No hay palabras para describir tanta tristeza. La pequeña Avril Busnelli, quien luchó contra una enfermedad sin nombre, murió en las primeras horas de este martes tras sufrir un paro cardio respiratorio. Tenía dos años, y padecía una mutación dentro del ADN que se ha identificado solamente en 30 personas alrededor de todo el mundo. Su familia y allegados, sumidos en el dolor, viven horas de consternación.
De la redacción de EL NORTE
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Su breve historia de vida fue suficiente para conmover a todos quienes la conocieron. La fortaleza de su mamá Agustina y su papá Maximiliano, también despertaba esas emociones que resultan difíciles poner en palabras.
De ahí el dolor indecible que familiares y allegados a la familia Busnelli sienten tras el fallecimiento de la pequeña Avril, este martes. Padecía una mutación del Gen ATP6V1A. Una patología tan rara que, incluso, no tiene nombre. Se ha identificado solamente en 30 personas en todo el mundo.
Pero el diagnóstico médico no impidió que sus padres, tanto como su hermano Basthian, disfrutaran cada momento que les regalara Avril. Le brindaron cuidado y cariño más grande que pueda existir. Pero, al mismo tiempo, buscaron información para entender un poco mejor aquello que le pasaba a esa pequeña de cara angelical. Lograron relacionarse con las otras 30 familias de niños y niñas que padecen la misma mutación genética. También llegaron a contactarse con una fundación internacional que se aboca a la investigación del Gen ATP6V1A.
“Hemos creado una linda comunidad. Recibimos mensajes hermosos para Avril y también para Basthian, que está siempre al pie del cañón junto a su hermana”, contaba Agustina, en una entrevista que le concediera a este diario. Con una sonrisa enorme, porque su mamá y su papá nunca perdieron la alegría de tenerla un día más con ellos.
“Como mamá, no quiero que esto se quede en Avril. El de ella es un caso en un millón, pero para nosotros ella es nuestro millón”, explicaba Agustina. “Empezamos a darnos cuenta de que teníamos que disfrutarla hoy, y cada día que la tuviéramos con nosotros”, contaba. Y así lo hicieron. Le dieron todo el amor del mundo, y más. A cambio recibieron de Avril un amor igual de infinito. De esos que dejan una huella eterna.