El 14 de Febrero de 1858 fue fundada oficialmente la por entonces Villa de la Constitución, nombre que rendía homenaje a la Constitución Nacional sancionada 5 años antes.
“El 14 de febrero de 1858, el general Juan Pablo López, gobernador de Santa Fe, padrino y protector del nuevo pueblo, asiste a su fundación, por lo que el antiguo ”Puerto de las Piedras” se convierte oficialmente en Villa de la Constitución, nombre éste impuesto por la empresa fundadora en 1857 en homenaje de los Constituyentes del año 1853”, sostiene el cuadernillo “Villa Constitución Anecdótica y Pintoresca”, Nº 4 del historiador local Santiago Lischetti.
“Nosotros debemos nuestra presencia aquí, al ferrocarril -vehículo de avanzada de la época que había inaugurado ya, en 1867, diez kilómetros de recorrido en Argentina- y, a importantes factores políticos también. Cuando se habló en Rosario de que habría de tenderse el camino de acero a Córdoba, un grupo de hombres de esa ciudad, enterados del convenio firmado entre el gobierno argentino y un ciudadano inglés para contratar en Inglaterra la construcción del ferrocarril piensa en el negocio que le representaría la fundación de un pueblo en el sitio en el que hasta entonces no había otra cosa que 94 ranchos y 2 casas de material”, continua.
“Dicho grupo, integrado por Nicasio Oroño, Cayetano Carbonell, José María Echagüe y el doctor Marcelino Freyre, residentes todos en la ciudad de Rosario, decide trasladarse al Puerto de las Piedras (nombre éste por tres grandes moles de piedra tosca a la entrada del hoy puerto ultramarino, dinamitadas en1888 para hacer los muelles) y mantiene numerosas entrevistas con los propietarios de los campos que en parte hoy forman el lugar, y que en 1855 hablan solicitado al jefe Político de Rosarlo la fundación del pueblo, tratativas que culminan con ursa escritura pública, un verdadero contrato, el 18 de julio de 1857 en la estancia San José -proximidades del actual cementerio municipal- entre los empresarios y parte de los 28 donantes de media legua lineal sobre el Paraná y otro tanto de fondo hacia atrás de dicha línea de agua, es decir, un cuarto de legua cuadrada, 6.749.604 metros que valían, en ese memento, tan sólo 1650 pesos “moneda corriente de Buenos Ayres”.
“Regalaron, por lo tanto, 20 por 30 cuadras de las cuales surgieren las manzanas constitutivas de la planta urbana de la población: 12 manzanas desde calle Colón a Almirante Brown y 13 desde calle 14 de febrero basta San Luis; el resto del área, circundante de la zona urbana, quedó para quintas y zona rural. Los cedentes recibieron en compensación un lote cada uno y una casa “de material cocido con techo pajizo” para su residencia; a los pobladores se le dio un lote en cada una de las manzanas con el compromiso de edificar dentro de los cuatro meses so pena de perder sus derechos. La empresa fundadora gasta ingentes sumas, -11.000 pesos fuertes- pues debe hacer frente a todos los gastos para trazar y organizar el nuevo pueblo. Logra la adhesión de Urquiza que pone a la flamante Villa bajo el amparo del gobierno Nacional. Desgraciadamente, tanto esfuerzo no prosperó: el tiempo transcurría y el soñado ferrocarril no llegaba y, como consecuencia de ello y a fin de salvar la empresa, el grupo de fundadores remueve cielo y tierra para convertir a Villa Constitución en asiento de la capital de la República; se donan 22 manzanas para este fin, se agitan las cámaras en el Congreso Nacional, se dedica a la cesión ofrecida una jornada especial en Diputados, entrando, asimismo, tres veces en otros debates para dotar de capital al país; pero también eso falló, y los empresarios- que a la sazón eran ya otros- abandonan su empeño que no les representó otra cosa que un pésimo negocio, pues fue un fracaso el loteo, ya que el ferrocarril llegó treinta años más tarde y, como consecuencia de ello, la fundación cayó en un abandono total donde se perdió casi todo lo hecho. A raíz de que todo había vuelto a fojas cero, el 20 de julio de 1875 el gobierno toma cartas en el asunto dictando una ley expropiatoria de los bienes de la empresa fundadora, declarando de “utilidad pública” todos los terrenos en zonas rural y urbana, regalando terreno al que no lo tenía con la condición de edificar dentro de los seis meses de hecha la concesión. A los tres años -1878-, el gobierno remata las primeras quintas circundantes del perímetro urbano y, en 1889 transfiere a otros empresarios los derechos otorgados a la empresa fundadora en 1857, creándose la Sociedad Anónima ”Terrenos y Puerto de Villa Constitución”. El ferrocarril y el puerto se estaban construyendo, iniciándose así una época de relativa prosperidad por sobre la miseria que hasta entonces había prevalecido. Vencido con exceso el plazo de duración de esta nueva Sociedad -que era de diez años- la misma entró en liquidación por acta labrada el 11 de diciembre de 1905 y en 1918, el Gobierno Nacional dicta un decreto retirándole la personería jurídica; la empresa del Ferrocarril Central Argentino (F.C.C.A.) queda con los bienes de la sociedad desaparecida en 1889 y procede al remate de terrenos y chacras que se efectúa el 8 de noviembre de 1925, subastándose 11 chacras y 24 lotes. Estos remates se paralizaron al adquirir el Gobierno Nacional las empresas ferroviarias de capital privado, el 13 de febrero de 1947. Los lotes y sectores que habían quedado sin subastar lo fueron en 1961, finalizando así la historia de la cesión que un grupo de criollos hizo en 1857 para fundar el pueblo, es decir, una fracción de aquella cesión, que lo fue en manos de los ferrocarriles, en un 31 por ciento de la superficie total donada”, sostiene.
Con información de Elsurdiario.com.ar