“¿Qué es la docencia? Para mí es vida, es mi vida, mi modo de vivir. El sabor del trabajo bien hecho y el desafío para mejorarlo siempre. Es dar y recibir, enseñar sí, pero por sobre todas las cosas aprender”, definió Mónica Palacios, la “seño” nicoleña que inició sus pasos profesionales en la querida Escuela Normal “Rafael Obligado” y hoy continúa ejerciendo su profesión en Cartagena, España. “El enseñar, el educar, el transmitir, el acompañar, el guiar a un alumno, no diferencia razas, religiones, políticas o economías”, aseguró.
Ma. Laura González Olalde
“Elegimos enseñar desde el alma y con el corazón… Lo repito siempre: si volviera a nacer, sería docente nuevamente, con los ojos cerrados y sin dudarlo. Mi juramento como docente, un día muy feliz, que todavía me emociona al evocarlo”, describe Mónica Palacios en sus redes sociales, quien ejerce la docencia desde los 21 años con formación en la querida Escuela Normal “Rafael Obligado” de nuestra ciudad.
“Obtuve mi primer título docente en mi vida profesional como Profesora para la Enseñanza Primaria. Me siento orgullosa de haber transitado por esta institución como alumna, luego como Profesora en Prácticas y Preceptora de Nivel Secundario y finalmente como docente en el recordado Departamento de Aplicación (enseñanza primaria) y profesora del MEB y de los cursos de Portugués en 1ro. y 2do. año de la Escuela Normal, como en el Taller de Portugués para alumnos de 6to. grado”, repasó la entrevistada en una amena charla con EL NORTE que entabló desde Cartagena, España, donde reside desde hace 17 años junto a su esposo e hija, y donde también la siguió su pasión por la docencia.
Distancias cercanas
Habiendo desarrollado años de trabajo en la escuela y ampliado su campo de enseñanza a áreas empresariales, Mónica tuvo la oportunidad de desempeñarse en el exterior. “La verdad es que mi primera decisión de salir del país y vivir en otro fue en el año 1992, después de representar a la Escuela Normal en el Proyecto de la Escuela de Verano para profesores de Portugués, organizado por el Ministerio de Educación de la Nación (donde fui integrante de la comisión de proyectos educativos para el Mercosur). Fue una posibilidad que me dio el Profesor Duilio José Cámpora, a quien le estoy y le estaré agradecida eternamente. Él confió en mis aptitudes, mis deseos de progreso y me acompañó siempre alentándome a alcanzar mis objetivos propuestos. Aún recuerdo perfectamente sus palabras de aliento, sus consejos, que seguía y sigo al pie de la letra.
Pues, bueno, me he enrollado y mi primera salida del país para vivir en el extranjero fue para el curso académico 1992-1993, nada más y nada menos que a Lisboa. La verdad es que estoy escribiendo y las imágenes visuales de esa época invaden mi espacio y me he emocionado hasta las lágrimas. Fue una época muy especial en mi vida docente. Más tarde y para acompañar la vida profesional de mi marido, nos trasladamos a España, en 2005, a la milenaria ciudad de Cartagena de la cual estoy enamorada”, comentó.
Pero la fuerza de su profesión no dejó de vibrar y la llevó a desandar nuevos caminos: “En mi segunda etapa de residencia en Europa, ya en Cartagena, decidí perfeccionar mi inglés y finalmente estudiar francés que era una asignatura pendiente. Estando aquí y retomando las relaciones con ELE (español lengua extranjera), me capacité y en la actualidad soy Formadora y Examinadora de DELE de todos los niveles, por el Instituto Cervantes, Tutora de Profesores en Prácticas de ELE, Formadora de Futuros profesores de ELE y Coordinadora de Certificación internacional SIELE. Combino mi Jefatura de Estudios con la docencia de ELE a alumnos extranjeros de programas de movilidad europea y a extranjeros de diferentes instituciones educativas como también residentes en España. Integro un equipo de trabajo internacional tanto de compañeros como de alumnos y me siento muy feliz en mi trabajo. Es imposible para mí, por el momento, estar fuera de las aulas. Mi corazón y mi espíritu docente me piden estar en activo”.
Ser docente, sin fronteras
Una vida signada por la docencia, que ella describió así: “Para mí es vida, es mi vida, mi modo de vivir, el cariño que recibo, los consejos que doy, los nervios ante el examen de un alumno y los insomnios para que todo salga bien, la tristeza de una despedida y la preparación para una nueva bienvenida. El sabor del trabajo bien hecho y el desafío para mejorarlo siempre, los cursos y las charlas enriquecedoras con compañeros. La amistad que surge de todos estos momentos compartidos. El caminar por la calle y escuchar un “seño”, “profe”, “Moni Moni” o “teacher” y para algunos alumnos ser “Madre Mónica” o “tía Moni”. El cariño que se mantiene siempre en el corazón. Es dar y recibir, enseñar sí, pero por sobre todas las cosas aprender. Disfruto de conocer a nuevos alumnos y de aprender de ellos y con ellos”.
Estando tan lejos, pero a la vez tan cerca, remarcó que “la docencia no conoce fronteras ni discrimina”. “Los alumnos serán siempre esas personas que están ahí, esperándote en cualquier lugar del mundo y vos estarás allí, esperándolos con la mente, los brazos y el corazón abiertos. Porque para mí ser docente es llevarlo en el alma y no me imagino la vida sin serlo. Cada vez llegamos a más espacios en el planeta y las distancias se acortan. A pesar de la pandemia que ha sufrido el mundo entero, las nuevas tecnologías adaptadas a la enseñanza han ayudado a muchas personas y a nosotros, los docentes, por más dificultades que hayamos tenido que sortear. Puede haber diferencias de políticas educativas, de medios económicos y tecnológicos en cualquier parte del mundo, pero el enseñar, el educar, el transmitir, el acompañar, el guiar a un alumno, no diferencia razas, religiones, políticas o economías. Se realiza con responsabilidad, respeto, conocimientos, pasión por la profesión y cariño, fundamental para nuestra vida”, consideró.
Las raíces
Unas dos veces al año regresa a la Argentina para estar con su familia y reunirse con sus amigos, lazos entrañables que mantiene firmes pese a la distancia. “Es algo maravilloso y la sensación es indescriptible”, asegura.
Lazos que también mantiene con su historia en los pasillos de la escuela, en las caritas de sus alumnos que recuerda sin borrones, pasos que dio y que le permitieron hoy estar donde está. Ese ida y vuelta del enseñar y aprender que hace que no sólo ese niño o niña recuerde a su “seño” idolatrada que le dio las herramientas para ser en el futuro, sino que del otro lado sucedió la misma magia. Esa es la esencia de la docencia y su importancia social.
“Qué puedo decir, solo agradecer a la vida por la familia que tengo, los padres que me brindaron todo lo necesario para ser quien soy hoy, en todos los aspectos. A mis alumnos, los de siempre y los actuales, que me permitieron realizar este camino, dándome la oportunidad de aprender de ellos y de los que recibí y aún recibo tanto cariño y muestras de afecto. Agradecer también a todas esas personas que acompañaron mi evolución como docente, que me enseñaron no solo en las aulas sino también en la práctica, con su orientación y compañerismo. Y a mi elección de ser docente, que ha contribuido a ser la persona que se siente plena y feliz por haber elegido esta profesión. No me canso de decirlo: si volviera a nacer, elegiría nuevamente la docencia”.