El proceso licitatorio de la ruta fluvial irradia desconfianza. Para los productores podría generar distorsiones en el mercado. Los países miembros del Acuerdo de la Cuenca del Plata temen que no se respete las reglas de juego.
La nueva licitación pública nacional e internacional es un instrumento clave para la previsibilidad del transporte fluvial que utiliza la Hidrovía Paraguay-Paraná. En este sentido, el Vicepresidente de CRA, Gabriel Raedemaker, dijo que “el gran riesgo que vemos, es que se busque a través de la Hidrovía poner palos en la rueda o complicar los embarques, con el propósito de intervenir de un modo u otro la comercialización. Hoy más allá del tema carnes, está intervenido el mercado del trigo. Los precios del mercado de la soja, no llegan completos al productor. Las exportaciones no están cerradas pero las demoran con las declaraciones juradas. Si encima, controlan la salida navegable para determinados productos, te pueden generar algún tipo de distorsión en el mercado, que en definitiva son como cierres parciales de las exportaciones.”
Estas especulaciones, están generando tensiones en el resto de los países integrantes del Mercosur, que miran con algún nivel de desconfianza, la marcha de las negociaciones sobre el futuro de la hidrovía. Desde Brasil están analizando la conveniencia de que la carga de su producción agroindustrial, salga por los puertos del Atlántico Norte-Paranagua-Santos y Río Grande. Bolivia tiene una zona de producción muy importante en Santa Cruz de la Sierra y en el departamento del Beni cuya capital es Trinidad en territorio amazónico. Ellos tienen dos alternativas para la logística de sus productos agroindustriales: La Hidrovía Paraná-Paraguay por el canal de Tamengo, que conecta la laguna de Cáceres cerca de Puerto Suárez en Bolivia con el río Paraguay en Brasil. La salida al Océano Pacífico, por la Cordillera de los Andes en el ferrocarril que llega hasta la ciudad portuaria de Arica en la XV Región en Chile.
Un freno
Debilitar la hidrovía podría interpretarse como ponerle un freno de mano al flujo de mercaderías que llegan desde el Mercosur a la traza Paraguay-Paraná. “El impacto sería considerable si cayera la intensidad del arribo de mercaderías a la zona de puertos fluviales y marítimos de la hidrovía. Fluviales porque reciben las barcazas y marítimos porque despachan el trasbordo de las cargas en barcaza, hacia los grandes buques que la llevan a los mercados asiáticos.
La Hidrovía Paraguay-Paraná tiene protagonismo, ya que allí están los puertos de salida para transportar las mercaderías que portan las barcazas, rumbo a los grandes buques Panamax( 294 metros de largo por 32 metros de ancho). Buques marítimos en los puertos de River”, agregó Hermida.
La confianza cotiza en el mundo de los negocios como un “commoditie”. Si la nueva licitación pública nacional e internacional no irradia confianza en torno al nuevo modelo de la hidrovía Paraná- Paraguay, evidentemente los países que la transitan evaluaran la utilización de las vías alternativas al trazado de la cuenca del Plata.
En este momento hay tres aspectos que encastran en torno a los debates sobre el futuro de la hidrovía: La cuestión política, los planteos de las organizaciones ambientalistas y la bajante del río.
El escenario político es complejo. El concepto se refleja en la última movilización convocada en San Nicolás De Los Arroyos, en el extremo norte de la provincia de Buenos Aires. Allí los asistentes firmaron la denominada Proclama de San Nicolás.
Malestar
Pero el malestar no solo está representado en los productores sino que se extiende hacia sectores políticos vinculados al Kirchnerismo particularmente en la figura del gobernador del Chaco Jorge Capitanich, quien en una reunión mantenida con la cúpula de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) en su provincia, reconoció que, como consecuencia de las decisiones del oficialismo en materia de carnes, peligran inversiones referidas al sector por millones de dólares en su distrito.
Por otra parte las preocupaciones políticas llegan a la Región Centro, los ruralistas confederados gestionaron una reunión con el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti. El líder de “cordobesismo” se negó en un principio, pero para no abortar la idea del encuentro, propuso ampliar la participación de los actores a los gobernadores Gustavo Bordet de Entre Ríos y Omar Perotti de Santa Fe.
Schiaretti, soporta el peso de la presión de los productores cordobeses enfrentados al Kirchnerismo, pero además sabe de las represalias del oficialismo ante cualquier señal que opere en contra de sus intereses. Sin embargo, la intención del jefe del peronismo cordobés es avanzar en las conversaciones con los ruralistas pero blindado con el sello de la Región Centro.