La nadadora representante del club Belgrano compitió en el Panamericano Master de Natación que se está desarrollando en Medellín. La nicoleña finalizó en el quinto puesto en los 200m Pecho, y fue cuarta en los 100m, a solo 31 centésimas del podio. “Era un desafío, una meta que tenía”, contó.
EZEQUIEL GUISONE
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Su apellido es sinónimo de natación en el club Belgrano. El recordado “Gringo” Mangialavori fue fiel custodio del natatorio climatizado desde que era apenas una idea, transformándose en uno de los motores que lograron impulsarlo hasta transformarlo en realidad. Eleonora nació con esa pasión por el deporte en las venas, y transfirió esa herencia a su hijo, Felipe Lancha, múltiple campeón argentino y sudamericano.
Pese a que nunca dejó de nadar, hoy Eleonora recuperó la pasión por entrenar y competir. Y se dio el lujo de volver nada menos que en un Campeonato Panamericano. El certamen para las categorías Master comenzó el pasado sábado en Medellín, Colombia, y culminará este fin de semana. “Estoy muy feliz de estar acá, de hacer algo que me encanta… y los resultados también estuvieron buenos”, contó Eleonora desde Colombia, en una breve entrevista que realizó con los periodistas de La Deportiva (Radio U 89.9). La representante del club Belgrano finalizó quinta en los 200m Pecho el martes, y ayer culminó en la cuarta posición en los 100m de la misma especialidad, a 31 centésimas del podio.
“Fue una experiencia maravillosa”, definió la nicoleña, y contó que “Algunos llegan mucho mejor preparados, con muchas horas de entrenamiento; otros llegamos como podemos, pero por amor al agua venimos igual, nos animamos y nos desafiamos. Hay de todos los niveles, pero todos venimos a pasarla bien y disfrutar”. “Es la primera vez que salgo del país para competir; he acompañado a mi hijo y he nadado los sudamericanos que se hicieron en la Argentina, pero éste era un desafío que en el 2020 no se pudo lograr por la pandemia, y que quería hacer”, expresó.
Respecto de las pruebas y los 1500 metros de altura de Medellín, Eleonora aseguró que “Los 200 metros me dolieron”. “No pude venir antes porque estuve de guardia trabajando, era imposible. Además había estado rindiendo, así que no llegué en las mejores condiciones de entrenamiento. Llegué un día antes a Colombia y nadé los 200, y se sintió la altura. No pensé que iba a ser tanto. En los 100m como la distancia era la mitad, esta vez me tiré a dar todo lo que podía dar, sin miedo, y me fue muy bien. Quedé ahí arañando el podio”, contó.
“Lo que sentí en los 200m es la falta de aire y la necesidad de respirar más seguido. El estilo pecho tiene un timing de coordinación muy finito, y para nadarlo deslizado como yo quería y como yo lo nado, necesitaba meter más brazadas para sacar la cabeza para respirar. Fue una sensación que tuvieron todos los nadadores en general. La altura no es un montón, pero se nota”, agregó.
Un comienzo
“Era un desafío, una meta”, definió Eleonora. “En 2020 ya me había inscripto para nadar en este campeonato, pero me agarró la pandemia. Y el año pasado, cuando falleció mi papá, que me acompañó mucho durante toda mi vida, retomé los entrenamientos y me di cuenta: ‘esto es lo mío, entrenar es lo mío’. Así que en los horarios que puedo y como puedo, me tiro a la pileta a entrenar. Y acá estamos. Quería venir y lo hice, así que feliz”, expresó, y aseguró que “esto es un comienzo. La idea era que una vez terminada la carrera de estudio en la docencia, meterle de nuevo a la natación. Y disfrutarlo”.