Cesar Ariel Ojeda tiene 42 años, es tornero y soldador. Desde el 23 de abril está varado en la frontera de Brasil y el gobierno no lo deja volver al país. Está desesperado. Extraña a su hijo mayor de 17 años quien quedó al cuidado de su abuela en Villa Domínico. El hombre durmió un mes en su auto en la puerta del consulado argentino en Uruguayana hasta que el lunes pasado estalló de bronca.
“Me llamó otro hombre que también estaba varado con su novia y me dijo ‘veni que voy a romper todo en el consulado’. El tipo estaba muy nervioso porque su mamá está muy enferma en Buenos Aires y no lo dejaban pasar por la frontera. Él se metió con el auto adentro del consulado, colgó su ropa en los árboles e hizo un escándalo tremendo, le quería pegar al cónsul y todo. Me llamó y cuando llegué, le habían ofrecido para quedarse en un hotel unos días. Salió el cónsul Ricardo Di Lelle a la vereda, me preguntó qué necesitaba, le dije ‘¿me estás cargando? Hace un mes que duermo en la puerta del consulado’. Te digo la verdad, quise pegarle al cónsul yo también”, le contó a Infobae.
Más testimonios
“Si no fuera por Juan -otro de los varados- que se interpuso, yo se la ponía al Cónsul porque me sentí boludeado”, agregó. Después de todo el escándalo, logró que la representación diplomática le pagara unos días en el Hostel Solar Dos Tchuccos, pero ayer recibió la noticia de que no lo ayudarán más con el alojamiento por lo que deberá volver a vivir en el auto e ir al baño de la estación de servicio cercana al consulado. En medio de tanta desgracia, mostró su agradecimiento con el Club de Moto Robustus de Uruguayana que le da de comer todas las noches y con Jhonas, el dueño de la Hamburguesería 18, que le dio una changa de limpieza para mantenerse.
César forma parte de un grupo de argentinos que llegó a la frontera en auto luego de que el 31 de marzo el juez de Paso de los Libres, Corrientes, Gustavo Fresneda diera la orden al gobierno de Alberto Fernández para que habilitara el ingreso de más de ochenta argentinos que debieron pasar varias noches en el ómnibus en Uruguayana porque no los dejaban volver al país. En aquel momento, el magistrado obligó a los turistas argentinos que habían ido a Brasil a hacerse un hisopado en el Hospital de Paso de los Libres y a permanecer diez días en la ciudad con el alojamiento a cargo de la gobernación de Corrientes. En aquella oportunidad el magistrado dejó en claro que el dictamen era “excepcional y por única vez”, al tiempo que desestimó el pedido de inconstitucionalidad del decreto presidencial que determinó el cierre de fronteras por la peligrosidad que conlleva en aquel momento el ingreso del virus de Manaos al país.