La pandemia marcó a familias, emprendedores y comercios consolidados con historias propias. Cada pueblo o ciudad tiene la suya. En algunos casos desde el 20 de marzo de 2020 nunca más volvieron a hacer lo que hacían.
Por Leonardo Mirenda
Tuvieron que reconvertirse, en otros casos perdieron todo y además tuvieron que pelearle al virus. En tanto, fueron viviendo el día a día, porque son esos argentinos que “no tienen la vaca atada” ni mucho menos. Son laburantes, hacedores con formación en muchos casos no formal en base a la experiencia empírica. Hoy son parte de esas micro historias que dejará la pandemia y que seguramente con el paso de los años…aquellos que han logrado salir adelante deberían ser materia de consulta para otros. Tienen una particularidad: sus ingresos no dependen del Estado y vieron cómo de un día para otro fueron a ingresos cero.
Fernanda Vatti está casada con el Chef Lautaro Frascaroli. Hace algo más de 15 años decidieron dejar la zona de confort de Buenos Aires -Lautaro era el chef de Milión, un reconocido restaurant- para volverse al pueblo que los vio crecer. Tuvieron dos hijas y en ese tiempo desarrollaron Terruño, un punto gastronómico ineludible de Villa Ramallo.
“¿Cómo me voy a olvidar cuando vinimos de Buenos Aires? Yo me quería quedar allá pero bueno… vimos que estaban poniendo Bunge y pensamos que era una oportunidad. Además Lauta no quería estar más en relación de dependencia” comenzó recordando Fernanda Vatti al tiempo que agregó “pensamos en poner un restaurante acá en Ramallo. La verdad que nadie esperaba esto. Siempre hay situaciones u oscilaciones en el trabajo, pero esto fue una catástrofe. Estuvimos 10 meses cerrados. Al principio nos ayudó el ATP (Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción), pero después tuvimos que salir a buscar un crédito para pagar los sueldos. El dueño de la propiedad nos ayudó porque muchos meses no nos cobró el alquiler”.
“Tuvimos que hacer una nota por el tema de la luz porque la primera factura después de cerrado nos llegó 57 mil pesos y le pedimos que nos redujeran la factura. Era imposible pagar eso”, explicó sobre los costos de los servicios y dijo “a nivel municipal tuvimos una ayuda con la tasa de seguridad e higiene. ¿Pero tasa de seguridad e higiene de qué? No trabajábamos. Cuando volví a abrir fue difícil ponerme a tono con todo lo que debía. Debía 51 mil pesos de tasas de seguridad e higiene. Fue difícil ponerme a tono con todo lo que debía”.
En otro tramo del diálogo Fernanda recuerda que en el medio del aluvión de gastos fijos tuvieron que vender su camioneta personal para hacer frente de sus obligaciones, y resaltó: “habíamos terminado de pagar el crédito prendario de la camioneta en marzo en cuatro años y en mayo la tuve que vender para pagar los cheques que había dado en la temporada y no tenía con que cubrirlo. Todo esto fue muy difícil. La historia de cada uno es…y con situaciones impensada que arrastras a otros. Si yo me caigo, atrás mío se iban cayendo otros. Se hacía toda una cadena imparable”.
Gastronómicos
“Nuestro sector es un sector muy castigado, el problema acá es que somos gente de trabajo. A nuestra edad sigue estando vigente la cultura del trabajo, yo puse otro negocio, el que está acostumbrado a generar buscas siempre rebuscártela, no paramos, siempre salimos a buscar la oportunidad. Buscamos seguir manteniéndonos y seguir viviendo” resaltó Fernanda, marcando que de brazos cruzados nunca se quedaron.
“Nuestra actividad… (se ríe) el sindicato que está liderado por (Luis) Barrionuevo, ¿cuándo lo escuchaste darnos una palabra de aliento?. Hace dos meses que vengo pagando una cuota extraordinaria y no paran de cobrarla, nosotros hacemos los aportes y además una cuota extraordinaria. Barrionuevo nunca salió a decir una palabra. Soy una agradecida con lo del ATP porque no sabía adónde iba a parar. Hubo 10 meses que nos pudimos sostener y con eso pudimos sostener a los empleados. El empleado necesitaba cobrar y estábamos todos en la misma” reflexionó.
“Nosotros comenzamos con el delivery, nos empezó a ir bien. La gente de Ramallo nos ayudó, todos llaman y nos hacen pedidos, estamos muy agradecidos. Esto nos ayudó para este momento. Ahora esperamos que todo pase para volver a trabajar con normalidad. A mí me da bronca que no vean que la gastronomía da muchos puestos de trabajo. En el sector trabajan muchos chicos y chicas jóvenes” expresó.
Empleos
“A mí me dio pena que no nos hayan llamado para preguntar como seguíamos y como estábamos. Los gastronómicos generamos empleos. Todos desde diferentes lugares vamos generando puestos de trabajo y la verdad es que me parece que faltó un poco más de acompañamiento” apuntó con su tono de voz sereno.
“Hay muchas historias detrás de esto. En Capital te da lástima ir, muchos comercios que han cerrado, bares, restaurantes. En las ciudades el impacto ha sido muy grande. Hay historia de pérdidas muy importantes. Hay historias de familias que vivían de un quiosco o un bar y que hoy no están más” contó al tiempo que subrayó “creo que lo bueno de vivir en un pueblo chico es que todos nos conocemos y que la gente nos fue preguntando. Nosotros salimos adelante a pelearla día a día. Fue todo un desafío el delivery y los chicos de la cocina hicieron un gran trabajo para que los platos llegaran a los hogares como en el restaurante con las cajas de cartón y a punto. El fin de semana con Lautaro y las nenas fuimos llevando casa por casa la comida con todo. La gente nos paraba por la calle… eso lo sentís, te emociona mucho”, respira profundo en medio la emoción que le genera.
Después relató “son experiencias. Ojalá hubiera hecho un libro del restaurant; son muchas historias. Nosotros trabajamos todos, está en la cultura del trabajo. Uno hace lo que sea por llevar adelante el barco y vivo de esto y voy a hacer lo imposible para sostenerlo. Es una familia grande y nuestras hijas colaboran y todos se fueron sumandos. Los chicos que trabajan y todos fueron haciendo un trabajo y entre todos se hace algo de plata para tratar de seguir adelante en este momento muy difícil”.
En el final dijo “le agradezco a la gente y eso se siente…No tengo palaras de agradecimiento y en esto estamos todos en la misma. En definitiva, a todos ha perjudicado la pandemia, a todos los que trabajamos en lo privado”.