La edad promedio de inicio de la pubertad ha disminuido en el último siglo. Los datos históricos muestran una tendencia secular con una fuerte disminución en la edad de la menarca (o primera menstruación) desde los 17 años en el siglo XIX hasta los 13 años a mediados del siglo XX, estabilizándose posteriormente alrededor de los 12,5 años. “La pubertad precoz central es un trastorno más frecuente en niñas, especialmente entre los 6 y 8 años”, precisó a EL NORTE la Dra. Analía Morin, especialista en Clínica y Endocrinología Pediátrica.
De la Redacción de EL NORTE
[email protected]
La pubertad es un periodo de transición entre la niñez y la vida adulta. Su inicio depende de una interacción compleja de factores genéticos, nutricionales, socioeconómicos y ambientales. Este proceso ocurre por una adecuada maduración del eje hipotálamo-hipofiso-gonadal, con incremento de la liberación pulsátil del factor hipotalámico liberador de gonadotrofinas (GnRH) que conlleva una compleja secuencia de cambios endócrinos que conducen a la adquisición de los caracteres sexuales secundarios, el empuje puberal y la capacidad reproductiva. La edad normal de inicio de la pubertad es después de los 8 años en niñas y de los 9 años en varones.
La edad promedio de inicio de la pubertad ha disminuido en el último siglo. Los datos históricos muestran una tendencia secular con una fuerte disminución en la edad de la menarca (o primera menstruación) desde los 17 años aproximadamente en el siglo XIX hasta los 13 años a mediados del siglo XX, estabilizándose posteriormente alrededor de los 12,5 años. También ha disminuido la edad del desarrollo mamario en niñas en 12 a 18 meses en las últimas dos décadas. Se estima que factores genéticos y el mejoramiento de las condiciones medioambientales han influido en esta tendencia.
Sin duda, los factores genéticos desempeñan un rol importante en este proceso dado que los mismos explican el 70 al 80 % de las variaciones en el tiempo de inicio de la pubertad.
“Sin embargo, existe consenso acerca del impacto de factores ambientales, como los hábitos alimentarios, el peso, la nutrición fetal y la exposición a disruptores endocrinos. Se ha demostrado una edad de la menarca más temprana en niñas con retardo de crecimiento intrauterino lo que sugiere que los posibles efectos del ambiente comienzan en la vida intrauterina”, precisó a EL NORTE la Dra. Analía Morin, Especialista en Clínica y Endocrinología Pediátrica, Jefe de Unidad de la Sala de Endocrinología del Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata.
Mayor incidencia en niñas
La nutrición juega un papel clave en el inicio de la pubertad, explicando al menos en parte la tendencia secular a un descenso en la edad de la misma. En las niñas, el exceso de adiposidad puede ser una de las causas más importantes de alteraciones de la pubertad.
De hecho, existen estudios que informan una relación entre el aumento del índice de masa corporal y la maduración sexual más temprana. La relación entre la obesidad y el adelanto puberal podría ser debida a la vinculación de la leptina con la liberación hipotalámica de GnRH y el estado de hiperleptinemia asociado a la obesidad.
Se denomina pubertad precoz central a la aparición de un estadío de telarca de Tanner igual o mayor de 2 en niñas o un volumen testicular igual o mayor de 4 ml en varones antes de las edades habituales de desarrollo puberal, 8 años en niñas y 9 años en varones. “Se trata de un trastorno más frecuente en niñas, especialmente entre los 6 y 8 años. En la mayoría de los casos es de causa idiopática. Existen además casos familiares ocasionados por mutaciones en diversos genes que guardan relación con la pubertad. La etiología orgánica como lesiones, tumores o malformaciones del sistema nervioso central es más frecuente en varones y en niños de menor edad”, indicó Morin.
La pubertad precoz central ocasiona diversas consecuencias en los/as niños/as. Por un lado, pueden verse afectados desde el punto de vista psicosocial por presentar una maduración anticipada y diferente en relación a sus pares. Por otro lado, el avance de la edad ósea con el consecuente cierre anticipado de los cartílagos de crecimiento puede ocasionar una talla final por debajo del potencial genético y de la talla que el/la niño/a hubiera alcanzado si la pubertad hubiera ocurrido a edad normal.
Tratamiento
El tratamiento de la pubertad precoz central se realiza con análogos de GnRH. El mismo es efectivo en revertir los cambios puberales y mejorar el potencial de talla sin efectos adversos significativos. Debe ser iniciado oportunamente para obtener los mejores resultados.
“Recientemente se ha reportado un incremento de la incidencia de nuevos casos de pubertad precoz central y una tasa más rápida de progresión de la pubertad en pacientes con diagnóstico previo de pubertad precoz, durante y después del aislamiento por Covid-19, en comparación con años anteriores. Se ha postulado que factores ambientales desencadenantes que se incrementaron durante el confinamiento, como el mayor índice de masa corporal y el uso de dispositivos electrónicos, pudieran guardar relación con este fenómeno”, advirtió la especialista.
Se estima que el tiempo que los niños utilizan los dispositivos electrónicos se incrementó considerablemente durante el aislamiento. Varios trabajos han estudiado los efectos de la exposición a campos electromagnéticos sobre la producción de melatonina. El mayor uso de dispositivos electrónicos podría conducir a una caída en la producción de melatonina por los pinealocitos. Existe alguna evidencia que la reducción de los niveles nocturnos de melatonina guardaría relación con la maduración sexual, contribuyendo a los cambios neuroendocrinos que conducen al inicio de la pubertad.
Los factores psicológicos también podrían influir, dado que la pandemia habría afectado el bienestar psicológico y la estabilidad emocional de los niños/as por diversos factores como una mayor ansiedad por el miedo a enfermarse, el cierre de escuelas, el distanciamiento con otros niños, el cese repentino de sus relaciones familiares y sociales. Aunque todavía hay pocos datos de cómo respondieron los niños/as desde el punto de vista psicológico a la crisis, es bien conocida la influencia de factores psicológicos en la pubertad precoz, por ejemplo en niñas adoptadas que migran de países en vías de desarrollo a países desarrollados.
Cada 20 de noviembre, en el marco del Día Universal del Niño, la Fundación de Endocrinología Infantil (FEI) impulsa la campaña nacional de concientización #HablemosDePubertadPrecoz” para preservar el derecho de los niños a seguir siendo niños.
La misma busca visibilizar los principales síntomas de la pubertad precoz central y alcanzar un diagnóstico temprano, además de informar sobre el tratamiento adecuado para revertir sus consecuencias. Cuenta con el asesoramiento de los principales endocrinólogos del país y la colaboración de pediatras, dermatólogos, nutricionistas y psicólogos para realizar charlas informativas y brindar herramientas de contención para la comunidad de familias afectadas por la pubertad precoz.