La tradición se repite cada 1° de agosto en el club Independiente. Los hermanos De Rosa esperan a los parroquianos con la caña con ruda.
Gustavo de Rosa, temprano, pasadas la siete de la mañana, aguarda a los primeros vecinos que llegan para tomar el café y les convida con un trago del brebaje. Este año hay tres variedades, contó Gustavo. “Es que viene todo el mundo a tomar las tres copitas, hay una que es más dulce, otra más intensa y una intermedia. Todas fueron preparadas con las recetas originales. ¿Cuál te sirvo?”, nos dice, porque sabe que este cronista mantiene la tradición.
La historia se remonta al parecer a los indios guaraníes, que ya habrían reconocido las capacidades medicinales de la ruda macho, utilizada internamente con éxito contra los parásitos y determinados malestares gastrointestinales y externamente para calmar el ardor y la irritación de picaduras de bichos y alimañas.
En el club que está frente a la estación de ferrocarril, el rito tiene a los hermanos De Rosa, dos laburantes queridos por todos, sirviendo las copas.
Gustavo de Rosa se acerca y nos entrega un vasito descartable con el poderoso trago para alejar todas las pestes, como dicen cada uno de los que están en la barra esperando para tomarse los tres o siete tragos, y cómo se aplica según cada teoría.
“Para ustedes también, que andan todo el día en la calle como los viajantes”, dijo y, mientras tanto, un productor agropecuario pide su pócima. “La caña con ruda es para todos, laburantes, gente del campo, maestros y desde hace unos años vienen las señoras a tomarse la copita de caña. Esto te muestra cómo funciona la tradición y lo que es Ramallo”, agregó.
