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San Nicolás de los Arroyos
sábado, diciembre 21, 2024
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SAN NICOLÁS, CORAZÓN E HISTORIA

Situada en el vértice norte de la principal provincia del país, San Nicolás desde los inicios mismos de la Patria posee una destacada participación, ya sea recibiendo a Manuel Belgrano para engrosar sus filas con jóvenes de la localidad, o participar meses después del Primer Combate Naval Argentino el 2 de marzo de 1811.

Por Ricardo D. Primo
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Cuando una persona se enfrenta a la difícil tarea de definir qué tuvo o tiene San Nicolás de los Arroyos que la hizo crecer durante muchos años, es una tarea ineludible hacer un repaso por su rica historia y en ella se entrecruzan numerosos factores de todo tipo, por lo cual surge un panorama complejo.

Situada en el vértice norte de la principal provincia del país, San Nicolás desde los inicios mismos de la Patria posee una destacada participación, ya sea recibiendo a Manuel Belgrano para engrosar sus filas con jóvenes de la localidad, o participar meses después del Primer Combate Naval Argentino el 2 de marzo de 1811.

Sufrió el saqueo de los realistas, fue sitiada (palabra que cobra algo de actualidad) durante las luchas intestinas entre unitarios y federales, epicentro de ejecuciones sumarias como las realizadas durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, y escandalizada ante el fusilamiento en sus cercanías del exgobernador santafesino Domingo Iván Cullen.  Respiró la tranquilidad de la paz (que creyó definitiva al igual que todo el país) cuando Urquiza la elige para ser sede del famoso “Acuerdo de San Nicolás” que posibilitará un año después sancionar en Santa Fe la Constitución Nacional.



Sin embargo, las diferencias –de índoles económicas más que políticas– entre la ciudad puerto y el interior nuevamente puso a San Nicolás en pie de guerra durante las batallas de Cepeda y Pavón.

El centro de San Nicolás, en sus arterias principales (de la Paz y del Comercio) luego bautizadas “De la Nación” y “Bartolomé Mitre”, toman la forma de núcleo comercial por excelencia. El apeadero de Aguiar, luego muelle y más tarde el Primer Puerto Bonaerense (por decreto del Gdor. Martín Rodríguez luego de acaecida la mal llamada “Anarquía del Año XX”) actual Plaza de los Inmigrantes, sobre el Yaguarón y la famosa Zanja de Doña Melchora, brindan la entrada y salida de diversos productos que enriquecen a la urbe y dinamiza la economía.

Empresarios

Fue la misma ciudad donde empresarios de la talla de Eugenio Terrasson, aprovechando las instalaciones del saladero “San Luis” sobre el Paraná (por donde actualmente se encontraría una empresa de productos alimenticios para mascotas) eligieron para invertir parte de sus riquezas, al igual que otro empresario llamado Servando Gómez con quien compartió el trazado del primer servicio de transporte público que fue el tranvía tirado a caballos.



Había aquí demasiado trabajo por entonces, y de todo tipo. Muchas personas debieron adecuarse a la realidad de un mundo laboral, que gracias al impulso de la II Revolución Industrial en Europa (caracterizada por el transporte sobre rieles, vapores, extensiones telegráficas, etc.) no contemplaba diferencias entre hombres y mujeres y propiciaba una ruda extensión laboral mucho más que las ocho horas que pronto las flamantes organizaciones obreras comenzarán a peticionar. Nuestros jóvenes, muchos de distinguidas y tradicionales familias, estuvieron donde muchos no quisieron estar, como por ejemplo la cruel y sangrienta Guerra del Paraguay, que los vio partir desde el Puerto de Cabotaje con 508 hombres y regresar con un poco más de ciento veinte. 

Creciendo

San Nicolás siempre fue observada por todo el país debido a su pujanza. No en vano llegaron a la misma dos extensiones ferroviarias (la del Ramal Pergamino-San Nicolás y del Ramal Buenos Aires Rosario). Tan rápida fue su expansión, que el Puerto tuvo que cambiar de ubicación y trasladarse al actual Parque San Martín para recibir grandes vapores y buques. El Censo Provincial de 1881 consagra a esta ciudad. Muestra a la ciudad de San Nicolás como un faro de luz en la región norte bonaerense. La población, que en 1869 era de 9491 habitantes, ahora era de 15.165. Había aumentado un 59,78% en doce años, lo que demuestra el interés de vastos sectores por poblar y radicarse en el partido. La población extranjera se había duplicado y la colectividad más numerosa era en primer término la italiana, seguida por la española y la francesa.  De 15.165 habitantes, 10.676 vivían en la ciudad y 4489 en la zona rural. Este estudio estadístico revela a San Nicolás, además, como un partido comercial e industrial y se destaca que en la pampa de Buenos Aires solamente dos ciudades por entonces pasaban los 8000 habitantes, siendo ambas San Nicolás y Chivilcoy.

Tampoco fue ajena a las crisis que azotaron al país. La crisis de 1890 privó de capitales que pudieran salvar de la quiebra de Terrasson, e impulsó la inserción de intereses agroexportadores en la formación de la llamada “Sociedad Puerto” que obtuvo luego una concesión por 70 años para explotar toda la costa de San Nicolás al Paraná. Aquí surgieron las primeras organizaciones obreras, principalmente anarquistas y socialistas, en torno al movimiento portuario (este sector nucleaba alrededor de 400 operarios, siendo el más numeroso de la ciudad). La Primera Guerra Mundial propició otra nueva crisis económica y el sector mercantil local lo sintió con fuerza. 



El fin de la guerra europea trajo nuevos aires en la ciudadanía que continúa ahora creciendo hacia la zona sur y oeste de la ciudad. Era un sentimiento generalizado que la ciudad debía retomar su pujanza y por eso se peticiona se deje caduca la concesión a la “Sociedad Puerto”, algo que recién se logra el 29 de noviembre de 1946 con su decreto respectivo durante la Presidencia de Perón. 

El modelo de industrialización por sustitución de importaciones, necesario en aquellos momentos puesto que dependíamos en lo más básico de otras naciones, privilegió esta zona del Paraná y por supuesto a San Nicolás. La ciudad comenzó a expandirse hacia la zona norte, numerosas quintas y viñedos de otras zonas se convierten en barrios que van a ser poblados por migrantes del interior que acuden a San Nicolás para trabajar en la instalación de una acería (Somisa) en sus cercanías, en la nacionalizada Alcoholera, Central Térmica (Agua y Energía Eléctrica) y demás. Con cada barrio surgen las necesidades básicas que de a poco van a ir siendo satisfechas. También se construyen establecimientos escolares. El “arroyero” o común denominación de antaño se transforma en nicoleño como se repetía entonces. Los tradicionales apellidos se confunden con los nuevos recién llegados. La dinámica transformadora cubre toda la extensión de una ciudad que debe hacer frente a esta mutación repentina. El “Puerto Nuevo” de la actualidad es el epicentro de este cambio en la zona sur de la ciudad.

Golpeados

Entre 1955 y 1976, las producciones agrícolas que tradicionalmente salían por nuestro puerto comienzan a trasladarse hacia el Puerto de Rosario. Aquí en cambio llegan combustibles, aceites, lubricantes, material industrial destinado a las nuevas empresas. Esta modificación matriz no alcanza a producir una crisis desocupacional. La guerra de Malvinas, que hizo que San Nicolás sea la ciudad que más fallecidos tuviera durante el hundimiento del crucero ARA Gral. Belgrano, y el regreso a la democracia encendieron con dolor una nueva etapa de nuestra historia.



Los nuevos períodos que siguieron llenaron de angustia a los nicoleños. La desocupación se elevó, la pobreza también, la deuda social creció, y en el medio, el espíritu de esta ciudad que día a día llenaba páginas de su Historia. Son los ciclos propios del capitalismo, de una globalización que tiende a borrar identidades rellenándolas de intrascendencia y también de un país que no alcanza a cerrar sus ciclos. Y el habitante de esta rica tierra, protagonista quizás involuntario de tantas historias, que en forma anónima sale todos los días a trabajar o ve cómo su entorno cambia constantemente, se atreve a encontrarse con estas líneas que intentan resumir groseramente un pasado que compartimos.  Se dice que San Nicolás cumple años y aquí estamos, dando testimonio de su rica y extensa existencia.