La Red Provincial de Mujeres Libres de Violencia, quien localmente tiene como referente a Elizabeth Abramor, logró que dentro del plan provincial de mejora de viviendas para mujeres con casos de violencia de género, se beneficien a cuatro nicoleñas. Todas viven en barrio Las Mellizas, en la zona norte de la ciudad. Según consignó EL NORTE, la semana próxima comenzarían los trabajos de compra de materiales y refacción.
De la Redacción de El Norte
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Una red de mujeres de la provincia de Buenos Aires mejorará las viviendas de 100 sobrevivientes de violencia de género para modificar sus condiciones habitacionales, como parte del proceso que les permita comenzar a armar un nuevo proyecto de vida.
“Las mujeres beneficiarias sufrieron violencia doméstica, son mujeres muy resilientes, están haciendo el tránsito de la ruta crítica, el camino emancipatorio de esa violencia, y en ese camino, la mejora habitacional es un acceso a derechos, es arrancar una vida libre de violencia. No solo liberarse de la violencia en la relación de pareja sino la violencia que significa no tener un techo, un inodoro en el baño o agua en la cocina”, dijo Claudia Carpintero, coordinadora general de la Red Provincial por Mujeres Libres de Violencias.
La coordinadora explicó que la Red “es una institución comunitaria que funciona desde el 2006, con más de 130 organizaciones comunitarias, ONGs y referentes territoriales presentes en 110 municipios bonaerenses, como en La Matanza, San Nicolás, Merlo, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, San Isidro, Berazategui, La Plata, entre otros, desde donde se brinda acompañamiento a las mujeres en situación de violencia de género”.
La entidad presentó ante el Ministerio bonaerense de Desarrollo de la Comunidad un proyecto para mejorar las viviendas de 100 mujeres que habían atravesado violencia de género y la iniciativa “fue aprobada y ya tuvimos una reunión con el subsecretario de Hábitat bonaerense, Rubén Pacolini y las beneficiarias seleccionadas”, contó Carpintero.
San Nicolás
De las 100, cuatro corresponden a San Nicolás. Todas están radicadas en barrio Las Mellizas, en la zona norte de la ciudad. En diálogo con EL NORTE, Elizabeth Abramor que es la referente de la red a nivel local, manifestó que “es un orgullo enorme haber conseguido que se visibilice a San Nicolás en estas cuestiones. Una de las mujeres que vamos a ayudar, por poner un ejemplo, vive en un asentamiento de chapas, maderas y nylon”.
“El subsidio que damos a través del Ministerio es de 40.000 pesos por cada mujer, y desde la Red haremos la compra comunitaria de materiales para que esas 100 mujeres puedan mejorar sus viviendas, y también hay algunas compañeras que ya tienen los materiales y necesitan ese dinero para pagar la mano de obra”, precisó.
“Se realizará en dos etapas, la primera comenzaría si todo sale bien la próxima semana, donde la co-coordinadora vendrá a comprar los materiales porque la idea también es ayudar a la economía local y luego de eso se entrega a cada mujer. Una vez que se realizan los trabajos y se constata de que fueron utilizados para dicho fin, se vendrá una segunda etapa con otros $40.000”, explicó Abramor.
Además, Abramor añadió que “para nuestra fortuna, la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la república Argentina) se ofreció a realizar los trabajos pertinentes de manera gratuita. Nos llena de felicidad poder ayudar a estas mujeres que han sufrido mucho y que realmente son sobrevivientes de la violencia de género. Ésta es la única manera de ayudar de verdad a mujeres violentadas, no solamente sacándose una foto con un cartel”.
Los casos locales
Si bien no hay registro oficial de la cantidad de casos de violencia de género en nuestra ciudad, a las claras está que son más que cuatro. Sin embargo, esta selección que se hizo desde la Red Provincial de Mujeres Libres de Violencia, se debe a que son de las más vulneradas en cuanto a sus condiciones de vivienda, sustento económico y social.
EL NORTE estuvo en barrio Las Mellizas, donde por calle Chopin pasando Carbajo se encuentran radicadas varios asentamientos populares. Las casas no cuentan con materiales o ladrillos, sino que están construidas con chapas, nylon, lonas de piletas y madera. En algunos casos, cuentan con puertas destruidas y viejas para mantener un poco más en pie sus ranchos.
Debido al miedo que aún tienen estas mujeres, la foto que ilustra esta nota es a modo de ilustración y no así de donde está exactamente cada una de ellas. Algunas vivieron años con su agresor, a tal punto que aún tienen marcas de los golpes fuertes que tenían que soportar; la violencia verbal y psicológica también formó parte del calvario que les toco atravesar hasta que se involucró la Red y pudieron salir.
Sobre la posibilidad que se les ha dado, se las notó muy entusiasmadas y esperanzadas de poder tener un hogar más digno. “Voy a hacer una habitación para mis hijos, donde puedan jugar y dormir, es decir su propio espacio”, manifestó una de ellas. Otra buscará ponerle un piso a su vivienda para no pisar la tierra fría y mojada los días de lluvia.
Estadísticas
En junio, se conformó la Mesa Local Intersectorial de Géneros en San Nicolás, un paso muy importante para la ciudad. En una localidad donde no hay estadísticas sobre los casos de violencia de género, aunque sí se conocen situaciones aisladas donde no se puede saber cómo terminan, la conformación de dicha mesa llegó para paliar esta difícil adversidad.
“La creación de esta mesa va a servir para trabajar en un observatorio, algo que hace falta para poder combatir realmente la violencia de género acá. Hay que entender que la mesa es un lugar de encuentro, ahí nosotros queremos que haya integrantes de todos los poderes. Invitamos al Poder Judicial a sumarse, con quienes seguimos en conversaciones; invitamos a las fuerzas de seguridad, que en este caso sería a la Comisaría de la Mujer; a las distintas organizaciones; y por supuesto al Organismo Municipal. Queremos que participe el Ejecutivo local”, arrojó Abramor.
Ya que la idea de la mesa local es perfilar políticas públicas, que se pueda sumar la Municipalidad ayudaría a potenciar ese objetivo que buscan las mujeres al mando de esta conformación. “Para resolverlo hay que hacer un cambio de paradigma, trabajando en acciones de concientización y capacitación, disminuir la cantidad de víctimas y ayudar a las mismas a transitar lo que se denomina ruta crítica. Eso se hace con políticas públicas”, explicó Elizabeth Abramor.