La tendencia a falta de lluvias en Brasil es firme -en principio- hasta el 31 de octubre, y aún no se sabe qué puede pasar durante el último bimestre del año. En la Cuenca del Paraná, que es donde más llueve por año, es donde la estacionalidad está más desdibujada. No se descarta que algunos eventos como desmoronamientos de la barranca se puedan repetir como efecto secundario de fuertes lluvias locales.
De la redacción de EL NORTE
[email protected]
La situación generada por la bajante extraordinaria del río Paraná se agravará en las próximas dos o tres semanas, y no se descarta que algunos eventos como desmoronamientos de la barranca se puedan repetir como efecto secundario de fuertes lluvias locales. Así lo manifestó este lunes el ingeniero Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alertas Hidrológicas del Instituto Nacional del Agua (INA).
El funcionario del INA definió la actual panorama en torno a la Cuenca del Paraná, en especial a las ciudades y localidades ubicadas en la ribera.
“Estamos con una situación un poco engañosa. Por un lado, hubo algunas lluvias en las últimas semanas en lugares que permiten cierta estabilidad. O sea, la tendencia bajante no continuó en lo que hace al caudal que ingresa a territorio argentino. Pero eso es falso o imaginario, porque es un solo evento que se dio. No hay continuidad de lluvias”, evaluó.
El ingeniero Borús agregó que “parte de lo que se recibe en caudal es un desembalse de los embalses que hay en la Cuenca del Paraná en Brasil y del río Iguazú. No tenemos una situación natural. En cuanto eso deje de ocurrir, vamos a tener una tendencia descendente más marcada. Y en todas las secciones del río Paraná en Argentina se registrarán niveles menores todavía”.
El especialista del INA precisó que esa situación se debe “a la falta de lluvia por un lado y al hecho de que las reservas en los embalses que está promoviendo y produciendo esa falsa sensación de tranquilidad se van agotando. Lo vamos a sentir”.
Como en 1944
“Comparando la bajante de 1944, vamos a tener lecturas de menos de un metro por debajo del cero de escala, 1,20 o 1,30 por debajo del cero de escala. Hoy por hoy, estamos en una situación un poquito mejor, pero no para creer en algo muy superior que lo de 1944. Todavía conservamos esas posibilidades con unas cuantas incertidumbres. Una tiene que ver con el clima”, dijo.
Y en ese sentido, expresó: ” La tendencia climática (falta de lluvias) es firme en principio hasta el 31 de octubre, pero no sabemos qué puede pasar en el último bimestre del año”. “Tuvimos en los últimos años una variabilidad muy fuerte en el clima, muy potenciada que hace que no haya dos años seguidos iguales. El tema de la estacionalidad está en dudas. Decir cuándo es la época más lluviosa del año es totalmente difuso. En la Cuenca del Paraná, que es donde más llueve por año, es donde la estacionalidad está más desdibujada. Ya prácticamente no se sabe cuál es el mes con más lluvias y cuál es el de menos”, añadió.
Al ser consultado sobre el impacto económico y ambiental que puede llegar a tener ese problema, el especialista del INA remarcó: “Se tomaron un montón de medidas a nivel nacional, provincial y hasta local, que hacen que los impactos se minimicen, incluso aquellos que hacen a la captación de agua para consumo humano. Creo que no va a alcanzar en ningún momento una situación crítica extrema”.