Los resultados de la elección primaria que se conocen hasta el momento nutren la confianza del passaglismo en cuanto a la posibilidad de ampliar su actual mayoría en el Concejo Deliberante. Es que si en noviembre se repiten los mismos números, Juntos estará accediendo a seis de las diez bancas en juego, mientras que las otras cuatro quedarían para el Frente de Todos, para configurar un escenario de 12 bancas oficialistas y 8 opositoras.
Leandro Madeo
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La elección del domingo no repartió cargos. Solo sirvió para designar quiénes serán los candidatos en las generales del 14 de noviembre. No obstante, el dictamen del electorado nicoleño en la primaria del domingo aporta valiosa información a la hora de trazar aproximaciones referidas a cuál podrá ser el equilibrio de fuerzas en el Concejo Deliberante a partir del 10 de diciembre próximo y durante los dos últimos años del actual mandato del intendente Manuel Passaglia.
El oficialismo local dispone hoy de una mayoría de 11 bancas deliberativas sobre las 20 que existen. El cortocircuito con Danilo Petroni, que renunció a la presidencia del bloque de Juntos por el Cambio, abrió algún interrogante sobre si entonces son 11 o más bien 10 las bancas alineadas con el Palacio Municipal.
El interrogante es válido, pero a los efectos prácticos de resolver a su favor el grueso de las votaciones en el recinto Soberanía Nacional a la bancada oficialista le basta con 10 asientos. Esto es así porque ante un eventual empate en 10, la votación se define con un “desempate” a cargo del presidente del Cuerpo: en este caso, Sergio Ponce, miembro del bloque de Juntos por el Cambio.
Como sea, el resultado de la elección primaria del domingo –conteo oficial, aunque provisional con el 93,18% de las mesas del distrito escrutadas– sugiere fuertemente que el passaglismo está bien posicionado para ampliar su mayoría.
Por el espacio Juntos, en la categoría de cargos municipales, votó este domingo el 46,25% del electorado nicoleño. Por el Frente de Todos, el 35,52%. En votos contantes y sonantes: 34.756 contra 26.692.
El reparto de las bancas de concejal en provincia de Buenos Aires se define a través de un sistema de cociente que, básicamente, funciona así: el total de votos afirmativos (es decir, todos los que van a alguna de las listas en competencia, dejando afuera los votos en blanco y los nulos) se divide por la cantidad de cargos en juego, que en San Nicolás son diez, y el número resultante traza la frontera que divide a los espacios que acceden al reparto y los que no.
El cociente
En las PASO del domingo, emitieron votos afirmativos un total de 75.144 electores. Evidentemente, el número crecerá en la medida en que se vayan cargando los resultados de las pocas mesas todavía sin escrutar. Pero el escenario será el mismo: si la elección del domingo hubiera sido la general, solo Juntos y el Frente de Todos superarían el umbral planteado por el cociente. La tercera fuerza, la alianza Avanza Libertad, suma hasta el momento 4251 votos y está lejos de la frontera. Las demás, de ahí para abajo.
El actual número que arroja el resultado provisional también determina que si la del domingo hubiese sido la elección decisiva, Juntos accedería a 6 bancas, mientras que las 4 restantes corresponderían al Frente de Todos. Eso implicaría un nuevo equilibrio de 12 a 8 en favor del oficialismo en el deliberativo local.
Pero, claro, la elección de ayer no fue la decisiva. Los números que contarán para el reparto serán los de noviembre. Y en esa perspectiva se abre un interrogante central –y un mismo objetivo de mínima– para los dos espacios mayoritarios, que en la elección primaria debieron sortear internas.
Ese interrogante se escribe así: ¿podrá cada lista ganadora en su interna captar los votos que el domingo fueron para la otra o las otras listas del mismo espacio?
Unidad pos-PASO
A priori, los escenarios parecen ser distintos en uno y otro lado. Del lado de Juntos es más fácil imaginar un traslado en noviembre de los votos que el domingo fueron para la lista de Agustín Barba, hacia la lista única. De hecho, la presencia del propio Barba (y otros dirigentes radicales embarcados en la línea interna «Dar el Paso») en los festejos del passaglismo en la noche del domingo son un símbolo casi inequívoco. Por lo demás, Barba estará integrando –en condición de minoría surgida de la interna– la lista hacia noviembre, que seguirá siendo encabezada por el funcionario municipal Carlos Capra.
En cambio, la unidad pos-PASO parece que será bastante más trabajosa en el Frente de Todos. Entre Cecilia Comerio y Adolfo Suárez Erdaire (primera y primero en las dos listas más votadas de la quíntuple interna del espacio) la relación fue más tensa que la que pudieron entablar Capra y Barba. No solo durante la campaña sino incluso antes, en el armado previo a la presentación de listas, hubo tensión, críticas cruzadas: en definitiva, una campaña subida de tono, por momentos. Y lo mismo con los otros tres sectores que tuvieron sus listas.
El reglamento de la alianza hace que Suárez Erdaire y los suyos tengan lugares garantizados en la lista que el Frente de Todos presentará en noviembre. Por lo tanto, alguna necesidad de tirar juntos para el mismo lado existirá.
¿Pero qué pasará con los otros tres espacios internos? Habrá que ver. Y no es un dato menor: las listas que el domingo encabezaron los precandidatos Juan Manuel Bebán, Damián De Césari y Rubén Andino aportaron en conjunto más de 7500 de los casi 27.000 votos cosechados por el Frente de Todos. Una porción que seguramente el espacio como tal querrá retener en noviembre. ¿Podrá?