Hay un mito muy grande de que los argentinos que emigran a otros países solo pueden laburar en bares o restaurantes, porque no tienen otra opción. Fausto Silenzi, nicoleño viviendo en Melbourne (Australia) hace cinco años, es barista en “The League of Honest Coffee” y desmintió la creencia popular que abunda entre los argentinos: “Soy barista porque me encanta y acá es un trabajo muy bien remunerado y valorado”, afirmó Silenzi.
De la Redacción de El Norte
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La emigración de argentinos al exterior es constante. Muchos se van a probar suerte, otros a perseguir sus sueños y siempre estaba el mito de que, quienes se iban, solo podían encontrar trabajos en bares o restaurantes porque las ofertas son limitadas. Fausto Silenzi, un nicoleño de 30 años, vive desde el 2017 en Melbourne (Australia) y desmintió esa creencia popular.
Su historia comienza cuando se muda a Rosario para estudiar locución. Debía buscar un trabajo para poder solventar algunos gastos y consiguió un puesto en Starbucks, la reconocida empresa de café a nivel internacional. “Ahí fue donde aprendí a preparar distintos tipos de cafés, pero también a desenvolverme en una empresa, a cubrir las demandas solicitadas, a cómo trabajar rápido y bien”, manifestó Silenzi a EL NORTE.
Empezó a escalar y fue enviado a trabajar a la misma compañía pero en Estados Unidos, donde la pasión por ser barista creció de una manera inigualable. Se recibió de locutor, siguió con su vida y cuando vuelve a la Argentina se da cuenta de que su vida necesitaba un cambio de rumbo.
“Tuve la necesidad de conseguir otro trabajo, era en una oficina y la rutina ya me tenía agobiado. Mis ganas de conocer el mundo se presentaron, pero yo no quería que sea simplemente como un turista más, quería vivir la experiencia de otra manera. Ahí encontré que Australia tenía disponible la visa de “Work and Holiday”, que te permite quedarte en el país y trabajar por un año entero sin necesidad de tener ciudadanía”, contó Silenzi.
“Yo sabía que Australia y más aún la ciudad donde estoy ahora, que es Melbourne, es un lugar fuerte en café. Si bien yo trabajé en cafeterías en Argentina y en Estados Unidos, no se acerca ni un poco a lo que estoy viviendo ahora. Acá el trabajo de barista está muy bien valorado y remunerado porque el australiano ama el café; sería como para nosotros el mate”, continúo Silenzi.
El arte del café
Había mucho por aprender, ya que Melbourne es una de las ciudades con mayores cafeterías per cápita del mundo. “Caminás una cuadra y tenés cafeterías, hacés otra y te topás con otra cafetería. Consumen tanto café que ya el paladar que tienen es muy exquisito, entonces esperan que los estándares de preparación sean muy altos. Ahí me di cuenta de que en realidad no sabía absolutamente nada”, aseguró.
Esa sabiduría que en la Argentina era abundante, en Australia era insuficiente. Tiraba currículums pero no conseguía ser barista allí. “Entendí que estaba delante de un trabajo que es muy importante. Acá tenés filas y filas de gente esperando ser atendidos rápidos y con calidad en los productos solicitados. Como necesitaba trabajar, entré en una casa de repulgues de empanadas”, agregó.
No se quiso quedar con la espina. “Había una cafetera y yo me acercaba para aprender cuando podía. Me mostraron qué granos se usaban dependiendo del pedido, en qué taza se servía, cómo, las temperaturas… Estuve ocho meses en Sidney, me tocó irme a vivir al norte de Australia donde conocí una barista que me enseñó todo. Empecé a trabajar con ella y cuando sentí que ya estaba listo, viajé a Melbourne donde estoy ahora trabajando en la cafetería The League of Honest Coffe”, afirmó Silenzi.
El “fenómeno Starbucks”
Como marcamos anteriormente, la empresa más solicitada en nuestro país y por la que se desviven muchos argentinos está lejos de ser algo confiable para los amantes de café en Australia. De hecho, Fausto Silenzi cuenta que “está dirigido únicamente a los turistas y no tiene el éxito que se ve en otras partes del mundo”.
Sobre el particular, añadió que “hay un dato muy curioso e interesante: cuando Starbucks desembarca en Australia se lanza a abrir muchas sucursales y al poco tiempo tuvieron que cerrar más de la mitad. Porque, justamente, el fenómeno Starbucks nunca fue bien recibido por los australianos”.
También detalló una decisión que debió tomar para poder conseguir trabajo de barista. “Cada vez que yo quería aplicar a algún trabajo evitaba poner que fui parte de esa empresa porque podía ser contraproducente. Australia no utiliza nada que no sea natural, usan poca crema, tazas más chicas; es muy diferente”, manifestó Silenzi.
“Caminás una cuadra y tenés cafeterías, hacés otra y te topás con otra cafetería. Consumen tanto café que ya el paladar que tienen es muy exquisito, entonces esperan que los estándares de preparación sean muy altos”.
Fausto Silenzi