Un grupo de docentes de la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca elaboró y presentó el proyecto “Sistema integrado de cursado” para modificar el modelo evaluativo actual, tanto en los exámenes como en la cursada.
Algunas agrupaciones estudiantiles, como Nueva Universidad y Franja Morada, rechazaron fuertemente este proyecto, y comenzaron a juntar firmas por las redes sociales para impedir que se avance con ese nuevo esquema.
Estas agrupaciones cuestionan, entre otros puntos, que se propone derogar la obligatoriedad de las mesas de exámenes libres y finales, que en ambos casos se constituyen mensualmente y en cinco períodos definidos del año, febrero, marzo, julio, agosto y diciembre, y también quedaría eliminada la posibilidad de solicitar una mesa de examen “a todo tiempo”.
El proyecto
Javier Orozco, vicerrector de la universidad, afirmó que el objetivo de este proyecto es combatir “el desgranamiento” y “las altas tasas de deserción”, por lo que es necesaria “una modificación del paradigma”.
“Lo que observamos es que la mayor tasa de deserción se da en los dos primeros años, donde el 50% de la matrícula abandona la universidad. Lo que suele suceder es que van dejando finales pendientes, y así se atrasan en diferentes asignaturas, que son correlativas. Se retrasan porque no se presentan a las mesas de los exámenes finales. El tiempo pasa y se produce el desgranamiento“, amplió Orozco.
El vicerrector explicó que el proyecto fue planteado “como una forma de buscar una solución” a esos problemas. “El proyecto propone eliminar el concepto actual de cursado, porque es un falso logro si, en realidad, los alumnos no aprueban la materia. Lo que hicimos fue alargar el periodo lectivo en dos semanas más. Es decir, a las cuatro semanas que dura el cuatrimestre, se adicionan otros 15 días en donde los alumnos se abocan a los temas y actividades que hagan falta para compensar aquellas dificultades que se presentaron durante la cursada en la adquisición de conocimiento o en las prácticas de laboratorio. Son dos semanas de asistencia completa para cumplir con esos objetivos, y aprobar la materia. Si al cabo de las 18 semanas aún no se lograron cumplir, el alumno tendrá dos fechas más para compensar el conocimiento adquirido”, desarrolló.
Esto significa que los exámenes finales dejarían de existir, pero, por el contrario, los exámenes libres se mantendrían sin cambios: “Las cátedras están obligadas a tener fechas de examen libre, y las asignaturas van a tener todos los mecanismos posibles. Es algo que aprendimos durante la pandemia y no vamos a modificar”.
La evaluación continua propuesta por la universidad, según Orozco, “son técnicas que permiten actividades diversas, que incluso pueden ser desarrolladas desde la casa para la adquisición de conocimiento. Y esto implica una exigencia para el docente que deberá utilizar distintas herramientas y mecanismos“. “Lo que se busca es que cada asignatura proponga un plan de estudios factibles dentro del período áulico. En definitiva, el cuatrimestre que antes duraba 16 semanas, ahora dedica esa misma cantidad de tiempo para el estudio y la construcción de conocimiento y otras dos semanas adicionales para la recuperación de esos contenidos. Esto no limita a una cátedra a tomar una evaluación integradora. En algunos casos puede ser expositivo, en otros será una evaluación o un trabajo de laboratorio”, señaló. Por lo que cada docente tendría la libertad de aplicar el mecanismo que considere más apto para la recuperación de esos contenidos.
Las críticas
Nueva Universidad publicó en su Instagram un descargo, acompañado de una petición para juntar firmas en contra de la normativa: “Rechazamos el modelo de universidad que sugiere el proyecto en cuestión: elitista, paternalista y excluyente, más propio de universidades privadas y extranjeras, que la basada en los principios de la reforma universitaria y en los de la universidad pública argentina”, señalaron.
Juan Dellerba, asambleísta de Nueva Universidad, coincide en que “el desgranamiento y la deserción son muy graves”, pero afirma que “la diferencia la tenemos en los métodos”: “El proyecto plantea eliminar las mesas de exámenes finales todos los meses, que no se da en muchas universidades y es un gran derecho que conquistamos los estudiantes de la UNS. Acá los docentes están obligados todos los meses, al menos, a poner una mesa de examen final regular o libre”.
Dellerba considera que uno de los mayores problemas es que actualmente no se respetan las normas que fueron sancionadas en el Consejo Superior Universitario, y ejemplifica que todas las materias deben ser promocionables, “algo que en la práctica no sucede”, como primer motivo, señala que “hay cátedras que contradicen el reglamento y dicen que su materia no es promocionable“, también afirma que “hay asignaturas donde si bien se da la promoción, es una promoción imposible. De 300 estudiantes llegan solo 15 a esa instancia. Y no es que los alumnos sean tontos, sino que son cuestiones imposibles y además muy puntillosos con las cosas que les piden a los estudiantes”.
Otro de los puntos del proyecto que genera rechazo en los estudiantes es que “ahora se va a poder evaluar la participación en clase y algo que ellos llaman aspectos actitudinales“, Juan explica que en algunas asignaturas “se superan los 300 estudiantes y es difícil analizar la participación. Y tampoco nadie explica a qué se refiere con aspectos actitudinales”.
La agrupación Franja Morada exigió explicaciones a las autoridades de la UNS sobre el proyecto, y pidió su retiro del Consejo Superior, a través de un posteo de Instagram.
Para Orozco, definir la propuesta como excluyente o elitista “es desconocer lo que estamos haciendo, y si seguimos con lo que tenemos ahora vamos a seguir obteniendo los mismos resultados”. “Es un texto en borrador, al que seguramente habrá que hacer modificaciones. De aprobarse, tampoco se implementará de la noche a la mañana, son cambios que llevarán años”, concluye el vicerrector.