SOL ORDAS: “EL RESULTADO DE BUENOS AIRES 2018 YA LO DEJÉ ATRÁS”

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La representante del club Regatas se encuentra en nuestra ciudad tras regresar de República Checa, donde compitió en el Mundial Sub 23 de Remo. Recordó que estuvo a punto de dejar el deporte cuando culminaron los Juegos Olímpicos de la Juventud, y remarcó: “Ese oro marcó mi carrera, pero traté de desprenderme lo máximo posible para poder buscar otros resultados”.

Sol, en los estudios de Radio U.

EZEQUIEL GUISONE
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Los Juegos Olímpicos de Tokio pusieron en agenda varios temas trascendentales que involucran al deporte de nuestro país y del mundo entero. En cuanto a “lo nuestro”, la falta de un apoyo fuerte en muchas disciplinas cuyos representantes compitieron en condiciones notablemente desfavorables con respecto a sus rivales. Y en un marco más global, la exigencia al límite a la que son sometidas las grandes figuras del deporte internacional, al punto de sufrir una presión imposible de soportar, tal el caso paradigmático de la gimnasta Simone Biles, que terminó no presentándose en la mayoría de las pruebas en las que el mundo entero de antemano ya le “colgaba el oro” en su cuello.

Con apenas 20 años, Sol Ordas ya se sintió atravesada por ambas sensaciones en el proceso de los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018, en el que fue la primera argentina en ganar una medalla dorada. La exigencia de esos cuatro años de proceso la llevaron al punto de querer dejar la actividad. Pero está de regreso, y va por la revancha. “En 2019 dejé de remar dos meses. Había dicho que era un tiempo, pero dentro mío lo sentía como un ‘no vuelvo más’”, reconoció la nicoleña esta semana en su visita a Radio U, donde charló con los periodistas de “La Deportiva”. “Es bastante duro después de tanto tiempo decir ‘lo dejo para siempre’, y lo que me hizo volver fueron los Juegos Panamericanos. Ver correr a los chicos fue como decir ‘yo quiero estar ahí’”, reconoció la nicoleña, y agregó: “No me arrepentía por no estar en Lima, porque no estaba dispuesta ese año a hacer lo que tenía que hacer para estar, pero sí dije ‘bueno, algo me pasa cuando veo esto, yo quiero estar ahí en algún momento’”.

“El tema de la falta de contención y las presiones es bastante difícil de llevar. Hay un momento en el que no sabés cómo manejarlo si es que nadie te da una mano, o nadie se da cuenta ni te da herramientas para manejarlas. Creo que eso en algún momento te explota por algún lado, más aún cuando sos una figura tan grande como Simone Biles y todo el mundo espera algo de vos”, opinó luego Sol, que con respecto al oro que consiguió en Buenos Aires señaló que no llegó a sentir esa presión pública. “Después de los Juegos corrí recién este año para la selección, yo ya me saqué la presión de los Juegos y el Mundial. Si bien es algo que marcó mi carrera deportiva y lo recuerdo siempre, es un resultado que yo dejé atrás, traté de desprenderme lo máximo posible para poder seguir con otros resultados, porque es muy difícil poder mantenerse en ese nivel y soltar ese recuerdo. Y cuando no soltamos un buen resultado es difícil ir a buscar otro. A mí me costó bastante poder soltarlo y entender que soy otra Sol, distinta a la de ese momento”, analizó con notable claridad, una característica de esta “nueva Sol”.

“Creo que estoy mucho más madura en cuanto a poder disfrutar el proceso, sacar esas presiones, reconocer que la que está corriendo soy yo, no el que está afuera mirando; la que entrenó fui yo, y que el resultado va de la mano con lo que haya entrenado”, sentenció.

El regreso

Miró por televisión los Panamericanos de Lima y decidió volver a la selección. Y ese regreso lo concretó semanas atrás en Racice, República Checa, donde compitió en el Doble con Olivia Peralta Martínez y culminaron en el undécimo lugar. “Era la primera vez que competíamos juntas a nivel Mundial; habíamos corrido una vez en un Cuatro sin timonel en un Sudamericano, pero solas las dos, fue la primera regata. Ella es un poco más chica que yo, pero somos la misma categoría. Lo probamos para ir a un Pre-panamericano juvenil, el primer día anduvo bien, nos sentíamos muy cómodas, el bote iba muy bien, entrenábamos mucho con las chicas que iban a los Juegos, y una realidad también es que yo en el Single no estaba andando como antes, así que era preferible ir al Doble. Ahí surgió la posibilidad y a mí me sorprendió, es un buen bote”, comentó Ordas respecto de la experiencia mundialista.

En la misma pista europea, en 2018 batió el record mundial junior  en la semifinal y se consagró subcampeona del mundo en la categoría. La experiencia del Mundial Sub 23 no terminó de la mejor manera, ya que todo el equipo quedó “varado” en Madrid a la espera de la autorización del Gobierno argentino para poder regresar, algo que tardó diez días.

Este año en Brasil, la nicoleña buscó la clasificación a Tokio en el Single, pero no se le dio. “Quería ir a los Juegos Olímpicos y fue un golpe, pero yo no estaba al cien por ciento ni fisica ni psicológicamente para correrlo bien. El hecho de salir de ese Single del Preolímpico y pasar al Mundial Sub 23, con una compañera con la que me llevo bien se me hizo muy llevadero y lo disfruté mucho”.

La “nueva Sol”

La manera como enfrenta los micrófonos hoy en día también es una muestra de la madurez de la representante del club Regatas. Y ella lo reconoce. “Me costó, me daba mucha vergüenza”, señaló entre risas, recordando aquel inolvidable mediodía de octubre de 2018 en el que se transformó en campeona olímpica. “Bajábamos del bote y no podíamos ni respirar. Era obligatorio pasar por la zona de periodistas. Me acuerdo que terminé la final y no pude ni ver a mi mamá, porque fui directo a dopaje, a recibir la medalla y después con la prensa. Entiendo que es parte del deporte y que eso nos ayuda a difundirlo, pero lo sufrí bastante”. “En ese momento, ya desde el día anterior estaba muy emocionada… Nunca me había pasado, pero el día de la regata, antes de correr la semifinal, no podía parar de llorar. Estábamos en la zona de atletas y yo llorando, y mi entrenador (Martín Cambareri) me decía ‘bueno, guardá esas lágrimas para después’” recordó con una carcajada. “Yo no lo podía controlar, estaba emocionada por todo lo que estaba pasando, que ese proceso tan largo se terminaba, y de ahí que no sabíamos qué iba a pasar, como que a partir de ahí dejábamos de ser unos nenes Junior para pasar a ser mayores… fueron muy emotivas esas regatas, las disfruté mucho, aunque con muchos nervios”.

Este año comenzó a estudiar Psicología en la modalidad a distancia (“un poco porque me gustaba desde antes, y otro poco por lo que viví, porque me gusta mucho la psicología deportiva y me parece que es fundamental para poder explotar tu rendimiento, no es algo menor”, definió), y tiene como objetivo deportivo arrancar con todo un nuevo ciclo olímpico, soñando un final dentro de tres años con su bote en París.

Por lo pronto, en este ciclo considera que hay muchas cosas que se pueden mejorar, como por ejemplo la Pista Nacional de Remo. “La de Tigre está muy contaminada, hay días que baja el agua y no se puede remar, entonces tenemos que cambiar el entrenamiento para hacerlo en un remoergómetro, ir al gimnasio o tenemos que salir remando entre la mugre, porque pasan hasta heladeras flotando al lado tuyo. Lamentablemente entrenamos ahí y es la pista nacional que tenemos hoy en día, así que para empezar lo que hay que copiar de afuera es una pista nacional limpia”, tiró.

A principios de noviembre, Ordas representará al club Regatas en el Campeonato Argentino que se desarrollará en Villa Constitución, mientras que a nivel selección habrá un Sudamericano en Paraguay a fin de año. El ciclo a París ya está en marcha. “Tengo ganas de hacer un bueno proceso a los Juegos y ir por la clasificación. Creo que con ganas y proponiendo las cosas desde un principio se puede lograr. El objetivo que me planteo a largo plazo es París 2024”, concluyó.