Luis Vázquez comenzó con problemas de salud en 2009, murió en el 2017 a los 80 años, y sus herederos no recibieron ni un peso de la herencia que les corresponde: acusan al empleado de confianza del hombre de haberle robado más de 30 propiedades que cuestan 14 millones de dólares.
En 2016, cuando el hombre se cayó y se rompió la cadera. En julio, sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) que lo dejó intubado, cuadripléjico y con una traqueotomía que lo inhabilitó de manera total. En agosto del año siguiente, murió.
Después de un mes de internación en un sanatorio de la Ciudad de Buenos Aires, regresó a su casa y permaneció allí sin poder levantarse de la cama. El 13 de julio, sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) que lo dejó intubado, cuadripléjico y con una traqueotomía que lo inhabilitó de manera total. En agosto del año siguiente, murió.
Los herederos acusan a Maximiliano Teta, que se desempeñaba como su mano derecha en la inmobiliaria que tenía, de haberle vendido al menos 34 propiedades a un precio “irrisorio” mientras el hombre agonizaba, ya en estado de coma. Los inmuebles alcanzan un valor real que ronda los 14 millones de dólares. Además, las personas que los compraron son amigos o familiares del apoderado que no tendrían la capacidad económica para hacer esas inversiones, de acuerdo con sus ingresos declarados.
Los sobrinos del anciano entablaron una demanda civil y radicaron una denuncia penal en donde se detalla el entramado y las maniobras que habrían realizado los denunciados: Maximiliano Teta, el escribano Andrés Ariel Ringuelt y la abogada Susana Alejandra Pan.