Lo dijo Adriana Cozzi, reconocida artista plástica ramallense que formó a muchos representantes de la cultura local.
Algunos de esos artistas han trascendido las fronteras, otros siguieron perfeccionándose en diferentes partes del país. Adriana fue concejala durante un período y fue la creadora de la ordenanza que le dio vida la feria del libro en Ramallo. Habló sobre el impacto de la pandemia y lo doloroso de no poder realizar los talleres presenciales. Es una mujer de pies a cabeza que respira cultura y que la pintura es su pasión. En diálogo con EL NORTE, contó la experiencia de la participación en la acción realizada por uno de sus discípulos, Mauro Musante, que se denominó “Ramallo por la paz”, una original propuesta llevada a cabo por el artista plástico ramallense junto con su profesor Emilio Moya y un grupo de profesionales abocados a la comunicación en un campo del distrito. La iniciativa de “Ramallo por la paz” fue pensada para enviar un mensaje al pueblo ucraniano y poder hacerlo extensivo a lo largo y ancho del planeta. La idea fue trabajar en un campo que sufrió el impacto de la sequía y la inundación, todo en este tiempo de clima tan extremo que vivió el campo, y en medio de esa situación la analogía como metáfora de la tierra, el impacto de la guerra y dejar plasmado el símbolo de la paz.
Presencialidad
En el inicio de la entrevista, Adriana Cozzi se refirió a la vuelta a la presencialidad en sus talleres: “Realmente es todo un cambio, me lleva su tiempo, no hemos podido comenzar con las clases presenciales, hubo muchos cambios internos y externos y nos llevan a repensar la tarea que uno está haciendo. La gente tiene una necesidad de realizar actividades que no tengan mucha continuidad en el tiempo. Quiere que las mismas tengan un principio y un fin”.
Clara en cada una de sus palabras y también en la observación sociológica de cómo observa a los ciudadanos: “Nunca en el arte se puede definir demasiado y estoy tratando de organizar ciclos de cultura. Estoy en contacto con todos los jóvenes que pasaron por el taller, me pareció muy interesante la convocatoria de Mauro Musante, que es maravillosa. Nos reunimos en un campo al mediodía y cantamos el himno, me pareció que repetíamos un ritual ancestral que el hombre frecuentaba durante siglos, en un punto perdido en el mapa, en Ramallo. La idea es que eso se suba a las redes, es una propuesta por un cambio, por una sociedad mejor”.
Pandemia
Consultada sobre si lo que dejó la pandemia nos hará una sociedad mejor, explicó: “Una cosa es tener esperanza y sentarme en una silla para que las cosas sucedan por sí solas, y otra es juntarme con otras personas para que las cosas sucedan y estas lleguen a todas las parte del mundo que tienen que llegar. Mauro tiene esa condición de llevar a cabo lo que se propone, y lo que se propone es muy interesante. Asistió a mucha gente en medio de un círculo en el campo emocionados y transmitiendo esa esperanza hacia el mundo”. Sin duda que el arte transforma y eso lo tiene claro Adriana desde sus palabras, mirando el vaso medio lleno y generando acciones como en este caso, que se sumó a la propuesta para dar un mensaje de paz hacia el mundo.
“Planteamos una mirada positivista de la vida. La iniciativa de Mauro y de Emilio Moya es un gesto de amor a la vida, esta idea de llevar adelante esta acción artística se dio en este momento. Creo que las cosas son, suceden porque sí, es un mensaje de paz, y ese es un símbolo mundialmente conocido. Es un símbolo de las marchas de Inglaterra de los pacifistas, después de los hippies contra el armamento nuclear. Son esos símbolos que están llenos de intención y que se los apropia el mundo”, expresó.
El taller
En el final de la charla, se refirió a las actividades que va a realizar: “Estamos con Carla (Cozzi, su sobrina) trabajando para sumar desde su espacio varias propuestas. Ella además va a tener una librería, y vamos a realizar una muestra con parte de mi última obra, pero también una mesa con obras de otros años, de dibujos, bocetos e intenciones. Es una muestra que vamos a llevar a cabo dentro de 20 días, que será como un paseo de las obras contemporáneas que forman parte de la época que estuvimos aislados, y esa mesa con los trabajos anteriores”.
En el final remarcó: “Sigo pintando, haciendo geometría sagrada, que es una de las actividades que me tiene muy atrapada. Y vamos a hacer un taller para vivenciar el trabajo de Mauro (Musante), también sobre el tema de los rituales y cómo los artistas ritualizamos el momento de trabajar y de encarar una obra, y la manera en que eso se transmite”.