El “libertario”, Javier Milei, el 10 de diciembre asumía la presidencia de la nación argentina. Tras la ceremonia protocolar y en su primer discurso en las escalinatas del Congreso ratificaba su plan “motosierra” asegurando que el ajuste recaería sobre el Estado y no sobre el sector privado, pero reconociendo que impactaría negativamente en “actividad, empleo y salarios”. Luego recibía a las delegaciones extranjeras y juraban los ministros del gabinete. Tras la ceremonia interreligiosa en la Catedral, cerraba la noche con una gala cultural en el Teatro Colón.
El político y economista Javier Milei asumió la presidencia de Argentina con un llamado a “reconstruir el país” bajo las ideas del liberalismo y con la promesa de un severo ajuste del gasto para ordenar las cuentas públicas.
El dirigente liberal, que gobernará hasta el 10 de diciembre de 2027, juró el cargo ante la Asamblea Legislativa reunida en el Congreso de la Nación, donde recibió la banda y el bastón presidencial de manos de su antecesor, Alberto Fernández (2019-2023).
El flamante presidente pronunció su primer discurso ante el público, en las escalinatas del Congreso de la Nación, y no dentro del recinto frente a los senadores y diputados, como ha sido la tradición desde el regreso de la democracia al país sudamericano, lo que ocurrió en 1983.
“Hoy comienza una nueva era en Argentina, damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive, y comenzamos el camino de reconstrucción de nuestro país”, dijo el jefe de Estado, que llamó a dejar atrás “décadas de fracasos, peleas intestinas y disputas sin sentido”.
Milei, de 53 años, accedió a la Presidencia luego de imponerse con el 55,65 por ciento de los votos en una segunda vuelta el 19 de noviembre pasado a Sergio Massa, quien representaba a Unión por la Patria y fue ministro de economía entre julio de 2022 y diciembre de 2023.
Las palabras del mandatario fueron seguidas por los presidentes de Chile, Gabriel Boric; de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Paraguay, Santiago Peña, y de Ecuador, Daniel Noboa, quienes se ubicaron en sillas colocadas detrás del mandatario argentino.
Tras su discurso, el mandatario se dirigió a la Casa de Gobierno, en el centro de Buenos Aires, para saludar a las delegaciones extranjeras que participaron de la ceremonia de asunción.
Tras esa actividad protocolar, Milei salió durante la tarde a uno de los balcones de la Casa de Gobierno para ofrecer un breve mensaje al público, que lo esperaba en la emblemática Plaza de Mayo.
“Quiero que tengan conciencia, que tengamos claro, que vamos a comenzar la reconstrucción argentina luego de 100 años de decadencia, volviendo a abrazar las ideas de la libertad”, sostuvo el jefe de Estado, que advirtió que habrá que “soportar períodos complejos”.
Dijo además que su llegada al poder decretó “el fin de la noche populista y el inicio de una Argentina próspera y liberal”, y llamó a la población a ponerse “de pie” y abrazar las “ideas del liberalismo”.
Luego de ese primer acercamiento con el pueblo seguiría el Tedeum (esta vez, una ceremonia interreligiosa), la función de gala en el Colón, y más tarde una parada en Olivos, pero sólo momentánea. El presidente pasaría la noche en el hotel Libertador, como en los últimos meses, porque en la residencia presidencial faltaban obras de refacción.
Milei se convertía así en el octavo mandatario que llega al cargo mediante elecciones desde el regreso de la democracia en Argentina, lo que ocurrió en 1983.
