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San Nicolás de los Arroyos
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San Nicolás, ciudad desde hace 205 años

23 DE NOVIEMBRE DE 1819

Un día como hoy, pero en 1819, el Congreso de la Nación otorgó a San Nicolás el título de “Ciudad”. Lo hizo en reconocimiento de los “sacrificios extraordinarios y de los esfuerzos incansables que ha realizado el noble y valiente pueblo para mantener la paz y el orden ante los desmanes de la anarquía”.

Por Ricardo D. Primo
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El Congreso Nacional había comenzado a llevar a cabo sus sesiones el 24 de marzo de 1816 en la ciudad de Tucumán. Durante este histórico encuentro, se reunieron representantes de diversas provincias que conformaban el territorio, tales como Jujuy, Salta, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, San Luis, Buenos Aires, Córdoba, Charcas, Cochabamba, Tupiza y Mizque. Este proceso culminó con la declaración de nuestra independencia el 9 de julio de 1816, un momento crucial que marcó un hito en la historia de nuestra nación. Sin embargo, un aspecto fundamental permanecía sin resolverse: la forma de gobierno que deberíamos adoptar para regir el futuro de nuestra incipiente república.

A inicios del año 1817, el Congreso decidió trasladar sus sesiones a la capital, Buenos Aires, con la esperanza de facilitar el diálogo y la toma de decisiones entre los distintos representantes. Sin embargo, a pesar de que se estaba avanzando en otros temas, la falta de consenso sobre la estructura gubernamental continuaba siendo un obstáculo importante. Las discusiones se volvían más complejas y prolongadas, y la idea de establecer una forma de gobierno se aplazaba indefinidamente. Esto ocurría en un contexto donde algunos de los miembros del Congreso sostenían planes monárquicos, lo que añadía una capa adicional de tensión a las negociaciones y debates, dejando en el aire la dirección que tomaría la nueva nación en su camino hacia la autogobernanza.

En el Congreso

El 23 de noviembre de 1819, se produjo un acontecimiento de gran relevancia para la localidad de San Nicolás de los Arroyos. En ese día, el Congreso de la Nación emitió una comunicación que conllevaba un reconocimiento significativo. En vista de los sacrificios extraordinarios y de los esfuerzos incansables que ha realizado el noble y valiente pueblo de San Nicolás de los Arroyos para mantener la paz y el orden ante los desmanes de la anarquía, se decidió otorgarle el título de ciudad. Además, se le confería la autoridad de establecer un cabildo local. Esta resolución histórica fue encomendada al Supremo Director del Estado, quien se encargaría de asegurar que se cumpla lo decidido y también de seleccionar a las personas que formarán parte de la municipalidad. Este acto representaba un paso fundamental en la evolución administrativa y política de la región, resaltando la importancia de su contribución a la estabilidad del país.

El autor de esa importante moción fue el canónigo Antonio Sáenz, quien no solo fue un destacado religioso, sino que también contaba con un significativo reconocimiento por ser el primer rector de la Universidad de Buenos Aires. Es relevante señalar que esta moción recibió el apoyo unánime de toda la Sala, lo que demuestra la importancia y la seriedad de la propuesta planteada. Al analizar los “extraordinarios sacrificios que ha sufrido el benemérito pueblo de San Nicolás de los Arroyos”, se debe tener en cuenta que estos sufrimientos comenzaron mucho antes de la anarquía referida en el documento en cuestión.

Más hitos

El paso de Belgrano por San Nicolás en 1810 y el reclutamiento de numerosos jóvenes nicoleños que engrosaron las filas de su ejército. Otro ejemplo elocuente de estos sacrificios se remonta al Combate Naval de San Nicolás, que tuvo lugar el 2 de marzo de 1811, donde la lucha y el sacrificio del pueblo se hicieron evidentes. En el contexto de la lucha por la independencia, no se puede pasar por alto el asalto y saqueo del pueblo que tuvo lugar entre el 9 y 10 de octubre de 1812, cuando las fuerzas realistas llevaron a cabo un violento ataque, resultando en la trágica muerte del presbítero Miguel Escudero, un suceso que dejó una profunda marca en la comunidad.

Posteriormente a estos acontecimientos trágicos, el norte de la provincia de Buenos Aires y el sur de Santa Fe se vieron sumidos en terribles enfrentamientos y combates que solo aumentaron la tensión en la región. Por ejemplo, en agosto de 1815, el Gral. Viamonte llevó a cabo una incursión en la provincia de Santa Fe, con el propósito de enfrentar el creciente predominio de Artigas y, a su vez, defender el gobierno del Directorio.

Casi un año después, en 1816, el Gral. Eustaquio Díaz Vélez inició una campaña decidida contra la provincia de Santa Fe, con el objetivo de someter a dicha provincia al dominio directo del gobierno central.

Invasión

Ya en el año 1818, el Gral. Balcarce también ingresó en territorio santafesino con la clara intención de doblegar a sus habitantes y establecer control en la región. Un hecho crucial ocurrió el 15 de enero de 1819, cuando la ciudad de San Nicolás fue invadida por tropas provenientes de Santa Fe, lo que refleja el continuo clima de conflicto y la inestabilidad que afectaba a la zona. Además, en el mismo año, el Gral. Viamonte llevaría a cabo una segunda expedición, reafirmando así la constante lucha por la defensa y el control territorial en esos tiempos tumultuosos.

Buenos Aires, aliado con Ramírez, Carrera, Campbell e indiadas comandadas por Luis Aldao, triunfa sobre Obando en Pergamino. Rondeau con la cooperación del Gral. Martín Rodríguez, coronel Gregorio Perdriel y general Juan Ramón Balcarce se atrincheran en San Nicolás y, luego, remontando el Arroyo del Medio, acampan en la cañada de Cepeda. Allí tiene lugar la batalla de Cepeda.

Derrotado Rondeau, consiguió su segundo, Balcarce, salir airoso de la acción y ante la intimación de rendirse dirigida por Ramírez, le contesta el jefe porteño: “¿Cómo se tiene la ridiculez de intimar la rendición de las armas, cuando me encuentro dueño del campo de acción y ninguna tropa enemiga se atreve a aproximarse a mi posición? Dígales que obren como quieran, pues no les temo porque me considero muy superior a ellos en todo”. ¿Qué significa todo esto en términos más amplios? La respuesta es que, efectivamente, el pueblo de San Nicolás de los Arroyos adolecía de numerosos laureles y contaba con una extensa hoja de servicios prestados a lo largo de su historia, lo que lo hacía merecedor de tan insigne y honrosa designación.

Dificultades

Desde los inicios de la etapa independiente de nuestro país, muchas generaciones de habitantes de esta localidad fueron enroladas en las filas de los ejércitos libertadores, luchando con valentía y determinación por la independencia y los derechos de su tierra. Posteriormente, esos mismos hombres y mujeres también se vieron involucrados en las trágicas y desgarradoras luchas fratricidas que se desarrollaron entre hermanos en nuestro país.

Estas continuas luchas y conflictos internos, que dividieron a la nación, fueron las que impidieron que el poblado de San Nicolás tuviera la oportunidad de establecer un “Cabildo” como se mencionaba. La falta de un gobierno municipal consolidado es un reflejo de las dificultades que enfrentó la comunidad y del cumplimiento de esta resolución, que indicaba la designación de individuos que debían conformar la municipalidad del lugar. Cien años después, en 1919, a través de una ordenanza municipal, se decidió otorgar el nombre de 23 de Noviembre a lo que hasta entonces se conocía como “Plaza del Marchamo”, un espacio que anteriormente era conocido como Plaza de las Carretas y también como mercado de frutos.

Durante esa época, San Nicolás ya había desempeñado un papel crucial, aportando su sangre y valentía en las numerosas batallas que siguieron a la proclamación del soberano Congreso de Tucumán. Además, esta heroica localidad continuaría demostrando su compromiso en el siglo siguiente durante la guerra del Paraguay el conflicto de Malvinas, reafirmando así lo que se expresa en el texto mencionado: “En consideración a los extraordinarios sacrificios que ha sufrido el benemérito pueblo de San Nicolás de los Arroyos”. Estos sacrificios son un testimonio del profundo amor y lealtad que los ciudadanos de San Nicolás han mantenido a lo largo de los años por su patria, siempre dispuestos a poner en riesgo sus vidas por el bienestar y la libertad de su nación.