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San Nicolás de los Arroyos
sábado, 14 septiembre, 2024
Edición Diaria
Edición N°

“La fuente es el corazón”

HE VENIDO PARA QUE TENGA VIDA

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (Mc 7-1-8.14-15)

Por Hugo Norberto Santiago
Obispo de la Diócesis de San Nicolás

«Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas. Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”. Él les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos’. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”. Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”». Palabra del Señor.

Hacerse los artistas

Los fariseos presentan públicamente una imagen de gente justa y buena, pero interiormente no son lo que representan, por eso Jesús les llama “Hipócritas”. El término viene del teatro griego, porque “hipócrita” significa literalmente ‘artista’, en su origen no tiene ninguna aplicación moral. Más tarde se aplica al campo del comportamiento humano como lo hace aquí Jesús con los fariseos, para indicar la actitud insincera.

En el artista hay una doble personalidad –que en su caso no es inmoralidad–, ya que representa a un personaje que no es él, en el campo moral, sirve para indicar a la persona que presenta una imagen de lo que no es; por ejemplo, los fariseos en el tiempo de Jesús, se presentaban como rigurosos cumplidores de la ley judaica, pero robaban con guante blanco. Eso es lo que les reprocha Jesús, que en el campo moral aparezcan como los que observan las leyes y las hacen observar a los demás, pero en realidad son los trasgresores más culpables, porque conociendo la ley buscan sutiles vericuetos para no cumplirla.

Este es un defecto que puede tener cualquier persona, pero suele ser propio de los hombres públicos, que tenemos que aparecer como buenos, como trabajadores por el bien común, como honestos, pero no lo somos. Religiosos, políticos, educadores podemos caer en este defecto moral, el cual hace que nuestro trabajo por el bien común, nuestra enseñanza, o nuestra entrega no sea creíble. La Argentina hace tiempo que está sufriendo por esto.

Cambiar el corazón

El papa san Pablo VI decía que no se pueden cambiar las estructuras sociales si no cambia el corazón humano. En la Biblia, “corazón” indica la sede de la persona, el lugar en el que tienen origen los pensamientos, sentimientos, actitudes y proyectos; de ese lugar dice Jesús que salen “las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños”, por lo tanto, la propuesta de Jesús a los fariseos y a nosotros es cambiar esas actitudes por las contrarias, transformándolas en buenas intenciones, pureza, entrega a los demás, lucha por la vida, fidelidad, generosidad, bondad, sinceridad. Se trata de no aparentar esas actitudes buenas mientras vivimos las contrarias, en otras palabras, tenemos que pedirle a Dios que no nos hagamos los artistas en el campo moral porque eso genera desconfianza y escepticismo en las relaciones humanas y sociales, sino que cambiemos nuestro corazón y seamos buenos de verdad; eso se transparentará en el exterior de nuestra persona, el bien común se concretará y generará credibilidad, confianza y esperanza en una vida mejor para todos.

Buen domingo.

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