El derbi se metió en la historia como uno de los espectáculos deportivos con más público.
No tiene comparación: lo de este domingo en el Monumental carece de antecedentes. No los tiene al menos en la era moderna de los superclásicos, desde que los estadios redujeron sus espacios populares y que las normativas se pusieron rigurosas en cuanto al aforo permitido en las canchas. Porque River volvió a anotarse un sold-out y -entonces- serán 83.000 los hinchas ante Boca, lo que automáticamente posiciona a este derbi como uno de los más concurridos del mundo.
Es cierto que las memorias de la época rezan que en el Cilindro de Avellaneda hubo 90 mil personas en la noche del 22 de diciembre del 76. Que en aquella final del Nacional la capacidad del estadio de Racing estaba híper superada y que las 69.099 vendidas no deben tomarse como referencia fiel. Otros tiempos, claro.
River esperó mucho para disfrutar lo que será, desde lo estrictamente ceremonial, una fiesta. Con el impacto visual que significará recibir a Boca en este nuevo Monumental, con los anillos bajos inferiores casi completos (resta inaugurar la Belgrano) y que lucirán a tope.
Algo que se destacará más con el recibimiento que está preparando la Subcomisión del Hincha, con trapos de 60 x 40 en las tribunas bajas, globos bajando desde las altas y banderas de palo en cantidad, además del clásico humo rojo y blanco que le da un touch único a las previas. Además de la chance de que bajen un telón.
Todo eso permitirá darle una mayor dimensión a lo que acontecerá en el Mâs Monumental en el Súper. Uno que por cantidad de espectadores está al nivel de élite.
