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viernes, octubre 18, 2024
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MENOS NACIMIENTOS Y MÁS MUJERES QUE DECIDEN NO SER MADRES

En 2020 se registró en el país un nuevo y abrupto descenso de la natalidad, con un 14,7% menos de nacimientos respecto de 2019 y un 31,4% menos en relación al 2014. Asimismo, se visibiliza cada vez más a muchas mujeres que hoy no centran su vida en tener y criar hijos. “Ser madre no es un deber ni nuestro único fin en esta vida”, comentó a EL NORTE Constanza de 27 años, quien recientemente se sometió a una ligadura tubaria sin haber tenido hijos.

“Pensar en un proyecto de maternidad ante tantos focos de sufrimiento me parece insostenible”, declaró desde la colectiva feminista Chanas la nicoleña Bernardita Rimoldi. ILUSTRACIÓN

De la Redacción de EL NORTE
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Hace años que la Argentina registra valores negativos de nacimientos. El Ministerio de Salud publicó las estadísticas vitales correspondientes al año 2020. La tasa global de fecundidad (que indica el número de hijos por mujer) volvió a caer y se ubicó en 1,54, el valor más bajo de la historia.

En 2020 se registró un nuevo y abrupto descenso de la natalidad. Los nacidos vivos en ese año fueron 533.299, lo que representa un 14,7% menos respecto al año anterior -625.441 en 2019- y un 31,4% en relación al 2014 (777.012).

La tasa de natalidad, el número de nacimientos por cada 1000 habitantes también registra una caída constante desde 2014, ubicándose en 11,8 en 2020.

En tanto, las cifras de la provincia de Buenos Aires incidan que en 2011 se registraron 291.868 nacidos vivos, mientras que en 2019 este número descendió a 226.894. Excepto por un leve ascenso en 2014, el resto de los índices fueron todos en descenso.

A modo de muestra, en San Nicolás, según datos suministrados por el Hospital San Felipe, la cantidad de nacimientos en ese nosocomio de agosto de 2021 a agosto de 2022 fue de 1167, cifra menor a la registrada en 2018 con 1233 nacimientos.

En medio de dichas estadísticas, se visibiliza cada vez más a muchas mujeres que hoy no centran su vida en tener y criar hijos sino que eligen potenciar sus estudios y desarrollarse profesionalmente; aunque ambas situaciones no necesariamente se invalidan una a la otra, pero sin duda las hacen más difíciles de sostener. Han caído los viejos mandatos y la realización personal ya no se basa exclusivamente en el cuidado de la descendencia sino más bien en cultivar el propio ser o intentar aportar para mejorar el mundo en que vivimos.

En primera persona

En una charla con EL NORTE, Constanza, de 27 años, contó su historia y su firme decisión de no ser madre. “En abril sometí mi cuerpo a una ligadura tubaria sin haber tenido hijos, aunque sabiendo lo que es estar embarazada. Mi útero “no es virgen”, uno de los requisitos que exigen muchos profesionales a la hora de garantizar una ligadura. Desde chica supe que no quería hijos. Todo lo que experimenté mientras gestaba no se parecía en nada al instinto materno del que muchos hablan. Yo solo quería desaparecer, no soportaba la idea de tener que hacerme cargo de una vida, una responsabilidad enorme para mí. No estaba lista, ni lo estaré. No me siento con el derecho de responsabilizar a un ser de cambiar este mundo, que es lo que intento e intentamos todos los que conscientemente pensamos en la tierra y en el otro. Tal vez sea una mirada pesimista, pero ¿cómo negar la crueldad del ser humano?”, relató.

“Soy parte de la población estructuralmente pobre y a partir de ahí es la perspectiva con la que veo el mundo. Es parte de mi filosofía de vida ayudar a quienes lo necesitan con lo que esté a mi alcance, es para otros que vivo y lucho. Ser madre no es un deber ni nuestro único fin en esta vida. Creo que saber quién soy, qué me gusta, qué me duele es mi verdadero fin para poder compartir con otros desde el entendimiento y el amor”, argumentó.

“Desde chica supe que no quería hijos. No me siento con el derecho de responsabilizar a un ser de cambiar este mundo, que es lo que intento e intentamos todos los que conscientemente pensamos en la tierra y en el otro”.
Constanza

Salir del estereotipo

Desde la colectiva feminista Chanas, la nicoleña Bernardita Rimoldi remarcó: “Creo que siempre las mujeres incluso desde niñas hemos sido cargadas de estereotipos que naturalizan e imponen la maternidad y las tareas de cuidados como algo inherente a nuestra cuestión biológica de nacer mujer. Objetos rosas, cocinitas, bebotes para criar, etc. Sin embargo, sabemos que a muchas mujeres no nos interesa ser madres ni tampoco hacernos cargo de tareas de cuidado en situaciones de desigualdad. Desde hace ya tiempo venimos cuestionando estas cosas; que la paternidad no es una ayuda sino una responsabilidad también. Venimos visibilizando de qué formas a nosotras se nos pone en tela de juicio y a los hombres no. Y que la biología no nos constituye sino que somos seres sociales y culturales”.

Desde el activismo feminista socorrista, acompaña a personas que deciden abortar “para que sus decisiones sean atravesadas con información segura, escucha activa y acompañamiento amoroso durante todo el proceso”.

En cuanto a los motivos que pueden entrar en juego a la hora de decidir no ser madre, consideró: “Siento que hay que poder escuchar y comenzar a desplegar nuestro potencial regenerativo. Y ahí mis tareas de cuidado; escuchar y respetar la decisiones de las personas, sanar la tierra, no consumir otros animales, compostar los residuos orgánicos, etc. Colaborar con activismos que construyen mundos más justos. Pero pensar en un proyecto de maternidad ante tantos focos de sufrimiento me parece insostenible, somos la especie humana quienes estamos enfermando al mundo. Sin embargo, mi apuesta por un mundo más justo está en proyectos colectivos, que no dejan de vincularme con las personas y la naturaleza de la que somos parte. Que no me convierten en una persona individualista y egoísta por no querer ser madre. Porque también hay un rol que quiero llevar adelante que es el de ser habilitadora de experiencias que abran posibilidades a las niñeces, que permitan que vivan libres hoy y también mañana en un mundo más habitable. Y para eso hay que cuidarnos y cuidar”.

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