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Agregar el rol de madres en los perfiles de LinkedIn

CAMPAÑA #YOTRABAJODEMADRE

En el mes del Trabajador y la Trabajadora, una campaña en redes sociales presenta otro enfoque de la perspectiva laboral en Argentina: las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas para el funcionamiento de la vida cotidiana y la gestión del futuro.

“Queremos visibilizar este lado de las mujeres que suele estar separado del ámbito laboral en el día internacional que reconoce únicamente el trabajo pago”, afirman desde @AyMamucha. ILUSTRACION WEB.

De la Redacción de EL NORTE
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Impulsada por @AyMamucha, una comunidad de madres de más de 73.000 mujeres, y apoyada por profesionales de la salud y la crianza, periodistas, celebridades e influencers, la iniciativa #YoTrabajodeMadre pretende visibilizar las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas fundamentales para el funcionamiento de la vida cotidiana y la gestión del futuro que realizan las madres. Utilizando LinkedIn como plataforma para el lanzamiento de esta nueva campaña, las impulsoras de la iniciativa le pidieron a sus seguidoras que creen un nuevo puesto de trabajo en sus perfiles de la red social de profesionales más grande del mundo: madre.

“Queremos visibilizar este lado de las mujeres que suele estar separado del ámbito laboral en el día internacional que reconoce únicamente el trabajo pago”, afirman Sabrina (China) Graña Michaelo y Julieta Puleo, directora creativa y actriz que dejaron sus profesiones de lado cuando se convirtieron en madres para gestar @AyMamucha, una comunidad de madres de más de 73.000 mujeres.

EL VALOR DEL TRABAJO NO REMUNERADO

El llamado hizo eco en miles de madres que sienten la necesidad de visibilizar que “para criar a un niño hace falta una tribu entera. Y la crianza es, sin duda alguna, un trabajo tal maravilloso como difícil”.

Países como Chile, Uruguay, Colombia, México y España ya se unieron a replicar el pedido. Por eso, LinkedIn inauguró con miles de fotos de perfil actualizadas de mujeres que agregaron por primera vez en su currículum el título de este rol mostrándose con sus hijos.

Un 85% de las madres no cree que la sociedad comprenda, apoye o acompañe a las mujeres que están criando a la próxima generación. Y muchos menos que los varones se comprometan es esa tarea que se supone compartida.

“Es hora de tomar la maternidad en serio y debemos hacerlo entre todos. En el Día del Trabajador, reconozcamos el valor del trabajo no remunerado que hacemos las madres en casa”, convocan.

85% DE LA CRIANZA RECAE EN ELLAS

En tiempos de pandemia, la sociedad comenzó a tomar conciencia de la gran exigencia, cargas y desafíos de la maternidad: le permitió al mundo ver el trabajo invisible de las madres con los padres, parejas y ellas mismas trabajando desde casa y con los empleadores y compañeros de trabajo pudiendo mirar la dinámica hacia el interior de los hogares a través de las videollamadas.

“Aún en las familias en las que también hay padre, el peso mayor de la crianza recae, en el 85% de los casos, en las madres”, aseguran Ivana Raschkovan y la autora Noelia Schultz en su libro No Tan Terribles. Con esta carga constante de responsabilidad (que es tanto física como mental) y con un sistema social que no comprende, acompaña ni se responsabiliza, “las madres estamos experimentando los mayores niveles de estrés y agotamiento registrados en la historia”, destacan.

LA DESIGUALDAD EN NÚMEROS
Más del 90 % de tareas domésticas como lavar la ropa, limpiar la casa, hacer las compras o, incluso, la supervisión de personas contratadas para brindar cuidados, la planificación de turnos médicos, traslados y logística, son realizados por mujeres, que dedican el doble de horas por día en promedio (6,4 hs) a realizar trabajos de cuidado no remunerados frente a los varones (3,4 hs). Además, si se suma el tiempo de trabajo remunerado y no remunerado las mujeres trabajan semanalmente 7 horas más que los varones.
“Parece un título abstracto, resulta difícil explicar qué significa la política de asistencia de cuidados”, asume Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), y explica que “se trata de tener una cantidad de disponibilidad de servicios para organizar la vida cotidiana”.
Tradicionalmente, el cuidado ha sido tratado como una cuestión privada, como una responsabilidad particular de los hogares y dentro de estos de las mujeres. Durante el siglo XX, describió, las políticas públicas tendieron a reforzar el sesgo maternalista del cuidado al no estimular la participación de los varones en estas tareas ni a promover la corresponsabilidad.
“La vida cotidiana se resuelve personalmente con los recursos que se tiene y como se puede, pero esa gestión descansa en algo que no se ve y que es principalmente el trabajo no remunerado de las mujeres, al interior de las familias”, marcó Gherardi.
En ese escenario, cuando las mujeres ingresan al sistema de trabajo remunerado surge una “tensión” por la disponibilidad de tiempo: “el desafío de actuar en el mundo público y al mismo tiempo sostener la vida privada”.
“El modelo organizado bajo la idea de varón proveedor y mujer cuidadora, hace crisis por todos lados; ya no es seguro un sólo ingreso; no existe la continuidad laboral, ni el acceso a la seguridad social”, marcó la especialista y agregó: “La parte de población que más necesita derechos es la que asume compromisos de cuidado”.
Según un estudio de Unicef y ELA, bajo el régimen actual, el 72% de los nacimientos no tienen ninguna cobertura de licencias por maternidad, ya que ocurren de madres desempleadas o inactivas (46%), trabajadoras independientes registradas o no registradas (20%), asalariadas no registradas (6%).
A su vez, dentro del 28% cubiertas, alrededor de un tercio corresponden a trabajadoras del sector público provincial o municipal, que excede al alcance regulatorio del gobierno nacional.
Según cálculos del Kinsey Global Institute, si las mujeres tuvieran la misma participación que los varones en la economía, el impacto en el PIB de América Latina podría ser de u$s 2,6 trillones, o un aumento del 34% del PIB regional anual.
Países que han calculado el impacto de las tareas no remuneradas en el PBI; encontraron que puede representar entre más de 16 y 23% del Producto Bruto Interno (PBI).

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