigualdad de género en el cerebro en las personas que se ven expuestas a una subordinación permanente e incluso a la violencia física. Aunque el estudio no establece una relación de causalidad y “estos resultados no son necesarios para defender que la desigualdad de género está mal”, cree que puede dar peso a los argumentos a favor de políticas que reduzcan la desigualdad.

“En todas las legislaciones, cuando hay un acto de violencia, si ese acto está asociado a cambios visuales y significativos en el otro, la gravedad de la violencia se considera mayor. Con nuestro trabajo, en cierta forma, demostramos que existe un daño real producto de la inequidad de género”, defiende.

Para Crossley, estos resultados también pueden influir en las ideas sobre el origen de las diferencias entre varones y mujeres que se encuentran en las sociedades de todo el mundo: “Hay gente que defiende que estas diferencias en los roles sociales son fruto de las diferencias biológicas y aquí mostramos que algunas de esas diferencias pueden cambiar por el ambiente social”.

RESILIENCIA, INEQUIDAD Y ESTRÉS

“La desigualdad de género está asociada con diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres: espesor cortical del hemisferio derecho, especialmente en regiones límbicas. El cingulado anterior y el orbitofrontal medial derecho, así como el occipital lateral izquierdo, presentan cortezas más delgadas en las mujeres en comparación con los hombres solo en países con desigualdad de género. Estas regiones cerebrales se han relacionado con varios aspectos del control emocional, incluida la resiliencia ante la adversidad, las respuestas a la inequidad o las comparaciones sociales negativas”, advirtieron.

“También se han encontrado cambios en estas regiones del cerebro en condiciones patológicas donde el estrés se considera un mecanismo central, incluido el adelgazamiento en la depresión. Estos resultados sugieren un mecanismo neuronal potencial que subyace al peor resultado de las mujeres en entornos con desigualdad de género, y también resaltan el papel del entorno en las diferencias cerebrales entre el sexo femenino y masculino”, profundizaron los expertos.

En la investigación, Crossley y sus colegas concluyeron: “Estos resultados destacan la relevancia del entorno macrosocial donde se manifiestan las diferencias sexuales en la estructura cerebral. Los estudios futuros deberán examinar los mecanismos involucrados, sus factores moderadores y su momento, brindando nuevas oportunidades para las políticas informadas por la neurociencia para promover la igualdad de género”.

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