Se trata de Upper, un bar que implementa desde mayo el uso de la lengua de señas para atender a personas sordas e hipoacúsicas. La decisión generó una catarata de comentarios positivos. Pionero en la idea, ahora motiva a otros rubros a imitar la iniciativa.
De la redacción de EL NORTE
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En un rubro donde la comunicación se ubica en el centro de la escena, empleados del drugstore Upper, ubicado en la esquina de Sarmiento y Mitre, lograron percibir que nicoleños sordomudos tenían gran dificultad para realizar su pedido a los mozos.
Tomando en consideración que tanto los dueños como los encargados del comercio se movilizan constantemente atendiendo otras pertinencias de la actividad, son los empleados quienes ‘están en la trinchera’, vivencian el día a día y logran dar cuenta de las necesidades de los clientes.
“Se encontraron con situaciones donde llegaban personas sordas al local, y se percibía cierta incomodidad de ambos lados: desde la persona sorda porque sólo utiliza la lengua de señas, y desde los empleados porque no podían prestar un buen servicio al no poder comunicarse”, comentó a EL NORTE, Ayelen Martínez Rossi, encargada del comercio.
Fue Celina, una de las empleadas, quien hacia mediados del mes de mayo decidió junto a sus compañeros y proponer a los dueños del negocio, llevar adelante una capacitación en lengua de señas, para poder atender a la totalidad de los clientes que ingresan.
Capacitación
Una vez aceptada la propuesta por parte de los cuatro dueños con mucho entusiasmo, procedieron a ponerse en contacto con la Fundación Ser, desde donde les brindaron una capacitación específica para la actividad laboral.
En cuanto a la organización para dictar dicha actividad, la encargada explicó: “Pautamos días y horarios donde no entrara tanta gente en el local, generalmente a la siesta es menos el movimiento. Entonces venía la gente de Fundación Ser y la capacitación era acá mismo. Los empleados se capacitaban y los dueños atendían el negocio, por si llegaba a entrar gente”.
Y agregó: “Además, teniendo en cuenta que los empleados van rotando, desde la Fundación proporcionaron videos a modo de síntesis de las clases”.
Debido a la gran amplitud que posee el lenguaje de señas, “nosotros no podíamos tardar en aprender algo que lleva años”. “Entonces ellos organizaron un cronograma para capacitarnos de forma intensiva en lo que es nuestro ámbito, es decir, más específico a lo que hacemos aquí. Como los ‘Buenos Días’, ‘Buenas Tardes’, y todo lo referido a la carta como ‘Café con leche’, ’Medialunas’, y demás”, relató Ayelen.
Incluso para otorgarle mayor seriedad y compromiso al asunto, la Fundación Ser llevó a cabo evaluaciones a los empleados. Y una vez aprobados, se les entregó certificados que daban cuenta de su aprendizaje. Mozos de otros bares de la ciudad recibieron la misma capacitación, y utilizan lengua de señas para comunicarse con clientes con dificultades para hablar y/o escuchar.
Resultados
La encargada manifestó que se nota un cambio, que observa a los empleados más contentos al poder comunicarse mejor porque ya no se genera una situación de tensión cuando ingresa al local una persona sordomuda.
Para concederle un cierre a las capacitaciones, además del examen final, desde la Fundación Ser propusieron llevar a un grupo de sordomudos hasta el comercio para que los atiendan. “Esa fue la prueba de fuego. Fue muy emotivo porque pudieron mantener una conversación”, finalizó Ayelen Martínez Rossi.
Realidad misma
Por estos tiempos que atravesamos, mucho se discute sobre la inclusión. Si debe usarse la letra E en las palabras para no otorgarles un género en exclusivo, si el @ para no identificar dos géneros únicamente es necesario, si la RAE finalmente aceptó esta cuestión en su diccionario, o si en determinada institución, provincia es obligatorio su empleo o no. Pero si hay un sector de la sociedad que evidentemente no queda englobado dentro de este término como debería, es aquel donde se ubican las personas con discapacidades, y como es en el tema de esta nota, aquellas que recurren a la lengua de señas para comunicarse.
La prueba de ello es la poca profundidad que se le confirió al ítem referido a ‘discapacidad’ en el último censo realizado en el país durante el año lectivo, denominado “Reconocernos”. No se incluyó ninguna especificación para conocer en su totalidad la realidad de este sector de la sociedad, que podrían permitir a posteriori la sanción de políticas públicas que beneficien a personas sordas e hipoacúsicas.
En Argentina se estima que actualmente son 80.000 las personas sordas, y 450.000 con algún tipo de discapacidad auditiva aproximadamente.
Lucha
Desde la Confederación Argentina de Sordos trabajan día a día para que finalmente se apruebe la ‘Ley Federal’, que concedería oficial reconocimiento al lenguaje de señas como un idioma natural. “Privar a cualquier niño o niña de una lengua, es quitarle el derecho de desarrollar adecuadamente sus emociones y pensamientos desde los primeros años de vida”, reza la premisa del proyecto en el sitio web: https://cas.org.ar/leyfederalsa/