La organización social «Ni un pibe y piba menos por la droga», enmarcado en las tareas de la CCC, lleva adelante espacios terapéuticos y recreativos para combatir este flagelo, sobre todo en la juventud. En San Nicolás prestan servicios gratuitos en su sede de Miguel Rojas 1159, en barrio San Martín.
Carolina Mitriani
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Tras la inauguración que tuvo lugar el domingo 7 de noviembre del 2021, las puertas de la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario “Ni un pibe y piba menos por la droga” se abrieron con diversas actividades gratuitas. Está ubicada en Miguel Rojas 1159, en el barrio San Martín, en el corazón de la siempre postergada zona norte de San Nicolás.
Allí disponen su abanico de presentaciones para la comunidad, que tienen como objetivo central el acompañamiento para la prevención y erradicación de los consumos problemáticos. Estos llegan por un universo de multicausalidades, entre las que es preciso reformular y crear redes de contención y autonomía.
Actividades terapéuticas
El espacio de escucha, asesoramiento y acompañamiento en consumos ofrece actualmente actividades de lunes a viernes. Los lunes, en el horario de 9.30 a 11.00 realiza terapia grupal. Los martes, de 9.30 a 11.00, la terapia es individual. Los días miércoles se realizan consultorías, taller de género y terapia individual, de 9.30 a 10.30, 10.00 a 11.00 y 10.30 a 12.00, respectivamente. Los jueves las consultorías son de 9.30 a 10.30 y la terapia individual de 10.30 a 12.00. Por último, los viernes la terapia grupal va de 10 a 11 horas y la consultoría de 11 a 12 horas.
Talleres gratuitos
Otro interesante soporte se brinda a través de talleres gratuitos de recreación. Estos incluyen el taller de rimas, freestyle y escritura los días jueves, de 17.30 a 19.30; kickboxing se dicta en la Casa de Miguel Rojas 1183 los martes y jueves, de 17.30 a 18.30 y de 18.30 a 19.30; las clases de hockey –en el polideportivo de barrio Moreno– son dictadas por la profesora Bianca Raiteri los miércoles y viernes de 16.00 a 17.30; y en breve comienza el curso intensivo de serigrafía, que rápidamente agotó sus cupos.
Trabajo desde abajo
“Así como este dispositivo no cayó del cielo, sino que fue producto de movilizaciones y reclamos, vamos a seguir organizándonos en todos los barrios para que den respuesta a nuestras necesidades y se garanticen nuestros derechos”, resaltan desde el equipo de trabajo, aseverando que “el consumo de drogas crece producto de una situación desesperante que viven millones de pibes y pibas, que son condenados a vivir en la pobreza sin acceso al trabajo, a la vivienda, a la educación, al deporte y la cultura”.
Abordar esta problemática desde sus múltiples aristas, sin la mira de la criminalización de los consumidores y su entorno, la organización «Ni un pibe y piba menos por la droga» reconoce: “Para avanzar en la lucha contra la droga es necesario mejorar las condiciones de vida y que los pibes y las pibas tengan perspectiva de futuro. El Estado debe perseguir y castigar a quienes hacen fabulosos negocios con nuestras vidas y no criminalizar y estigmatizar a quienes son víctimas de este flagelo social”.
En su fuerte reclamo por una ley de emergencia en adicciones, los integrantes de la ciudad reclaman una mayor presencia del Estado para resolver este problema sanitario. “En nuestra ciudad hay una cantidad cada vez más grande de pibes y pibas que son descartables desde el punto de vista del municipio, que son condenados a vivir en condiciones muy malas, con un presente de mierda y ninguna perspectiva de que el futuro mejore. Es ese el contexto que hace que el consumo de drogas crezca de manera alarmante en los barrios. Es por eso que nos mantenemos organizados y luchando para que den respuestas a las necesidades populares”.
El equipo de trabajo de «Ni un pibe y piba menos por la droga» analizó que “la pandemia empeoró las condiciones sociales y económicas que dejó el macrismo. El Frente de Todos tomó medidas positivas pero que no alcanzaron frente a la gravedad de la situación social”.