Si bien aún no lo pueden confirmar, los análisis realizados en el instituto forense del Hospital Universitario de Toulouse, una nueva autopsia y un retrato digital así lo sugieren.
Hace dos años, durante las excavaciones para la reconstrucción de Notre-Dame tras el incendio de 2019 que destruyó la célebre catedral parisina, investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (Inrap) desenterraron dos ataúdes emplomados. Uno fue reconocido rápidamente, el otro ahora se cree que podría pertenecer al poeta francés Joachim du Bellay.
El primero, con un epitafio, fue identificado como el del canónigo Antoine de La Porte (1627-1710), gran benefactor de la catedral. La identidad del segundo, un hombre de unos treinta años, seguía siendo un misterio hasta ahora.
Los análisis realizados en el instituto forense del Hospital Universitario de Toulouse revelaron una estructura del fémur que indicaba una propensión a montar a caballo. De ahí el apodo de “el jinete”. Los estudios también descubrieron huesos con rastros de una patología extremadamente rara en la época: tuberculosis de los huesos cervicales, que conducía a una meningitis crónica.
Una nueva autopsia y un retrato digital han llevado a Éric Crubézy, catedrático de Antropología Biológica de la Universidad de Toulouse 3 y director de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, a lanzar una audaz hipótesis: “El jinete” podría ser el poeta renacentista francés Joachim du Bellay.
Du Bellay (1522-1560) fue cofundador de la Pléiade, el grupo de poetas franceses del siglo XVI del que formaban parte, entre otros, Pierre de Ronsard y Jean-Antoine de Baïf. Teóricamente enterrado en la catedral de Notre-Dame, en la capilla de Saint-Crépin, la tumba del poeta nunca se encontró.
“Responde a todos los criterios del retrato”, afirma Crubézy. “Es un consumado jinete, padece las dos afecciones mencionadas en algunos de sus poemas, como en La Complainte du déspéré, donde describe ‘esta tormenta que (le) nubla la mente’, y su familia pertenecía a la corte real y al entorno cercano del Papa”.
“Cabalgó de París a Roma, lo que no es poca cosa cuando se tiene tuberculosis como él. De hecho, estuvo a punto de morir”, explicó Crubézy en la rueda de prensa.
Sin embargo, hay algunos escépticos con relación a esta hipótesis. Christophe Besnier, uno de los responsables de las excavaciones en Notre-Dame, ha mencionado un “análisis isotópico” que “demuestra que se trata de una persona que vivió en la región parisina o en la región de Ródano-Alpes hasta los diez años”. Joachim du Bellay nació en Anjou, en el bajo valle del Loira, al oeste de Francia.
“Además, el hecho de que su tumba no se encontrara durante las excavaciones de 1758 en la capilla de Saint-Crépin no significa que sus restos no estuvieran allí”, añadió Besnier.
Se emprenderán nuevos estudios, entre ellos uno para determinar la edad exacta del difunto. Sin embargo, sin ADN comparativo, será imposible una identificación formal, algo que Dominique Garcia, Presidente del Inrap, confirmó a Le Monde.
“¿Qué más podemos hacer? ¿Encontrar su cepillo de dientes para comprobar que el ADN coincide?”, preguntó García. “Su edad y su patología ofrecen por sí solas una solidez estadística notable”.
Quién fue Joachim du Bellay
Admirado por la perfección formal de su obra, el poeta francés Joachim du Bellay fue, después de Ronsard, el más importante de La Pléyade, grupo literario con el que llegó a su apogeo la lírica renacentista francesa.
De origen noble, quedó huérfano a los diez años y estudió derecho en Poitiers, donde descubrió su vocación poética. En 1547 se trasladó a París e ingresó, junto a Pierre de Ronsard y Jean Antoine de Baïf, en el Collège de Coqueret, dirigido por el humanista Jean Dorat.
De su encuentro con Pierre de Ronsard surgiría La Pléyade, grupo de poetas renacentistas franceses cuyo objetivo común fue impulsar el desarrollo de una literatura culta en francés capaz de alcanzar la excelencia de la clásica, y que tuvo como principales modelos los líricos grecolatinos y los renacentistas italianos, especialmente Petrarca.
En 1549 Joachim du Bellay escribió Defensa e ilustración de la lengua francesa, texto que se transformó en el manifiesto del grupo y que colocó como prólogo al frente de una colección de versos de inspiración petrarquista, La Oliva (1549), primer “cancionero” francés en sonetos. Tradujo además el cuarto libro de La Eneida de Virgilio (1552).
Con problemas de salud y económicos, viajó a Italia en misión diplomática acompañando a su tío, el cardenal Jean du Bellay, embajador en Roma. Allí permaneció desde 1553 hasta 1557 y sufrió un profundo desencanto que le sirvió de inspiración para sus principales obras líricas: Las antigüedades de Roma (1558), conjunto de sonetos en los que estableció un contraste entre la antigua grandeza de la ciudad y su posterior decadencia, y Las añoranzas (1558), obra maestra en la que el poeta alcanzó su plenitud con un tono de honda sinceridad.
Ese mismo año salían publicadas también otras dos obras, Diversos juegos rústicos y Poesías latinas. La mala salud que Bellay había arrastrado durante su vida lo condujo a un envejecimiento prematuro que desembocó en su muerte, acaecida en París el 1° de enero de 1560.