La nicoleña María Ferreyra partió hace dos años y medio en búsqueda de un sueño que creía lejano. Llegó a Francia, donde trabajó en la creación de una prenda de vestir para Christina Aguilera. “Haber confeccionado vestidos que se vieron en pasarela en la Semana de la Moda de la Alta Costura en París es algo que me dio mucha satisfacción, algo que no imaginaba”, expresó a EL NORTE, garantizando que planea ir por más en la moda.
Carolina Mitriani
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Francia es reconocida, sin dudas, como la capital mundial de la moda y elegancia. Estos dos ítems son canalizados por manos, ojos y corazón nicoleños. María Ferreyra emprendió en esas tierras del viejo continente un anhelo que no creía materializar: llegar a la alta costura del máximo nivel.
“Empecé a estudiar moda cuando salí de la escuela, en el 2007, en Rosario. Me gustaba mucho todo ese mundillo y sabía que tenía que dedicarme como diseñadora o fotógrafa. Cuando sabes que te gusta algo y no dudas mucho, lo sentís”, comenzó a relatar la nicoleña a diario EL NORTE. En ese entonces, Argentina no tenía masificado el acceso a estudios en esta área “porque está más la idea de que con carreras universitarias te va a ir mejor o que vas a tener mejor trabajo. Pero yo estaba firme con mi idea y lo hice igual”.
ADN nicoleño
María reconoce que hay una huella de sus orígenes en lo que hoy cosecha: “Todo lo que yo hice en San Nicolás, mi experiencia laboral, la veo muy presente hoy en día. Tengo una base de prueba y error de muchos años, así que en eso veo todo lo que hice como modista independiente”. Al terminar la carrera creó una marca de ropa para chicas, con varias colecciones porque eso la divertía. Sin embargo, la parte de generar ventas no le pareció lo suyo, por lo que luego de tres años pasó a limitarse al rol de modista, solamente a pedido.
“Aprendí mucho sola y viendo cómo estaba hecha la ropa que ya venía hecha, que descocía para hacer arreglos. Siento que hay algo de toda mi experiencia que tuve en Argentina que incorporando nuevas técnicas me hace más fácil aprender todo”, destacó, reconociendo que el trabajo local le permitió tener “la mano agilizada” para los desafíos actuales, tras tantos años de prueba y error.
Actualmente trabaja en un atelier de alta costura de un diseñador francés, Alexis Mabille, reconocido internacionalmente. “Empecé el año pasado ahí. Me ofreció quedarme en el equipo fijo pero yo sabía que quería cambiar y conocer cómo trabajar en otros atelieres, en otras marcas, así que trabajo ahí hasta fin de octubre y después a buscar otras empresas para poder trabajar otras cosas, distintos métodos de trabajo, y seguir aprendiendo”, detalló María Ferreyra, con un notorio deseo de superación constante.
En su actual lugar trabajan alta costura con técnicas muy específicas, marcadas por criterios en particular que deben respetarse a la hora de la confección de un vestido. Su estilo está enmarcado en ese ámbito, dentro de lo que se considera como prendas de lujo; por eso, explica, al ser empresas que cotizan mucho, con productos muy caros, se trabaja con otra precisión y otras exigencias. “Aprendí muchísimo donde estoy”, afirma.
Sueños en maleta
“Mi mayor desafío personal fue haberme ido hace dos años y medio de Argentina con una carpeta con documentos abajo del brazo, sin saber si iba a logar lo que venía a buscar, que era el pasaporte europeo. No sabía qué era lo que me esperaba y estaba la pandemia ya empezada al Norte de Italia, ya explotado el tema del COVID-19”, recordó María.
Luego de los primeros seis meses, se trasladó a la capital parisina, donde al principio no fue todo color de rosas, al estar en un contexto de toque de queda y limitaciones para generar un círculo social. También la barrera del idioma le jugó una mala pasada, frenando a veces el acceso al trabajo. Con el paso del tiempo pudo avanzar y hoy se reconoce “bastante instalada. Tengo amigos, tengo planes todos los días, lo que permite disfrutar la ciudad de una manera distinta porque compartir todo lo que ofrece la ciudad con tus amistades está buenísimo. Aparte hay mucha oferta cultural y gastronómica; también se puede viajar un poco”.
Ensueño
“Mi mayor satisfacción es haber logrado llegar hasta donde llegue por el momento. Quiero llegar más lejos, quiero trabajar para una marca aún más importante”, explicó sobre sus proyecciones. Los primeros pasos de María Ferreyra en Francia fueron “en un taller chiquito que no era de lujo. Ahí conocí gente que me fue indicando cómo conseguir trabajo dentro de la alta costura. Se fue dando poquito a poquito. Si bien lo soñaba y deseaba, no era consciente de que estaba llegando”.
Uno de sus grandes hitos ocurrió recientemente: “El hecho de haber confeccionado vestidos que se vean en la pasarela en la Semana de la Moda de la Alta Costura en París es algo que me dio mucha satisfacción, algo que no imaginaba”. Cuando vio su creación en fotos, redes sociales y revistas de moda que ella compraba recién cayó en la dimensión de pensar “es un vestido hecho por vos. Es muy fuerte”. También tuvo la gran oportunidad de trabajar para la artista Christina Aguilera, “una personalidad que conozco de toda la vida, desde chica siempre la escuché y consumí su música. Fue un flash haber cosido para ella”.
Artesanal
Sus tareas están principalmente encomendadas a la costura «a mano». “Me pongo música y trabajo, me concentro en lo que estoy haciendo, estoy en mi mundo. Me gusta preguntar mucho y estar segura de lo que estoy haciendo”, reconoció, destacando que la alta costura le gusta mucho “antes que lo industrial, lo que es a máquina. La encuentro bastante artesanal. Es como una terapia coser a mano detenidamente, mirar todos los detalles. Siento que tengo más control de las cosas”.
“Primero tuve que hacer un test para entrar al taller. Es una prueba de cosas muy minuciosas, chiquitas, donde ven si tenes cualidades para poder trabajar. Por suerte lo pasé bien. Y creo que también el hecho de tantos años de trabajar cosiendo, lo único que hice en toda mi vida porque nunca estuve mucho tiempo sin coser, ayuda mucho. Son la edad y los años de experiencia”, consideró María Ferreyra sobre su incorporación. Al haber tanta oferta y demanda en el ámbito de la moda, su selección no puede pasar inadvertida. “Es un mundo donde todo el tiempo la gente va y viene, hay que estar y si haces las cosas bien y prolijas trabajo hay”, remarcó.