Según un relevamiento del Centro de Estudios Estadísticos de la UTN, en los últimos tres años 372 comercios que operaban en la zona delimitada por el río y las avenidas Alberdi, Falcón, Morteo debieron bajar definitivamente sus persianas. La pandemia fue un factor determinante. Pero no el único. Entre esas otras dificultades, la más invocada por los propios comerciantes: la fuerte presión impositiva.
De la redacción de El Norte
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Desde antes de la llegada de la pandemia, la situación del comercio en nuestra ciudad no era óptima. Si bien es cierto que el número de cierres de comercios creció en el contexto de emergencia sanitaria y restricciones impuesto en marzo del año pasado, ya entre 2018 y 2019 un total de 162 comercios habían cesado en sus actividades dentro de las cuatro cuadrículas más importantes de nuestra ciudad: el área del macrocentro delimitada hacia el norte por la avenida Alberdi, hacia el sur por Falcón, hacia el oeste por Morteo / Álvarez y por el río hacia el este.
Los datos a los que pudo acceder EL NORTE, dan cuenta de que en el 2018 había 1.947 comercios, pero en el 2019 se contabilizaron 1.785. A raíz de la llegada de la pandemia del Covid-19, en 2020 no pudo realizarse el relevamiento pero sí se hizo en 2021, dando cuenta de un total de 1.575 comercios, 210 menos que el 2019.
En San Nicolás hay un total de 4.373 comercios según datos oficiales provistos por la Municipalidad. Éstos se enmarcan dentro de las 97 cuadrículas totales que tiene nuestra ciudad. Sin embargo, el mayor número de locales, cualquiera sea su rubro, se encuentra dentro de las cuatro cuadrículas mencionadas anteriormente.
Los fenómenos dispares se hacen notar a medida que corre el tiempo. Cuando cierra un local, hay otro que abre, pero no todos los casos son iguales. EL NORTE tomó contacto con algunos comerciantes para conocer la realidad que los atraviesa, ya que las restricciones y el Coronavirus no son los únicos factores que llevan al cierre.
“Yo creo que los cierres de los comercios suelen darse por la cantidad de impuestos que hay que pagar. La suba del dólar también nos afecta; es un conjunto de cuestiones que nos hace difícil sobrellevar cualquier tipo de negocio. Sea el rubro que sea, no es solamente traer productos y vender. La pandemia empeoró eso, pero ya desde hace mucho tiempo que la venimos sufriendo”, contó a este medio Sergio, quien actualmente tiene un comercio de indumentaria dentro de las cuatro cuadrículas del área del macrocentro.
“Donde estoy yo antes había una verdulería, los chicos tuvieron que cerrar porque se les hacía insostenible poder cumplir con los gastos fijos con la poca venta que tenían. Imaginate que te hablo del 2019, hace dos años. No había pandemia, pero difícil fue siempre. Obviamente que es como todo: trabajo duro, cuota de suerte pero cuando sos el sostén de una familia, a veces las decisiones se acotan”, expresó Ezequiel, quien tiene una bicicletería.
La pandemia
No importa el rubro, la actividad o la ubicación, el cierre de comercios es histórico, los motivos son varios y parece que nunca alcanzan las ventas para poder subsistir. Sin ir más lejos, entre el 2020 y el 2021 se acrecentó esa brecha, ya que cerraron muchos comercios aunque también abrieron otros.
Desde la llegada del Coronavirus a nuestra ciudad, caminamos un andar de incertidumbre en cuanto a la situación económica. Con el cierre de un comercio, viene también la caída de empleo, la angustia para las familias que dependían de ese trabajo, un conjunto de malestares que derivan en la tristeza de muchas personas.
La pandemia trajo, debido a la intención de cuidar la salud de todos los argentinos, restricciones que complicaron la actividad económica en su totalidad, sea para esenciales como para no esenciales. Pero los casos más concretos son, justamente, esos comercios que se llamaron no esenciales y tuvieron que sufrir quiebras, despidos y todo lo que ya hemos visto este tiempo.
El ejemplo más cercano es la restricción horario. Luego de meses de inactividad para muchos, abrir fue un rayo de luz al final del túnel. “Poder abrir es algo que necesitábamos todos los comerciantes, pero con las restricciones sigue siendo difícil. No es que nos quejemos, sino que literalmente nos complica llegar a una cifra lo suficientemente importante como para poder comer a fin de mes”, esbozó a éste medio María.
“El problema más grande que teníamos los comerciantes en 2020 y que aún nos cuesta sobrellevar, por lo menos en mi caso, en este año, es el pago de impuestos y tasas municipales. El año pasado no nos dejaban abrir y nos cobraban igual; ahora que podemos trabajar estamos pagando deudas viejas y también nos impide llegar cómodos a fin de mes”, comentó Laureano.
«Liquidación por cierre» se lee en las vidrieras de varios comercios nicoleños. Es común encontrarnos con estas leyendas desde hace añares, aunque se haya profundizado con la pandemia. Los números no mienten, la caída comercial y, por ende, la actividad económica, se han convertido en un problema sin solución.