El abogado de una familia que fue asaltada, secuestrada, golpeada y extorsionada en un country en marzo de 2016 pidió 20 años de cárcel para los agresores, en la etapa final del juicio oral y público.
El hecho, de inusitada crueldad, tuvo como víctimas a Julián Rubinska, un funcionario judicial que cenaba con su esposa, sus dos hijos y un matrimonio amigo con su hijo en su casa del country CISSAB, en la localidad bonaerense de Tristán Suárez.
Tres encapuchados irrumpieron en el lugar, maniataron y golpearon a los comensales, obtuvieron unos siete mil pesos que la familia tenía destinados a una obra de gas, se apoderaron de joyas y hasta de juguetes de los niños.
No conformes con ello, secuestraron a uno de los mayores, lo llevaron al extremo de forzarlo a elegir a cuál de sus hijos se iban a llevar también cautivo y finalmente obtuvieron unos 50 mil dólares de rescate, tras una odisea que se prolongó durante tres horas.
Los secuestrados fueron abandonados en un descampado cercano a una autopista, con secuelas psicológicas que aún persisten, entre ellas las que sufrió uno de los hijos del matrimonio invitado a la cena que terminó en “una noche de terror” (así la definieron las víctimas), que padece una forma de autismo.
“(El niño) se puso a los gritos. No siempre entiende todo.
Tiene trastorno por espectro autista (TEA)”, explicó la madre, quien rompió en llanto al recordar que uno de los asaltantes les ordenó: “Callen a las criaturas. No me importa que tenga autismo!”.
“Estos hombres demostraron un ánimo cruel, en muchos aspectos inhumano y pletórico de impiedad”, dijo el abogado de las víctimas, Daniel Stragá, al reclamar la pena de 20 años de cárcel para cada uno de los cuatro imputados, Marcelo Proz, Sebastián Garay, Maximiliano Montenegro y Carlos Padilla Ardohain.
El padre del niño con autismo recordó que “hacía cinco años que estaba intentando dejar los pañales, y este hecho traumático significó un enorme retroceso en su comportamiento y madurez”.
“Todo gracias a estos tipos, que querían los dólares”, remarcó conmocionado el abogado Stragá.
Durante su alegato, además, recordó que los mismos secuestradores están acusados por un hecho similar ocurrido un mes antes contra otra familia, de apellido Galarraga.
Los acusados fueron identificados dos años después de los hechos gracias a un trabajo de entrecruzamientos de impactos de antenas de teléfonos celulares y Nextel y por un detalle que permitió llegar hasta uno de ellos por un parecido con el futbolista Ángel Di María.
En la etapa final del juicio se esperan los alegatos de las defensas, las últimas palabras de los acusados y el veredicto, que probablemente se conocerá la semana próxima.