En diálogo con EL NORTE, el referente de la ONG ambientalista ‘El Paraná NO se toca’ lamentó que las quemas de pastizales en el Delta sigan produciéndose mientras los responsables no son condenados. Y reveló una situación indignante, que da cuenta de la intencionalidad de los incendios. “Después de las quemas comenzaron a aparecer máquinas topadoras. Se hizo una limpieza, así lo llaman los funcionarios a cargo. En realidad, el desmonte de un bosque nativo del humedal”, aseguró Pablo Cantador.
Julieta Clérici
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Una vez más el fuego se encuentra sobre los humedales más vitales del país, arrasando con toda la flora y fauna allí presente. Ante la inoperancia y negligencia de los funcionarios encargados de velar por el bienestar del medio ambiente, los intereses de un grupo menor continúan provocando la destrucción del ecosistema de las islas en el Delta del Paraná.
Durante el fin de semana extra largo volvieron a arder distintos focos frente a San Nicolás, en la zona denominada Vuelta del Caracol (Gualeguay, Entre Ríos). Se estima que son alrededor de 2.500 las hectáreas de humedales bajo el fuego. Aunque el humo proveniente de las islas no llegó a instalarse sobre la ciudad por la dirección del viento. A pesar ello, el enojo, hartazgo e impotencia de los nicoleños es palpable en el día a día.
De hecho el domingo pasado en plena final de la liga nicoleña de fútbol, desde el Estadio se podía observar una enorme nube de humo, y helicópteros que pasaban con bolsas cargadas de agua para apagar los incendios. Los nuevos focos ígneos se habían iniciado durante la mañana.
Similitudes
El referente de la agrupación ‘El Paraná NO se toca’, Pablo Cantador en diálogo con EL NORTE, explicó que una situación similar se produce frente a la localidad de Puerto Gral. San Martín, perteneciente al departamento de San Lorenzo. “Después de las quemas en una zona muy adentro de la isla frente a nuestra ciudad, donde ni siquiera llega la señal de celular, comenzaron a aparecer máquinas topadoras. La gente que vive ahí ya nos había adelantado que algo estaba pasando, y lo terminamos confirmando”.
En ese sentido, Pablo Cantador comentó: “Se hizo una “limpieza”, así lo llaman los funcionarios a cargo, o mejor dicho, un desmonte de un bosque nativo del humedal. Supuestamente para hacer unos corrales. Al tener las máquinas topadoras, limpiaron 40 x 150 metros aproximadamente”.
El fin de semana pasado, inspectores de la delegación se movilizaron hasta el lugar, y pusieron un freno a lo que estaba sucediendo pero “¿hasta cuándo?”, se pregunta el referente de ‘El Paraná NO se toca’.
“Si bien donde se quemó puede crecer verde y pasto, hay montes de especies de árboles como laureles, timbó, curupí que tenían muchos años de existencia y el fuego los arrasó”.
PABLO CANTADOR, referente de la agrupación ‘El Paraná NO se toca’.
Proyecto cajoneado
“Sobre la Ley de Humedales, está más que claro por qué no es sancionada. Las máquinas que están ingresando en esta zona de Puerto Gral. San Martín, son conocidos de uno de los frigoríficos más grandes de Santa Fe. Si bien hay ganadería en las islas, hay personas que producen de una forma sustentable sin alterar el medio ambiente. Pero acá hay intereses por producir de una manera que atenta directamente contra el bienestar del humedal, quieren meter máquinas, y desde ya, la Ley de Humedales pararía todo eso”, explicó Pablo Cantador.
Si bien la quema en zona de humedales e islas se realiza desde antaño, la gravísima magnitud que tomaron en estos últimos 3 años ya tiene consecuencias irreversibles. “Algunos estudios estiman que van a pasar décadas para poder recuperar el gran daño que se hizo. Si bien donde se quemó puede crecer verde y pasto, hay montes de determinadas especies de árboles como laureles, timbó, curupí que tenían muchos años de existencia y el fuego los arrasó. Llevaría muchísimo tiempo la recuperación de toda la flora”. Y agregó: “Si después de todo esto, se ubica allí ganado, todo lo que sean brotes, pastos o pequeños árboles, los animales se los comen y el monte no vuelve”.